Rulo sobre la escena actual: “Hay una parte de la música urbana que lo que no cuida son los textos”
Textos a los que da mucha importancia más ahora que ha publicado su primera novela, 'Cuestión de suerte'
Nos hemos acostumbrado a llamar Rulo a Raúl Gutiérrez, ese músico de Reinosa al que conocimos con La Fuga y que luego siguió en solitario creando su propia banda, Rulo y la Contrabanda. Está centrado en preparar una gira de teatros que tanto esperan sus seguidores, pero ha encontrado el tiempo para lanzar su primera novela.
Cuestión de suerte es la primera parte de una trilogía que tiene en la cabeza y que, si todo marcha bien y hay demanda, seguirá escribiendo. De momento, ya ha lanzado una segunda edición.
Es la historia de Roi, un gallego que ha llegado a los 40 con muchas dudas existenciales. Su boleto de lotería ha resultado premiado y eso desencadena un mes de locura en su vida en la que se plantea si dedicarse a la industria de la música como A&R, cuando lo que realmente había soñado es ser artista, le satisface o no.
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Dudas sobre su profesión, sobre su matrimonio, sobre su paternidad o sobre la escena musical en la que le ha tocado vivir. De todo eso hemos hablado con el autor.
P: ¿Eres un hombre de suerte?
R: Sí, sin ninguna duda. Hasta el día de hoy, no sé si me va a pillar ahora un autobús en la Gran Vía, pero hasta el día de hoy, sí, de la buena. La vida te da y te quita, arañazos he tenido, pero el balance es un rotundo sí.
P: Segunda edición. O confiaban poco en ti y la primera tirada fue muy reducida o realmente has conquistado a los lectores, ¿no?
R: La primera tirada era ambiciosa, la verdad. Pero creo y es muy bonito, que tengo un público muy fiel que me lo ha vuelto a demostrar. Le dan un chance a la primera novela. Si no les gusta esta y saco otra, no creo que vaya a haber un pre-order tan bueno como el que ha habido. Haber hecho una marca con un público muy sólido, una base que le da el sí a propuestas diferentes que hago, es una maravilla haberlo conseguido con los años. Nos hemos dado cuenta de que ha habido una fidelidad y una expectativa. Ahora a Roi le toca que la gente empatice con él.
P: La música es la gran protagonista como imagino que no podía ser de otra manera, ¿lo tuviste claro desde un principio?
R: Sí, porque para mí es un mundo en el que me muevo. Era peligroso porque si no podemos en la faja de la portada que es la primera novela, el protagonista está metido en la música, podría parecer un libro biográfico. Pero por otro lado era muy fácil y no fue cerebral, sino que salió de una manera visceral. Roi quería ser músico, soñaba con ello, y termina viviendo de la música de otra manera, siendo A&R de una compañía potente de discos. Como es un mundo en el que llevo muchísimos años es más fácil que si hubiera sido un Roi astronauta que hubiera tenido que tirar mucho de Wikipedia y hubiera estado colgado de google todo el rato. Para mí era más fácil, en mi primera novela, no irme a un mundo que me resultara ajeno.
P: Al final, siendo músico, es difícil leer su historia sin ponerle tu cara al personaje, ¿cuánto tiene de autobiográfica?
R: Es peor para mis amigos que se la leían y decían, es que ese local de ensayo que estás describiendo de Roi en Vigo es el mismo al que ibas cuando tenías 18 años. Para el que me conoce va a ser muy difícil que esta novela lo separe del todo. Y para el que no, decirle que no soy Roi, pero todos mis amigos que la están leyendo, mi círculo afectivo más cercano, me reconocen en algunas partes. Pero no soy él.
P: Abres cada capítulo con un artista, ¿qué criterios seguiste para hacer la selección?
R: No está hecho al tuntún, no es azar, fue cirugía. Hay una lista de reproducción en la primera página. La historia transcurre en 30 días, 30 capítulos y quería una canción que alfombrara cada capítulo y que sirviera de acompañamiento para la lectura. Es una lista muy ecléctica: Billie Eilish, Van Morrison, Extremoduro… como soy yo en mis gustos musicales. Cada una está minuciosamente seleccionada para lo que a mí me inspiraba cada capítulo. Cada canción se abraza a lo que sucede en su capítulo/día.
P: ¿Qué artista tenía que estar sí o sí?
R: Cuando la escribí estaba en una época muy Franco Battiato. Voy por rachas, soy muy vehemente, cuando me da por escuchar algo, estoy todo el rato. Cuando me engancho a un autor, lo mismo. He descubierto tarde a Manuel Vilas y me he comprado todos sus libros, a día de hoy me quedan dos por leer. Y estaba muy Franco Battiato. Estuve a punto de ir a verle al Auditorio de Burgos y el que me iba a acompañar no pudo y me quedé con la entrada sin ir a verlo. Luego falleció y dije, qué gilip*llas eres, la verdad, porque no lo vi nunca en directo y me encanta. Me parece un genio.
