León Benavente, consciente del papel que están jugando las mujeres en la música: “Esto era un mundo de tíos solamente”

La banda saca nuevo disco, ‘Sinfonía del caos’, que nos invita a bailar

León Benavente: Eduardo Baos, Abraham Boba, Luis Rodríguez y César Verdú. / Pablo Gallardo Sanchez/Getty Images

En unos tiempos donde si ponemos un informativo nos deprimimos seguro, hacen falta momentos de escape y de poder bailar y eso es lo que nos ofrece León Benavente con su nuevo disco, Sinfonía del caos que nos empezaron a presentar con temas como En el Festín.

Bailar, pero sin dejar de pensar, que sus nuevas canciones nos traen esas reflexiones a las que nos tienen acostumbrados. Letras con fondo que reflejan su momento vital y las críticas a una sociedad que exige y que se desarrolla a un ritmo vertiginoso.

Para este nuevo disco, este cuarteto formado por Abraham Boba, Luis Rodríguez, César Verdú y Eduardo Baos, ha hecho cambios. Por primera vez han recurrido a un productor externo y han abandonado el estudio de Zaragoza de sus anteriores álbumes para grabar en Galicia, en el estudio de Abraham. Hemos tenido la oportunidad de charlar con ellos de lo que trae este nuevo trabajo.

Acabamos 2024 bailando, ¿qué sensaciones os produce a vosotros bailar?

Abraham: Es una cosa instintiva, un poco primitiva. A mí me divierte muchísimo. Yo bailo solo en casa, a veces. Eso supongo que es que te mola bailar. En directo es más bailable. Para nosotros es como una forma de salir del entorno que te rodea, de abstraerte un poco del día a día. Con este disco teníamos claro que tenía que ser más directo que el anterior, Era, que era más oscuro y más denso. Con este disco nos apetecía hacer algo más luminoso y que en directo te invitase a bailar.

Supongo que es reflejo de vuestro momento vital. Bueno, ¿no?

Abraham: Siempre estamos en buen momento.

César: Si es verdad que veníamos de un momento que no fue muy bueno, pero lo pasamos todos, pero en el caso de León Benavente sacamos Vamos a volvernos loco. Sucedió la pandemia y sacamos un disco bastante denso que venía acompañado de esos tiempos tan difíciles. Y ahora sí es un momento más vital. venimos de un aniversario de 10 años y teníamos el pie en la nostalgia de lo anterior y en el futuro que era que estábamos haciendo temas nuevos y nos ilusionaba en ese momento.

Nueva sinfonía sobre el caos… así de primeras suena a contradicción… ¿de dónde salió ese título?

Abraham: Vivimos tiempos totalmente en contradicción. El caos sigue a nuestro alrededor. Música y caos, eso es lo que refleja este disco, y ganas de bailar.

Hay gente que se mueve mejor en el caos, gente que lo lleva peor, ¿vosotros?

César: Yo creo que el caos, al final, en la creación, es algo fundamental, que te hace intentar ordenador las ideas y en la composición de canciones es fundamental. Ordenar la música para hacer un disco, las letras de lo que vas a hablar, lo que vas a transmitir y es bastante terapéutico.

Luis: El caos siempre estuvo ahí. Hay un disco de Paul McCartney que se llama Caos y creación en el jardín de la parte de atrás.

Lo habéis grabado en Galicia, te los has llevado a tu tierra Abraham, ¿eso influye en algo en el resultado?

Luis: Yo creo que sí que influyó, muchísimo.

Abraham: Las canciones son material tan frágil que, en el fondo, donde trabajes con ella se acaba colando en las canciones, es inevitable.

¿Qué tiene de gallego este disco?

Luis: Todo lo que nos hinchamos a comer.

Abraham: Estábamos en el estudio que se vea la ría, estás ahí, pero tampoco es un disco gallego. Pero creo que influye y las cosas suenan de una manera porque se hacen en determinados sitios. Como llevábamos dos discos en el estudio de Edu en Zaragoza, queríamos cambiar de sitio. Y creo que este disco grabado en otro sitio sonaría de otra manera, aunque fueran las mismas canciones.

Por el estudio pasó Iván Ferreiro, ¿no se vio tentado de hacer algo?

