Tuvalu, el paraíso que se hunde en mitad del Pacífico
Las consecuencias del cambio climático amenazan la supervivencia de este pequeño país de la Polinesia.
En pleno océano Pacífico, un pequeño país insular formado por cinco atolones, ubicado a unos 4.000 kilómetros de Hawai y otros tantos de Australia, es lo más parecido al paraíso. Arrecifes de coral, playas de arena fina y un agua cristalina que, sin embargo, se ha convertido en la principal amenaza para sus escasos 11.000 habitantes.
Tuvalu se hunde: la nación menos poblada del planeta (con la excepción del Vaticano) se está quedando sin tiempo ante el imparable acelerón del cambio climático. Su elevación media sobre el nivel del mar, de apenas dos metros, es su principal problema. En las últimas tres décadas, ese nivel ha aumentado 15 centímetros, una vez y media el promedio mundial. Y va a más.
En las últimas tres décadas, el nivel de mar ha aumentado 15 centímetros
Según los cálculos de la NASA, para 2050 las mareas diarias sumergirán la mitad del atolón principal de Funafuti, donde viven seis de cada diez habitantes de Tuvalu. Allí, las pintorescas y abigarradas aldeas están literalmente cercadas por el océano, en estrechísimas franjas de tierra que en algunos puntos del atolón no superan los 20 metros.
La solución se antoja difícil, pero las autoridades de Tuvalu tratan de ganar tiempo. En Funafuti se están levantando diques y barreras para protegerse contra las mareas. En total, se han construido siete hectáreas de tierra artificial, con la esperanza de que permanezcan por encima de las mareas en las próximas décadas.
Nauru, Maldivas, Kiribati…
Tuvalu no es el único país insular gravemente amenazado por el crecimiento del nivel del mar. Según un estudio del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático de la ONU, otras cuatro naciones –las Maldivas, las Islas Marshall, Nauru y Kiribati– podrían volverse inhabitables en el año 2100. Más allá de la irreparable pérdida, la situación se traduciría en 600.000 personas que se convertirían en apátridas.
La urgencia de la situación ha llevado a los gobiernos de estos pequeños países a unir fuerzas. Entre sus principales demandas, presentadas por una coalición de pequeños países insulares, destaca la obtención de una protección especial que garantice los derechos humanos de los desplazados forzosos, aseguren el apoyo financiero a los esfuerzos de adaptación y establezcan programas que preserven su cultura.