Especial
¿Qué es el Acuerdo de París?
A menudo, cuando se habla de cambio climático, sale a colación un pacto histórico cuyos detalles son desconocidos para muchos. Te los contamos.
París. La llamada “ciudad de la luz” es una de las más bonitas del mundo para muchos y el destino de millones de turistas cada año. Pero desde hace años, su nombre también se pone encima de la mesa cuando se habla de cambio climático. ¿El motivo? El histórico acuerdo que se alcanzó allí hace nueve años.
Pero no todo el mundo conoce exactamente en qué consistió aquel pacto. ¡Aquí está El Eco de LOS40 para contarlo!
Objetivo: enfriar el planeta
En diciembre de 2015, la capital francesa acogió la Conferencia de las Partes (COP21) de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC). Todo indicaba que se podía llegar a algún tipo de consenso, pues hacía tiempo que la situación había dejado de ser una preocupación casi exclusiva de la comunidad científica para convertirse en una demanda de la mayor parte de la sociedad. Había que hacer algo para abordar el cambio climático y sus efectos, al mismo tiempo que urgía poner en marcha acciones para limitar el calentamiento global.
El Acuerdo de París contó con varios puntos clave, pero quizá el más relevante fue el compromiso de limitar el aumento de la temperatura global a menos de 2 grados en comparación con los niveles preindustriales y, si es posible, a 1.5 grados. Las cifras no son casuales: cada décima de grado cuenta y puede tener un impacto significativo en los ecosistemas y en la vida humana, según explicaron los expertos durante la conferencia.
De cara a lograr esos objetivos, todos los países firmantes se comprometieron a presentar las llamadas contribuciones determinadas a nivel nacional (NDCs). Se trata de planes en los que describe cómo cada país planea reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero partiendo de su situación particular. El Acuerdo estableció que esas contribuciones debían ser revisadas y actualizadas regularmente para reflejar un aumento en la ambición y la acción climática.
El Acuerdo reconoció que muchas naciones se ven más afectadas por el cambio climático pero tienen menos recursos para adaptarse
Otro aspecto importante del Acuerdo de París fue el apoyo financiero y técnico a los países en desarrollo. Los firmantes reconocieron que muchas naciones se ven más afectadas por el cambio climático pero tienen menos recursos para adaptarse y mitigar sus efectos. Para compensar ese desequilibrio, el Acuerdo incluyó un compromiso para movilizar 100 mil millones de dólares anuales en concepto de ayuda para dichos países puedan afrontar el cambio climático.
Por último, el Acuerdo de París hizo hincapié en la cooperación internacional. Al fin y al cabo, el cambio climático no conoce de fronteras. Los países propusieron crear un marco para trabajar juntos y compartir conocimientos y recursos de cara a abordar este desafío global. La idea es que todos los países, independientemente de su nivel de desarrollo, tengan un papel que desempeñar en la lucha contra el cambio climático.
El Acuerdo de París no es vinculante: se basa en la buena fe de los países
Y he aquí una de las preguntas que surgieron tras la firma: ¿Qué pasa si no se cumplen los compromisos? ¿El Acuerdo es vinculante a nivel legal? La respuesta es no. Pese a que los representantes políticos establecieron un mecanismo para evaluar las acciones tomadas por los distintos países, el Acuerdo de París se basó en la buena fe de todos ellos para cumplir.
Aunque el Acuerdo de París suscitó un consenso mayoritario, no todo el mundo dio su apoyo. Eritrea, Irán, Irak, Libia, Sudán del Sur, Turquía y Yemen no estamparon su firma en él. Y a otros muchos tampoco les convenció. En 2017, con Donald Trump en el poder, EEUU solicitó su salida del pacto, que se hizo efectiva en noviembre de 2020. Y aunque Joe Biden hizo volver al país al Acuerdo, es más que previsible que el republicano, recién aterrizado por segunda vez en La Casa Blanca, vuelva a hacer la misma maniobra.
¿Estamos cumpliendo?
Cuando están a punto de cumplirse nueve años desde aquel acuerdo, la otra gran pregunta que toca hacerse es si se están cumpliendo los objetivos. La respuesta rápida es no: tal y como certifican los científicos, las emisiones globales no se están reduciendo con la rapidez necesaria para limitar el calentamiento a 1,5 ºC.
Pero hay ligeros avances. Algunos países están trabajando en materias como las energías renovables o la progresiva eliminación de los combustibles fósiles. Muchas ciudades apuestan por la movilidad sostenible y el transporte público. Cada vez más ciudadanos son conscientes de su huella de carbono, y los jóvenes siguen recordando que no existe un planeta B. Es responsabilidad de todos cambiar el paradigma.