Los surfistas se organizan contra los microplásticos

Los aficionados a este deporte de Catalunya, País Vasco y Baleares han decidido hacer su parte para luchar contra este tipo de contaminación.

Los aficionados al surf han decidido actuar contra los microplásticos. / Stanislaw Pytel

Ocurrió a finales de 2023. El buque Toconao, con bandera de Liberia, derramó frente a las costas de Galicia un contenedor que cargaba millones de pélets de plástico. La contaminación por aquellos microplásticos se extendió por las playas de toda la costa cantábrica, y no tardó en llegar a los medios de comunicación. Por un momento, hubo temor a que se produjera un nuevo Prestige.

Hay playas afectadas en todo el litoral cantábrico, pero también en Catalunya y Baleares

Aunque finalmente no fue para tanto, la contaminación por microplásticos en el Cantábrico se convirtió en un reto medioambiental de primer nivel. Y de paso, contribuyó a poner el foco en un problema que no se limita únicamente a las comunidades autónomas del norte del país. En Cataluña, a lo largo de los últimos años se han detectado infinidad de estas pequeñas partículas en las costas de Tarragona. Incluso se sabe que han llegado hasta las Islas Baleares.

Los pélets de plástico inundan las playas.

Los pélets de plástico inundan las playas. / Bloomberg Creative

Aunque la solución definitiva pasa por un compromiso de las administraciones y por señalar a las empresas responsables, la acción ciudadana también es clave para proteger los ecosistemas. Y ya hay quien lo tiene muy en cuenta. Tal y como cuenta eldiario.es, los surfistas de Catalunya, País Vasco y Baleares han unido fuerzas para crear Surfing for Science, un proyecto de ciencia ciudadana pionero en el mundo que retira estos residuos y recaba información relevante sobre ellos para ayudar a la comunidad científica.

La iniciativa ha ido atrayendo a otros miembros de una comunidad muy comprometida con la protección del medio ambiente, especialmente el marino, que conocen a la perfección y cuyos problemas sufren en primera persona cada vez que se suben a la tabla para coger olas.

Una red como arma

La recogida se realiza cada 15 días, y tiene lugar cerca de la orilla, donde los flujos de plástico son mayores. Los voluntarios del proyecto se lanzan al agua con una pequeña embarcación sin motor que incorpora una red, diseñada y confeccionada para el proyecto, que va arrastrando y embolsando estas diminutas partículas. Más allá de los pequeños pélets, los integrantes del proyecto han encontrado otros residuos como restos de césped artificial , cuyo material tiende a descomponerse en microplásticos.

Muchos negocios locales han empezado a apoyar la iniciativa

El ejemplo ha ido cundiendo. Muchos negocios locales han empezado a apoyar la iniciativa al donar recursos o incluso organizando sus propios eventos para limpiar playas cercanas. Cada vez más ciudadanos anónimos se unen a la causa y deciden poner su granito de arena para hacer de las costas un lugar más limpio.