15 años sin Stephen Gately, la voz dulce de Boyzone

A principios de octubre de 2009, Stephen Gately, componente de Boyzone, y tras comparecer el día 5 con sus compañeros de grupo en una entrega de premios de televisión en Londres, marcha a pasar unos días de descanso con su pareja, Andy Cowles, a Palma de Mallorca, donde poseen un apartamento de un millón de libras. El viernes 9, Stephen y Andy salen a cenar al cercano puerto de Andratx, y deciden seguir la noche en un club llamado The Black Cat. Allí conocen a un chico búlgaro, Georgi Dochev, y a las cuatro y media de la mañana le invitan a ir con ellos al apartamento. Horas después, a mediodía del sábado 10, Georgi se levanta de la cama que comparte con Andy y encuentra al cantante tendido en el sofá del salón, sin vida.

El fallecimiento de Gately llevó a algunos medios, exacerbados de homofobia, a publicar historias delirantes. Como si el hecho de que Gately fuera gay, hubiera salido una noche de fiesta y tuviera una relación abierta con su pareja fueran ingredientes suficientes para llevarlo a la muerte. El Daily Express afirmó que Gately se había dado un atracón de alcohol de ocho horas. No se descartaba el uso de drogas. Y ¿qué papel había desempeñado en el suceso el misterioso joven búlgaro? En diciembre, el informe forense definitivo, realizado por el Instituto Nacional de Toxicología de Barcelona, concluyó que la causa de la muerte había sido un problema coronario no diagnosticado, provocado por ateromatosis, un engrosamiento de las arterias, descartando el alcohol o las drogas como factores determinantes.

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Stephen Gately, que tenía solo 33 años cuando falleció, era, por así decirlo, el segundo de a bordo de Boyzone, contrapunto perfecto del líder, Ronan Keating. El quinteto lo había fundado en 1993 el mánager Louis Walsh, con la idea de crear unos Take That irlandeses (el propio Walsh es irlandés). Corrían buenos tiempos para las bandas de chicos, y el primer disco de Boyzone, Said and done (1995), llegó en el momento propicio. Lideró la lista de ventas británica, lo mismo que sus dos siguientes trabajos: A different beat (1996) y Where we belong (1998). Seis de sus singles fueron número uno, entre ellos A different beat, All that I need y la preciosa balada No matter what, en la que Gately eclipsaba a Keating con su dulce voz. Este tema pertenecía al musical Whistle down the wind, y la letra, que enviaba el mensaje de: “No importa lo que digan”, podía interpretarse como una defensa de Gately del amor homosexual.

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La declaración que le hizo más libre

En junio de 1999, Gately difundió un comunicado en el que declaraba su orientación sexual: “Este es el día más importante de mi vida. A partir de hoy tendré la libertad de ser yo mismo”. Un gesto valiente, pues la industria y muchos fans presuponen a los componentes de las boy bands galanes hetero que despiertan fantasías en las adolescentes (en esos días otros lo ocultaban, temiendo que perjudicara su carrera; afortunadamente, la situación se ha normalizado). Por entonces, el cantante salía con Eloy de Jong, exmiembro del grupo Caught in the Act. Boyzone estaba en la cresta de la ola: acababan de publicar el recopilatorio By request (del que se vendieron 4 millones de copias en todo el mundo) y de mayo a julio recorrieron de gira Europa para delirio de sus seguidores.

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Como suele ocurrir, la industria discográfica pensó que era hora de lanzar a Ronan Keating en solitario. El single When you say nothing at all, para la banda sonora de Notting Hill, fue su inmejorable tarjeta de presentación, ese mismo 1999. A comienzos del año siguiente, Boyzone se disolvió…, aunque también como es usual, poco después aceptaron una oferta de juntarse para salir de gira, en 2008, de la que se vendieron 200.000 entradas en tres horas.

Se planteó volver al estudio, pero la muerte de Gately acaeció antes de que la idea se pusiera en práctica. Boyzone, ya como cuarteto, reapareció discográficamente en 2010 con un álbum cuyo título rendía homenaje a su excompañero fallecido: Brother. Y también fue número uno de ventas en Reino Unido. Resulta inevitable preguntarse qué habría sido de la trayectoria de Gately si siguiera entre nosotros; lo que no puede dudarse es que se perdieron una voz hermosísima y un ser humano entrañable y con coraje.