Adiós a la COP29: ¿Dónde y cuándo será la COP30? ¿Qué está en juego?
Tras Bakú, capital de Azerbayán, la Cumbre del Clima viajará a un escenario completamente distinto: la Amazonía brasileña.
La COP29 ya es historia. Ha sido, en opinión de los ecologistas, una cumbre decepcionante dada la importancia de lo que nos estamos jugando. Su principal resultado, un acuerdo de mínimos en materia de financiación por el que los países participantes se comprometen a aportar 300.000 millones de dólares anuales a los estados pobres. La cita acaba sin una mención explícita para reforzar el abandono de los combustibles fósiles, algo esencial según los científicos.
Desde los colectivos ecologistas han criticado muy duramente lo ocurrido en Bakú: “Lo que hemos vivido estas semanas en la COP29 es, simplemente, una desgracia para el planeta", ha señalado Javier Andaluz Prieto, responsable de Clima y Energía de Ecologistas en Acción, quien ha hecho alusión directa a la Unión Europea. En su opinión, "ha mostrado su incapacidad para afrontar los compromisos de financiación adquiridos desarrollando estrategias para sacudirse su responsabilidad histórica y climática".
La cumbre coincidirá con el décimo aniversario del Acuerdo de París
Ahora todas las miradas están puestas en la siguiente cumbre. Será el año que viene, y tendrá como sede la ciudad de Belém, en Brasil. Pero no será una COP cualquiera: coincidirá con el décimo aniversario de la que hasta ahora ha sido la más importante de todas las cumbres del clima: la COP de París, lo que añadirá simbolismo al encuentro. Y de hecho, su misión principal será discutir las nuevas metas de reducción de gases contaminantes.
La incógnita Trump
Pero hay más. La de Belém será la primera tras la reelección de Donald Trump como presidente de los Estados Unidos. Hay quien se pregunta si asistirá a la cumbre, dado el poco respeto que ha mostrado durante su campaña por el consenso científico respecto al cambio climático. Además, tendrá como escenario un país que alberga el considerado pulmón verde del planeta, la Amazonia, seriamente amenazada por la deforestación.
Ya hay quien ha señalado la importancia de la cumbre. El primero, el presidente de Brasil, Lula da Silva, que la ha calificado como "nuestra última oportunidad de evitar una ruptura irreversible en el sistema climático". También se ha referido a ella su ministra de Medioambiente, Marina Silva, que ha advertido que "el objetivo de 1,5°C es un imperativo ético ineludible. Necesitamos que todos presenten metas ambiciosas".
En ese sentido, Brasil ya ha dado un primer paso y en Bakú anticipó su nueva meta de reducción de gases de efecto invernadero, que pasará del 59% al 67% hasta 2035. Reino Unido ha seguido el mismo ejemplo.
Se da la circunstancia de que Brasil es el mayor productor de crudo de América Latina. Azerbaiyán, donde acaba de concluir la COP29, también es un país enormemente rico en petróleo y gas natural, y lo mismo pasaba con el anterior organizador de la cumbre, Emiratos Árabes Unidos. Por ello, algunos activistas climáticos están reclamando que estas cumbres no se celebren en países que no respalden el abandono progresivo de su propia producción de combustibles fósiles, pues al fin y al cabo son los principales responsables del calentamiento global.