Abraham: Somos vecinos y él cuando se aburría por las mañanas venía por allí. Amaro también, que vive por allí. Y justo cuando estábamos acabando La Aventura y acababa de grabar yo las voces y estaba todo terminado, la escuchó y le gustó muchísimo, dijo que tenía algo especial y le dijimos que se cantara algo. Había una frase que se repetía mucho, es una canción bastante coral y dijo que por supuesto. A la segunda grabó la toma nueva en la que se notaba ya que era su voz. Hubo momentos muy bonitos en el disco y este fue uno de ellos.

¿Y algún otro?

Abraham: Cuando vino Cristina, de El columpio asesino, a grabar, también fue bastante heavy la historia y fue muy bonito porque es una de las personas que más queremos de todo este mundo de la música. Vino y estar allí con ella fue una maravilla. Cosas así, gente que venía. Fue curioso porque siempre hemos sido muy herméticos y esta vez nos daba igual que entrase gente, que estuviese la canción a medio hacer y creo que eso también se acaba reflejando.

Luis: Los atardeceres. Me flipa el sitio donde vive. Vas por la mañana y hay una foto, es increíble el mar. Pero es que, a las tres de la tarde, el paisaje cambia, imagínate al atardecer, viendo el sol poniéndose en las Cíes. Y eso en el mismo día. Esa cosa tan sugerente del norte que mola mucho.

Volviendo a las contradicciones, uno piensa que cuando va a bailar deja la mente en blanco y solo disfruta, pero en vuestro caso, conlleva una buena dosis de reflexión, ¿la frivolidad nunca?

Abraham: ¿Cómo que no? Si hay canciones bastante frívolas. Frivolidad en el buen sentido. Tiene que ver con el sentido del humor. Es verdad que las letras no tienden a ser la alegría de la huerta, pero tampoco son derrotistas. La actitud en León Benavente siempre es super vital, en la música y en la energía que desprende. Además, yo no soy especialmente optimista, soy muy vital, pero no especialmente optimista y al final se acaba reflejando la forma de ser en lo que escribes. Obviamente son letras que no son vagas, tienen un trasfondo y tienen mucho para pensar. Pero no son palabras puestas para crear un discurso grandilocuente, ni mucho menos, ni solemne, aunque tenga algo de solemnidad el disco. Creo que tiene muchísimo sentido del humor.

También el sonido mantiene esa doble vertiente de mantener el sonido de una banda con sus instrumentos orgánicos, pero dejando hueco para la tecnología y la electrónica, ¿de dónde viene?

César: Desde el tercer disco, Vamos a volvernos locos, empezamos a introducir bastante maquinaria y aparatos electrónicos. Es cierto que, para el disco, es la primera vez que hemos contado con un productor que es Martí Perarnau IV que viene de una escuela, aparte del rock, ha profundizado bastante en la electrónica. Creíamos que era una pieza fundamental para estas canciones. Nunca habíamos contado con un productor porque nos daba bastante pereza y nosotros nos auto gestionamos y auto producíamos todos los discos anteriores. Para este ha sido todo un acierto porque fue toda la grabación bastante llevadera, fue super fácil. Fue un ambiente de trabajo muy guay y él es el que ha acercado las canciones a ese punto más electrónico y sofisticado.

Él venía de hacer Puta de Zahara que convirtió su gira en una rave constante, ¿así va a ser la vuestra?

Abraham: Somos una banda de rock, al final, solo que rock sofisticado. Los conciertos de León Benavente no son ni conciertos de rock, ni raves, ni conciertos de electrónica, es una batidora de estilos con un hilo conductor claro. La gente que nos ve en directo, siempre nos dice que mola más que el disco. Somos muy de directo. No hemos empezado a preparar la gira nueva, pero tenemos ganas de ponernos porque creo que van a ser conciertos de bailar y pensar.

Es incompatible eso de bailar y pensar…

Abraham: Odio recurrir a las frases de las canciones, pero hay una en el disco que es “moviendo el cuerpo pensando en nada”.

Decías que habéis metido a Martí Perarnau IV en la ecuación, ¿se lo habéis puesto fácil vosotros que estáis acostumbrados a hacer las cosas a vuestra manera?

