La mirilla digital es el pasito hacia el futuro que necesita tu hogar
Poner el ojo en la puerta cuando llaman no es algo “de 2024”.
Puedes cambiar tu vida a base de domótica y gadgets si tienes ganas y dinero suficientes, pero una buena forma de empezar la “digitalización” de tu hogar es con una mirilla digital.
¿Cuántas veces al año encorvas ligeramente tu espalda para acercar tu ojo a la puerta para descubrir quien hay al otro lado? Seguramente suficientes como para empezar a pensar en dejar de hacerlo.
La alternativa a ese pequeño grupo de cristales que son las mirillas es la “mirilla digital”, un accesorio compuesto por una cámara y una pantalla que ahorrará desgaste a tu espalda y te permitirá ir un poco más allá en el control de tu hogar.
Para dar este salto hemos probado una mirilla de la marca EZVIZ, concretamente el modelo HP2, que propone una cámara con una resolución de 1080p y una pantalla de formato 4:3 que, en conjunto, son mejora suficiente para la solución que tengas ahora mismo en el agujero de tu puerta.
Instalación
La instalación es simple. Todo empieza con algo tan simple como desenroscar tu mirilla original para dejar libre el agujero de la puerta (intenta que no se desmonte al retirarla, como ha pasado con la mía). Una vez tenemos libre ese agujero, simplemente medimos el grosor de la puerta para elegir el tornillo adecuado (mídelo, no lo hagas a ojo como he hecho yo o te tocará repetir el proceso, por listo) y planteamos la cámara en el exterior de la puerta metiendo el cable de conexión y los tornillos para fijarla por el agujero.
En la cara interior de la puerta se fija una plaquita a esos tornillos donde colocaremos la pantalla conectándola al cable plano que llega desde la cámara. Nada más. Es así de fácil.
El único problema que he tenido en la instalación es que, a pesar de haber centrado la cámara utilizando la guía que marcaba la pegatina del frontal de la misma, posteriormente he descubierto que la cámara no estaba completamente recta (es decir, la marca de la pegatina no estaba bien indicada) y me ha tocado despegar la cámara y ajustarla poco a poco a ojo hasta enderezarla. Diez minutillos más de faena que olvidas rápidamente cuando el proceso ha terminado.
Una vez instalada, por fuera veremos una cámara dentro de un marco cromado que muy pocos reconocerán como cámara por la pinta de mirilla que tiene. En el interior, tendremos una pantalla con un grosor considerable. No es precisamente una pantalla bonita y es mucho menos discreta que la tapita de la mirilla, pero la comodidad tiene un precio y en este caso la estética recibe un pequeño golpe.
Uso
Utilizar una mirilla digital es casi más simple que utilizar la tradicional. Simplemente tenemos que pulsar un botón en la parte superior de la pantalla y activaremos la cámara unos segundos para ver quien hay al otro lado.
Adicionalmente, si tenemos WiFi y conectamos la mirilla, podremos acceder desde el móvil en cualquier momento para ver qué hay en la puerta de nuestro hogar (solo para ver, no podemos hablar ni escuchar). Ese puntito de paz de espíritu extra para los más controladores que disfrutan viendo desde la cama (o desde el chalet) si pasa algo en el rellano de su escalera.
La pantalla funciona con una batería interna recargable de 2200 mAh. Hay un puerto USB-C en la parte derecha de la pantalla al que podremos conectar un cargador para cargar el conjunto o tendremos que retirar la pantalla para cargarla y volverla a conectar.
La calidad de la imagen es muy buena, sobretodo si tenemos en cuenta que hablamos de una mirilla. El ángulo de visión es muy amplio, en mi caso no hay ningún punto del rellano que quede fuera de campo y la pantalla es nítida y reproduce el color de forma satisfactoria. No es una pantalla en la que quiera ver ‘Avengers Endgame’, pero cumple con creces su función.
La cámara funciona de maravilla siempre y cuando haya luz. Cuando llega la noche, si el rellano queda a oscuras, la imagen será puro negro. Y aquí es donde uno piensa que se ha perdido una oportunidad importante con la falta de un modo de visión nocturna.
Conclusión
Como todo, las mirillas digitales tienen ‘pros’ y ‘contras’. La comodidad de tocar un botón para ver en una pantalla quien hay al otro lado de la puerta viene con un compromiso estético y con el problema que supone que una mirilla funcione con batería.
Pese a que una batería debería dar bastante vida a una pantalla que permanece inactiva la mayor parte del tiempo, hemos detectado que pierde en torno a un 5-6% diario, por lo que es muy posible que tengáis que cargar el conjunto un par de veces al mes. Esto significa, o bien acercar un cargador con cable largo hasta la puerta o desconectar la pantalla de la cámara para acercarla hasta un cargador (con el peligro que supone poner y quitar el cable plano cada vez por riesgo de acabar rompiéndolo). No es un proceso cómodo.
Habrá modelos con más batería, que harán esta carga más llevadera, pero en concreto este HP2 tiene un hándicap importante con los 2200 mAh de batería. En cualquier caso, si queréis tener una pantalla y una cámara en la puerta, el uso de batería/pilas es un compromiso que no vais a poder evitar.
Mas allá de la impertinencia de la batería, no nos queda duda de que una mirilla digital hace la vida más fácil y cómoda.