P: Todo arranca con un boleto de la lotería premiado, ¿te ha pasado alguna vez?
R: Sí, con La Fuga, teníamos veintitantos. Necesitaba en la novela algo que desencadenara su catarsis, podía ser eso o podía haber sido otra cosa, necesitaba un big bang. Con La Fuga nos tocó el tercer premio de El Gordo de la Navidad. Jugábamos los 4 de la banda y los 4 técnicos más cercanos que eran también de Reinosa. Éramos jóvenes y era mi época más kamikaze y recuerdo tener un resacón del copón, me acababa de independizar, y estaba en mi piso de alquiler y me llaman dándome la noticia y no me lo creía, pensé que era la típica coña. Nos tocaron como si fueran ahora 9000 euros, que en aquella época era como si nos tocaran 20.000 pavos a cada uno. Lo mejor es que era compartido. Si me toca a mí, sí, invito a mis colegas, pero éramos 8 tíos que nos fuimos a celebrarlo. La alegría compartida, para mí, es más alegría, igual que las penas compartidas son menos penas. Lo de Roi es un premio asquerosamente alto, estamos hablando de muchos millones de euros. Nunca se menciona la cifra, tenía dudas si mencionarlo o no, pero seguí la intuición y lo mismo así envejece mejor la cantidad.
P: Es la excusa para meterte de lleno en el replanteamiento de una vida en no sé si llamar plena crisis de los 40, ¿cómo lo ves?
R: Sí, podría serlo porque justo cumple 40, sí es verdad que es muy tópico, pero todo tópico está lleno de verdad. Tal vez exagerada, pero es así. Él tiene 40 palos, quería ser padre, pero pensaba que era otra cosa, a su hijo lo ama, pero por otro lado se siente culpable porque cuando lo tuvo no lo amaba como pensaba que lo iba a amar. Ese golpe de suerte que, en lugar de decir, me voy a ir a celebrarlo por Malasaña con todos sus amigos, desencadena en él muchas cosas que le estaban sucediendo. Y la catarsis es durante esos 30 años en los que no deja de dar tumbos, incluso es infiel a su mujer, que nunca lo había sido. Para mí, él no es un looser, tiene ese rollo antihéroe, pero el lector cree que se auto pregunta, sin querer, si en su vida es alguien afortunado o no. Depende del día que te lo preguntes o cuál sea tu actitud ante la vida dirás una cosa u otra. Para mí, Roi es un tipo afortunado, aunque en esta época de su vida no convive muy bien con los sueños que no consiguió.
Pero sus primeras veces no son mis primeras veces, yo no perdí mi virginidad en mi local de ensayo. Cuando perdí mi virginidad sonaba Laura Pausini.
P: Aunque la novela se centra en 30 días, da pie a flashbacks que le permiten al personaje recorrer sus primeras veces de la adolescencia, ¿acabamos idealizando con el tiempo esos momentos?
R: Totalmente, por eso idealizaremos lo que estamos viviendo hoy. Hace poco me dijo la mujer de un músico muy conocido que es amigo mío, que decía, ‘disfruta porque estás en el mejor momento de tu vida’. Y me lo dijo mirándome a los ojos. Y creo que tenía razón. No es que ahora esté peor que hace cuatro años que me lo dijo, pero es verdad. La novela te permite abrir ventanas que tenías cerradas. Yo soy un tipo nostálgico como Roi, porque soy del norte, va en nuestro ADN. Pero es una nostalgia bonita porque hay dos tipos, la que miras hacia atrás y dices que lo mejor fue eso, y yo no, yo voy conduciendo y miro por los retrovisores de una manera muy risueña y agradecida. Soy de los que cree que lo mejor siempre está por venir. Abro ventanas de Roi y otras de su infancia que sí que son mías. Pero sus primeras veces no son mis primeras veces, yo no perdí mi virginidad en mi local de ensayo. Cuando perdí mi virginidad sonaba Laura Pausini.
P: Laura Pausini, Franco Battiato… tienes algo con la música italiana.
R: Me encanta la música melódica italiana, son los mejores. En mi casa se ha oído mucho cuando era niño y soy muy fan. Me encanta Eros Ramazzotti, me encanta Jovanotti, escucho mucha música italiana.
Mi época kamikaze ya pasó, pero llega un momento que me meto en la furgoneta y soy Peter Pan.
P: Dejas claro que aborreces la palabra madurez, ¿por qué?
R: Soy padre de familia numerosa, mi época kamikaze ya pasó, pero llega un momento que me meto en la furgoneta y soy Peter Pan. Lo bueno de mi oficio es que soy Peter Pan muchas veces a la semana. La palabra madurez la tengo en la cabeza como si fuera aburrimiento y me niego a ser un tipo aburrido para la gente, el entorno y para mí mismo. Te empiezan a mencionan la palabra con 40 y dices, maduro lo será usted, un respeto. Me da bronca la palabra madurez.
