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Dragon Ball Daima convence con un repaso nostálgico y animación de primera
La nueva serie es continuación directa de Dragon Ball Z y se olvida de GT y de Super.
Ha tenido que fallecer Akira Toriyama para que su más valiosa creación reciba el tratamiento que merece. Tras dos series muy divisivas como fueron Dragon Ball GT y Dragon Ball Super, llega el borrón y cuenta nueva que necesitaba la serie y parece que esta vez arranca con todo en orden: buenas ideas y una animación de primera.
Hablamos de series divisivas porque no todo el mundo tiene cariño a GT y a Super. En mi caso, disfruté mucho de GT, quizás porque me pilló todavía jovencito y con ganas de continuar de la mano de Goku, pero nadie puede negar (guste más o menos la dirección que tomara) que, por lo menos, mantuvo la calidad y el saber hacer del dibujo y los diseños de Z. Otro cantar ha sido Super, una serie que no ha terminado de encontrar una forma válida de expresión artística y ha plagado los episodios de garabatos que hasta han tenido que ser redibujados para las ediciones de venta al público y de escenarios vacíos para poder obviar la continuidad en las secuencias. Como todo Dragon Ball, Super tiene sus fans, pero tiene un potente aroma a ‘dinero fácil’ muy difícil de ignorar.
Por fin, en octubre de 2024 y habiendo ya dicho adiós a Toriyama, se estrena una tercera serie ‘post-Z’ y, al parecer, la primera que se considerará ‘canon’ en el imaginario del mangaka. Esto quiere decir que, por mucho que te gusten GT y Super, “nunca han ocurrido”.
Para dejar las cosas claras a los fans, Dragon Ball Daima (Demonio, en japonés) arranca con dos nuevos personajes recapitulando lo ocurrido en la saga de Bu de Dragon Ball Z desde el reino de los demonios. Entre estos personajes encontramos al hermano de Kaioh Shin y al que será sucesor de Dabura (el rey demonio que servía a Babidi en esa saga de Bu) que, sorprendido por la muerte de Bu a manos de Goku y compañía, pone en marcha un plan para diezmar el poder de los ‘guerreros Z’, habiéndose proclamado ya ‘Rey Demonio’.
Por supuesto, la mejor forma de llevar a cabo este plan es pidiendo el deseo al dragón y, para ello, se hará con las bolas del planeta tierra. Y ya tenemos serie. Como véis, hay una conexión directa con Dragon Ball Z, que obvia por completo lo ocurrido o cualquier personaje aparecido en Dragon Ball GT y Super, aunque sí toma nota del arranque de Dragon Ball GT, en el que Pilaf también convertía a Goku en niño para ‘quitárselo de en medio’.
Este primer episodio de Daima vale como repaso pero también como homenaje a Dragon Ball Z y hace algo que no suele verse muy a menudo, redibujar todo lo que ilustra de la antigua serie con su propio estilo de dibujo y animación. Afortunadamente, el equipo que hay detrás de Daima es excelente y parece haberse acordado una cifra de dinero suficiente para que pongan toda la carne en el asador. No hay un solo frame en el episodio que pudiera pedir ser ‘reconsiderado’ como ocurriera en Super y, sin embargo, hay muchas secuencias en el capítulo (de acción y de humor) que son verdaderas joyas de la animación japonesa.
Dragon Ball Daima convence y emociona y lo hace con nostalgia y con la mejor animación. Seguiremos de cerca los pasos de Goku semana a semana y esperamos que el viaje dure mucho, mucho tiempo.
Podéis ver Dragon Ball Daima en Crunchyroll y en Netflix a partir del 18 de Octubre.