Vega lanza disco en formato físico con una tinta que reacciona al fuego, difícil de conseguir: Esta es su historia

Ignis, palabra latina que se refiere al fuego es el título del nuevo disco de Vega que sale a la calle este mismo viernes 25 de octubre sin haber lanzado ningún single previo. Son cosas de esta cantante independiente que está acostumbrada a nadar contracorriente y no ceder ante las tendencias.

Defiende el formato físico del álbum, el que tiene un concepto que respaldar y el suyo lo tiene. Cierra el círculo de los elementos. Ya publicó su disco de tierra, de agua y de aire y le toca el turno al disco de fuego.

Y ha llevado lo del elemento a lo literal. El disco llega con unas cerillas con el nombre de cada canción. Y es que la portada es totalmente negra hasta que acercas la llama y se va desvelando lo que hay debajo que no es otra cosa que ella, la mujer de fuego, la que se ha levantado de su último incendio, el que no le permitía coger una guitarra para seguir haciendo música.

Lo superó y ha renacido y ha querido llevar esa idea a su disco de la manera más explícita. Y no ha sido fácil porque la tinta necesaria para crear la experiencia del fuego con su portada no ha sido fácil de conseguir. “Hemos tenido parte de la producción parada con el sufrimiento de, la preventa está lanzada, como no llegue la tinta me va a dar algo porque yo soy la responsable de todo. Hablaba con la embajada en inglés, ¿podéis liberar mi pigmento? Hemos tenido que formular la tinta aquí porque la que hay es reversible”, cuenta.

Una tinta con historia

La que ella ha utilizado tiene una historia: “Esta tinta se utilizaba en productos alimenticios para preservar o dar fe de que no se había roto la cadena de frío. Son tintas termo reactivas, le das una temperatura de consigna y le dices que no puede subir la temperatura por encima de tres grados porque es un producto refrigerado, si sube, desaparece y al que le llegaba se daba cuenta de que el producto había roto la cadena de frío”.

Pero no funcionaba todo lo bien que se esperaba para ese cometido. “Son tintas tan sensibles que con pasar el producto de la furgoneta al supermercado y subía dos grados desaparecía y se devolvía mogollón de comida que estaba en perfecto estado y entonces prohibieron su uso y con eso, fuera de Europa. No está prohibida, está prohibido su uso en alimentación, pero como el único uso que le habían dado era ese, dejaron de fabricarla aquí y dejó de haber proveedores y se dejó de formular. Hemos hecho la investigación de buscar el pigmento y poder formular”, relata.

No le valía la tinta que podía conseguir en nuestro país porque se revierte. “La carátula la pones negra, le das, pero cuando retiras la llama, vuelve a ponerse negro. Ya bastante me cuesta que me miren la cara y que me reconozcan con el paso de los años como para poner un disco negro y que pasen la llama y me vean un ojo y vuelva a ponerse oscuro. Esto no me sirve. Tiene que ser que lo incendie y aparezca eso que yo quiero que aparezca, alguien en calma, que ha pasado esos incendios y sigue estando aquí, no que se esconde y vuelve a estar debajo. Al final lo conseguimos. Es un reto”, asegura orgullosa de su logro.

La fabricaron en Japón y tuvo que hablar con la embajada para lograr lo que quería. Quién sabe si ahora que ha logrado formularla en España se empiece a fabricar de nuevo para nuevos usos.

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