Luis: Era lo que buscábamos, no solo imponer nuestro criterio sino buscar una visión un poco más externa y que aportase riqueza. Él nos lo puso fácil y nosotros a él. No sé si contarte una anécdota. Conoce muy bien a la banda desde que empezó y tenemos una relación muy cercana y eso hace que trabajar sea muy guay. Tenemos horarios muy espartanos y después de comer dormíamos la siesta. Él estaba ahí rematando cosas de por la mañana y nosotros estábamos en la siesta del león. Había un ambiente muy guay y muy emocionante. Nosotros nos quedamos en una casa que no era la de Abraham y luego nos quedábamos por la noche hablando de lo que íbamos a hacer, una cosa muy ilusionante. A mi jodió cuando se acabó la grabación, normalmente tienes ganas de acabar, pero esto fue tan bien todo, que quiero pensar que eso se cuele en el disco, esa sensación buena que tuvimos en la grabación.

Yo leía textos que ha publicado sobre vosotros en redes sociales y a veces me daba la sensación de que más que productor es fan del grupo.

Abraham: Recuerdo el día que se lo propusimos nos dijo, no os lo vais a creer, pero yo he soñado esto, yo ya sabía que esto iba a pasar. Siempre había una idea en la cabeza de hacer algo juntos y al principio pensamos hacer el disco con varios productores, pero cuando empezamos a hacer el disco con él, dijimos, vamos a hacerlo todo así. Cada productor en cada proyecto trabaja varias cosas según lo que le haga falta al grupo. En nuestro caso, como tenemos las ideas bastante claras, venía a aportar todo externo, fue un acierto total, pero también los productores ejercen mucho de psicólogos y eso en una banda de cuatro tipos de 50 tacos que llevan haciendo sus propios discos y produciéndolos desde hace más de diez años y llevan mucho tiempo en la música, que se conocen perfectamente, es una movida. Tuvo mucha psicología a la hora de tratarnos en el estudio y eso es fundamental. Es una labor de producción que a lo mejor no se escucha tanto en el disco, pero a nivel humano es casi tan importante como la música.

Luis: Yo lo borraría todo y lo volvería a hacer de lo bien que lo pasamos.

En esa dualidad de conceptos tenemos En el Festín que contrapone el hedonismo de una fiesta donde priman las apariencias y la realidad que hay fuera. A día de hoy, ¿dónde os posicionáis mejor?

Luis: Depende de la hora.

Abraham: A partir de las 6 de la tarde en la fiesta, antes en casa… Depende del día. Si no viviésemos ese tipo de experiencias no saldrían canciones como esas. Quizás sea de las canciones más descriptivas de León Benavente y de las que menos hable de nosotros. Por eso salimos al final del vídeo con la cabeza cortada encima de la bandeja.

León Benavente - EN EL FESTÍN (videoclip oficial)

El ángel exterminador de Buñuel, Hayao Miyazaki o David Lynch son referencias de este tema tan cinematográfico… ¿de dónde salieron?

César: En este disco sucedió algo importante y es que decidimos auto gestionarnos. Teníamos un contrato con Warner, con el disco de Era, y decidimos auto gestionarnos. Contamos con todo el equipo de Gozz Records que es el sello de Zahara, de Guille, de Bea, para que hiciesen todo el envoltorio y presentación del disco y pensaron en Abel que hizo el vídeo y tuvo total libertad de crear ese mundo imaginario y ya nos contó que le gustaban mucho esas referencias.

Es un disco rápido, como los tiempos en los que vivimos, ¿vuestra manera de decir que os estáis adaptando?

Abraham: En cierto modo sí. Somos gente que está atenta a la música que se hace hoy en día. En el fondo ese formato de canción de tres y minuto y medio no corresponde tanto a esto de que el tiempo de atención es más corto, sino que en este disco tiene más que ver con hacer estructuras clásicas de estrofa, estribillo, puente… el otro día decía Sting que decía que los puentes habían desaparecido de la música. Y que el puente había salvado el mundo porque decía que desarrollas una narración en una canción y en el puente llega el momento de esperanza, se abre un poco y es lo que salva al mundo. Y hay de eso en el disco. Queríamos hacer un disco rápido, más parecido al primer disco que hicimos.

Luis: Hoy en día, tres minutos ya es rock progresivo.

Bueno, que luego nos sale Arde Bogotá con un tema de 8:04.

Luis: Nosotros ya hicimos eso hace años.

Abraham: Nos caen muy bien, pero quiero ver cuánto de lo que viene de Arde Bogotá tiene esa duración. Me temo que no va a ser tanta.

