Día Mundial de la Alimentación: ¿Qué es la soberanía alimentaria?

Desde 1981, e 16 de octubre se celebra una fecha que tiene como objetivo concienciar sobre el hambre en el mundo y defender la soberanía alimentaria. Te contamos en qué consiste y por qué es esencial. 

La soberanía alimentaria aboga por un modelo agroalimentario socialmente justo y sostenible. / Peter Dazeley

El hambre sigue siendo un problema acuciante. A pesar de que el planeta tiene capacidad de sobra para producir alimentos para todos los que habitamos en él, un insoportable número de personas sufren desnutrición. Según el Informe Mundial sobre Crisis Alimentarias, más del 20% de la población en 59 países padeció hambre aguda en 2023. Y aunque se ha producido una ligera mejoría (un 1,2%) frente al año anterior, el problema ha empeorado dramáticamente desde la crisis derivada de la pandemia de COVID 19.

Más del 20% de la población en 59 países padeció hambre aguda en 2023

La situación viene de lejos. En 1980, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) proclamó el 16 de octubre como el Día Mundial de la Alimentación. Un año después se celebraba por primera vez, coincidiendo con la fecha en la que fue constituida la propia FAO, y con el objetivo de recordar que la alimentación adecuada es un derecho recogido por la Declaración Universal de Derechos Humanos.

El hambre sigue siendo un grave problema en muchos lugares del mundo.

El hambre sigue siendo un grave problema en muchos lugares del mundo. / Guido Dingemans, De Eindredactie

De cara a atajar este problema, los expertos hacen hincapié en la importancia de la soberanía alimentaria. Un concepto que ha ido cobrando una creciente relevancia en un mundo cada vez más globalizado, y que hace referencia al derecho de los pueblos a definir sus propias políticas y estrategias sostenibles de producción, distribución y consumo de alimentos. Todo, poniendo el foco en la pequeña y mediana producción y no en el agroextractivismo.

"Una agricultura sin agricultores"

La soberanía alimentaria es, precisamente, el núcleo central del encuentro anual Nos Plantamos, que desde este jueves 17 y hasta el próximo domingo 20 de octubre tiene lugar en la localidad de Allariz, en Ourense. Allí, más de 200 personas se darán cita para construir una agenda que impulse y apoye modelos de agricultura, ganadería y consumo agroecológicos.

Según los impulsores del encuentro, el objetivo pasa por garantizar "el derecho a acceder a alimentos sanos, producidos de forma justa y sostenible". Un reto urgente en un momento en el que no para de descender el número de personas dedicadas a la agricultura y ganadería familiares al tiempo que, paradójicamente, aumenta la superficie de las explotaciones de gran tamaño.

"El problema de los productores no son las leyes ambientales"

En España existe, para los participantes de Nos Plantamos, "una agricultura sin agricultores, liderada por quienes más tienen, por los acuerdos de libre comercio, y por políticas a medida de la agroindustria". En este contexto de industrialización agraria, denuncian, "los discursos político-sociales de la extrema derecha se están apropiando de los problemas del campo". Por eso, insisten: "El problema de los productores no son las leyes ambientales ni las restricciones al uso de fitosanitarios, ni que las instituciones digan que hay que comer menos carne. Tampoco lo es el ecologismo ni el animalismo ni el antipatriotismo, ni la Agenda 2030. El problema del campo viene de la especulación agroindustrial, del negacionismo climático y de quienes dominan a su antojo lo que se produce, distribuye, vende y consume, llámese Mercadona, Danone, Lactalis, El Pozo, BASF, Bayer y tantos otros nombres".

Por todo ello, los impulsores de Nos Plantamos han elaborado un manifiesto en el que recuerdan que "es la agricultura familiar y social basada en la agroecología la que da cohesión social y vida a las zonas rurales, la que cuida de la biodiversidad agraria que produce alimentos sanos y sostenibles, y la que se desarrolla bajo un modelo agroalimentario socialmente justo y sostenible, con perspectiva feminista y asentado en bases de economía social y solidaria. Sobre ese modelo de producción y consumo debe centrarse el desarrollo de sistemas alimentarios, para que realmente sean sostenibles y resilientes ante la crisis ecosocial, climática y de biodiversidad que sí está causando los verdaderos problemas del campo", concluyen.