El Everest cada vez es más alto: este es el motivo
Un estudio demuestra que la montaña más alta del planeta sigue creciendo cada año. Te contamos el porqué.
8.848,86 metros. Es la altura oficial del monte Everest, que sirve de frontera entre China y Nepal, y que supera en 250 metros a la segunda montaña del Himalaya, el K2 pakistaní. Un coloso que ha fascinado al ser humano desde el principio de los tiempos y que sigue generando una atracción incomparable.
Pero lo que veían nuestros antepasados no era exactamente lo mismo: el Everest ha ido creciendo con el paso de los milenios. Así lo acaba de demostrar un estudio realizado por el University College de Londres y la Universidad China de Geociencias y que ha publicado la revista científica 'Nature Geoscience'. Los investigadores han puesto incluso cifras a ese crecimiento: en los últimos 89.000 años, el Everest se ha elevado entre 15 y 50 metros. Anualmente, se estima que se eleva hasta 2 milímetros, el doble de lo que se pensaba.
Anualmente, se estima que el Everest se eleva hasta 2 milímetros
El motivo del fenómeno hay que buscarlo en un río cercano, el Arun, que discurre al este del Everest. A lo largo de los siglos, sus aguas han ido poco a poco excavando un desfiladero a lo largo de sus orillas, arrastrando miles de millones de toneladas de tierra y sedimentos.
Toda esa masa de tierra es la que, por así decirlo, está empujando la montaña hacia arriba, en un proceso que recibe el nombre científico de "rebote isostático" que también está afectando a dos gigantes vecinos, el Lhotse y Makalu, cuarto y quinto picos más altos del mundo respectivamente. De hecho, la elevación de este último es incluso ligeramente superior.
Tal y como explica uno de los responsables del estudio, Adam Smith, "a medida que el sistema fluvial cercano se hace más profundo, la pérdida de material está provocando que la montaña brote más hacia arriba".
Una medición compleja
Pese a haber sido desde siempre la montaña más alta de la tierra, fue hace relativamente poco que el ser humano descubrió la altura real del Everest. Hasta principios del siglo XIX se pensaba que el resto de montañas cercanas eran más altas, pues su cumbre parecía ocultarse tras ellas desde la mayoría de perspectivas.
En 1808, un equipo de topógrafos británicos, apoyados por oficiales de la Survey of India (Encuesta Trigonométrica de la India), emprendió la tarea de localizar la montaña más alta del mundo. Pero no fue hasta cuatro décadas después, en 1849, cuando el topógrafo James Nicolson calculó su altura en aproximadamente 9.000 metros, empleando para ello un teodolito que pesaba 500 kilos y requería ser transportado por 12 hombres. La cifra no convenció al topógrafo general de la India, Andrew Scott Waugh, y tres años después, en 1852, el matemático bengalí Radhanath Sikda revisó exhaustivamente los cálculos y cifró la altura del Everest en 8.840.
El nombre que conocemos hoy día vendría después. Tras años debatiendo cómo bautizar al coloso, Waugh propuso llamarla Everest en honor a su predecesor en el cargo de topógrafo general de la India, Sir George Everest. Se da la paradoja de que este último jamás había visto la montaña e incluso era contrario a que se usara su nombre.