Disco, gira, empieza la rueda, ¿forma parte de las rutinas que al final hay que aceptar en la vida?

César: Al final, como banda, y más ahora que nos estamos auto produciendo, necesitamos tocar para pagar el disco, para pagar nuestro día a día. No podemos tomarnos un descanso. Se lo pueden tomar algunos que se lo pueden permitir porque han hecho dinero, pero nosotros es una constante y es nuestro oficio y es lo que más nos gusta. Hacer discos está guay, pero lo que nos gustan son las experiencias que nos dan las giras. Son importantes las giras y sobre todo las de salas que son las que hacemos al principio cuando sacamos un disco. Con este disco queremos salir más y hacer México, Chile, tenemos planificado para ir a Colombia, nos espera una nueva aventura y eso requiere movimiento. Quizás por la edad que tenemos, hay cierta urgencia de hacer las cosas cuanto antes.

Luis: Aunque parezca disco gira y que lo hemos hecho muchas veces, se dilata en el tiempo. No es algo que asumamos como algo rutinario porque cada disco y cada gira es una historia. Llevamos haciendo canciones diez años y nunca es igual, no llega a ser algo robótico o repetitivo. Es algo increíble, una aventura.

Vosotros habéis sido siempre un grupo de festivales y lleváis años en esto. Se han ido multiplicando exponencialmente en los últimos años, ¿habéis notado mucho el cambio?

César: Ahora mismo lo vivimos como que están interviniendo demasiado a la hora de gestionar los calendarios de las bandas, en el sentido que cuando te pones a montar tu gira de salas te empiezan a decir que, si tocas en cierta ciudad en febrero, en su festival no vas a ir porque ya lo dejan para el año que viene. Se están pidiendo unas exclusividades no pagadas que creo que están afectando mucho al tejido fundamental de la cultura de este país que, al final, son las salas de conciertos que es donde empiezan los grupos pequeños que no empiezan en festivales.

Luis: Importante lo de no pagadas. De acuerdo, quieres exclusividad, págala.

Abraham: Hay festivales y festivales. También hay mil y pico partidos de fútbol y nadie se queja de que hay demasiado fútbol. Hay muchos festivales, pero los hay buenos y los hay malo. Cómo se esté utilizando el dinero y quién se esté lucrando, toda esa parte del bussines, será más o menos criticable, pero a nosotros que nos gusta hacer salas, necesitamos tocar en festivales, porque este país es pequeño. No da para hacer un buen espectáculo, pagar a tu crew como es debido. Si haces salas, difícilmente.

Esto de la música va por épocas y ciclos, ¿en cuál creéis que estamos ahora?

César: Muy diferente al de antes de la pandemia. Se ha notado un movimiento generacional. En la mujer sí que se ha notado eso que faltaba, ese hueco que faltaba por cubrir, que todavía queda mucho por hacer, pero a nivel generacional creo que vienen muy fuertes y era necesario porque al final esto era un mundo de tíos solamente en el que solo se prestaba atención a proyectos de hombres. Era super necesario lo que está sucediendo. Y a nivel generacional, lo que está sucediendo con gente como Ralphie Choo, Rusowsky, estas generaciones que están arriesgando y haciendo cosas que, a lo mejor, otras generaciones no lo entienden, yo creo que son visionarios de las nuevas tendencias. A nosotros mismos nos influyen porque nos descubren otra forma de hacer la música no tan etiquetada, mucho más variada y son los tiempos que están corriendo. Las mujeres son las que están llenando, son cabeza de cartel: Taylor Swift, Karol G o Rosalía, Dua Lipa… hay una cantidad que chicas, algo está pasando, ya era hora. Creo que nosotros tenemos que retirarnos un poco y dejar paso a lo que está sucediendo.

Para acabar y yendo a lo anecdótico, letra rosa para la portada, ¿estética o intención?

Abraham: Estética, contraste. Estábamos buscando una imagen. El primer disco es una foto, pero tratada. Buscábamos una foto y vimos varias, pero vimos que las canciones tienen tanto contenido que es como los videoclips, que hacer como más referencias visuales a todo lo que se está diciendo es demasiada información. Al final se ha quedado en un criterio de colores, la estética que va a marcar este disco tiene que ver más con los colores que con las imágenes en sí, que está guay en sí.

Cristina Zavala

Periodista enamorada de todo el entretenimiento....