Britney Spears y Kevin Federline: la relación tóxica que casi destruyó a la Princesa del Pop
Se cumplen veinte años de la boda de la cantante y el bailarín
Aunque la escenificaron el 18 de septiembre de 2004, la boda de Britney Spears y Kevin Federline fue registrada oficialmente con fecha de 6 de octubre de ese año. Así consta, de hecho, en los papeles del divorcio, que la cantante presentó en noviembre de 2006. Sí, solo duró dos años su unión marital, y aunque parezca breve, a Britney pudo hacérsele muy largo, pues lo que empezó siendo un enamoramiento apasionado y vertiginoso derivó enseguida en una relación tóxica que, a su vez, afectó la salud mental de la Princesa del Pop, quien después dio muestras de preocupantes comportamientos erráticos.
Britney y Kevin se habían conocido en julio de 2004 en una discoteca de Hollywood llamada Joseph’s. A ella, que tenía entonces 22 años, no hace falta presentarla; de Kevin diremos que era, a sus 26, un bailarín de cierto prestigio que había trabajado con Michael Jackson, Justin Timberlake, Destiny’s Child y Pink, entre otros. Había aparecido en algunos vídeos musicales y ejercido de figurante en alguna película. La estrella de la pareja era, por tanto, Britney, mientras que Kevin adoptó el papel de príncipe consorte. Dos meses después de conocerse, decidieron casarse.
Curiosamente, fue la segunda boda de Britney aquel 2004: en enero se había casado con su amigo de la infancia Jason Allen Alexander; su matrimonio fue anulado 55 horas después de haberse celebrado cuando un juez determinó que Britney había dado el “sí, quiero” en un estado en el que no era responsable de sus actos.
No atravesaba su mejor momento la cantante, quien poco antes había cancelado la gira del disco In the zone tras lesionarse la rodilla izquierda, lo que la obligó a pasar por el quirófano. Había abierto un restaurante en Nueva York (Nyla), del que se desligó cinco meses tras la inauguración. En el terreno sentimental, se la había relacionado con Wade Robson (coreógrafo de Justin Timberlake) y Fred Durst, cantante del grupo de rock Limp Bizkit, antes de que la imagen de beso con Madonna en una entrega de los premios de la MTV diera la vuelta al mundo. Cuando empezó a salir con Federline, la exnovia de este estaba embarazada (ya habían tenido antes una niña), hecho en el que la prensa del corazón halló sabrosa carnaza. El foco estaba sobre Britney, pero no por su música.
Al principio parecía que todo iba bien en la nueva pareja, hasta el punto de que accedieron a protagonizar el reality Britney and Kevin: Chaotic para la cadena UPN, en mayo de 2005. Ella explicó que, frente a las habladurías, quería mostrar su vida tal como era. Por esas fechas declaró que abandonaba unos meses su carrera para formar una familia. Y rápidamente la formó: el 14 de septiembre de 2005, nació el primer hijo de ambos, Sean Preston. Casi justo un año después, el 12 de septiembre de 2006, vino al mundo el segundo, Jayden James.
Cuando Britney se rapó la cabeza
Para entonces el matrimonio daba sus últimos coletazos. En noviembre de ese año, cuando Jayden tenía dos meses, Britney presentó la demanda de divorcio alegando diferencias irreconciliables. Al principio llegaron a una acuerdo por la custodia de los niños, pero Federline apretó: dijo que la pensión que Britney le pasaba para el cuidado de los pequeños era insuficiente. Mientras tanto, Britney comenzó a desvariar: en febrero de 2007 se rapó la cabeza, dando lugar a una de las escenas más delirantes de la cultura pop de este siglo. Días después ingresó por voluntad propia en un centro de rehabilitación.
En enero de 2008, y como la cantante se saltó el régimen de custodia de los niños, la policía fue a su casa y la encontró en un estado lamentable. Fue hospitalizada, sus derechos de custodia le fueron retirados y un tribunal puso a Britney bajo la tutela de su padre Jamie Spears, otorgándole total control sobre sus bienes. El asunto de la tutela paterna se prolongó hasta 2021, generó no pocos enredos judiciales e inspiró el movimiento #FreeBritney. Finalmente, en junio de 2022, Britney se casó con Sam Asghari, su novio de los últimos años (su primer marido, Jason Alexander, trató de irrumpir en la boda cuchillo en mano y fue arrestado; se dictó contra él orden de alejamiento de tres años).
Si algo bueno ha quedado de este drama son, desde luego, los hijos —que tienen ya 19 y 18 años— y, también, los discos que Britney ha lanzado durante el largo proceso. En especial, Blackout, de 2007, que sin ser el más vendido de la estrella, recibió excelentes críticas. La relación fallida y todo lo que la rodeó marcó la creación de este álbum, en especial del tema Piece of me, cuya letra (“No importa si entro en escena o me escapo a Filipinas, todavía van a poner fotos de mi trasero en la revista. Quieres un pedazo de mí. Soy la señorita mal karma mediático”) puede tomarse como una respuesta de Spears al severo escrutinio al que se vio sometida por la prensa sensacionalista.
Miguel Ángel Bargueño
Es periodista y escritor: ha publicado varios...