P: El protagonista se dedica a la música huyendo del mar, ¿tú tuviste que huir de algo?
R: Estoy haciendo el recorrido inverso a Roi. Soy muy de montaña, he escalado, he esquiado, moto de trial, he estado constantemente en la montaña, pero cada año estoy más loco por el mar. Roi es al revés porque es hijo de pescadores y no me resultó difícil meterle en ese mundo porque tengo amigos pescadores en Santander que salen a faenar. El mar le robaba estar con su padre que es lo que más ansiaba y le coge manía, aunque luego se enamora locamente de la bahía de Santander.
P: Tu personaje dice que la palabra industria suena fría y desalmada, ¿por qué?
R: Yo vengo de una ciudad industrial y todo viene de atrás. Mis abuelos, mi padre, mis tíos y ahora mi hermana han trabajado en una fábrica de aceros de Reinosa. Asociar esa palabra de industria, que siempre ha sido la fábrica oscura y fría de mi familia, a la música, que es algo para mí tan romántico y puro. Para mí la palabra industria siempre ha sido algo frío, gigante y desalmado. Pero pertenezco a ella. Como Roi no ha conseguido ser músico tiene un gran resquemor que obviamente yo no tengo.
Yo crecí en un ambiente hostil en el que te tenías que posicionar en un estilo. No podía decir que en mi casa escuchaba Credence o los Beatles, o Sabina, o Supertramp…
P: También sois opuestos en los gustos musicales. Tú eres muy ecléctico como contabas y él no sale del rock.
R: Yo crecí en una generación en la que no podías decir lo que escuchabas, te tenías que posicionar. Yo ahora cuando veo a mis sobrinos con 22 años o mi hija mayor con 17, escuchar de todo y yo toco en festivales super eclécticos, me parece gigante. Yo crecí en un ambiente hostil en el que te tenías que posicionar en un estilo. No podía decir que en mi casa escuchaba Credence o los Beatles, o Sabina, o Supertramp… lo hablo con gente de mi generación y era así. Era agobiante porque solo podías ser tú en tu casa. Se lo cuento a mi hija y me pregunta si vivía en Marte, pero era así, en el barrio donde vive su abuelo.
P: Rock y alcohol van casi de la mano, ¿y eso?
R: Más que rock y alcohol, cierta edad y cierto descontrol. El mundo de la música te da más ofertas, demasiado a mano. Yo, que me vine a vivir a Madrid por amor, no por mi profesión, le digo a mi pareja, si a mí me pilla en Madrid la época en la que salía todos los días, acaba conmigo, seguro. En Reinosa no había tanto como aquí que es un canteo.
P: “Tengo la suerte de no trabajar de forma directa con ningún artista de reguetón o música urbana”. Palabras de tu personaje, ¿las suscribes?
R: Roi tiene mucha quemada, es un talibán del rock. A mí no me gusta generalizar y no soy tan talibán como Roi, pero a mí sí que me gustan los textos de las canciones y es verdad que hay una parte de la música urbana que lo que no cuida son los textos. A mí me flipa Residente, por ejemplo, hay gente haciendo cosas muy guais dentro de mundo urbano. Pero es verdad que Roi es muy talibán y ya con cuarenta y pico palos, que le venga un chaval de 18 años con sus cadenitas de oro, con su discurso del Ferrata y el Lamborghini, a un tío de Vigo eso le lleva los males. Él considera que no hay mucho amor a la música en sus metas sino otras cosas.
P: Dice Roi que no entiende que de Latinoamérica hayamos importado el reguetón con la de ritmos que tienen, ¿cuál hubiera sido mejor tenerlo de manera tan machacante?
R: Eso sí lo suscribo. Hace un mes estaba tocando en cinco países de Latinoamérica. Llevo yendo desde que tenía 25 años cuando fui por primera vez con La Fuga y es un continente con unas músicas tan impresionantes que es verdad que aquí ha venido la parte que menos me gusta a mí, pero son modas y lo bueno de las modas es que vienen y van. Mi hija mayor tiene 17, mi hijo 8 y no soy el abuelo cebolleta, escucho lo que se hace ahora permanentemente, no soy un tío que se quede anclado en el pasado.
P: ¿Has ido a algún concierto de música urbana con tu hija?
R: Fui a Benidorm, que dije que no la volvía a acompañar, y me comí un Reguetón Beach Festival. Era durísimo, es esa parte urbana muy dura. Yo soy la que la lleva a ver a Residente, pero fui a este festival con ella y una amiga y fue mucho para mí. Eran esas letras que a mí no me gustan, pero respeto máximo. Parece que si dices que algo no te gusta estás faltando al respeto y no es así. También fui con ella a ver Taylor Swift, pero es que a mí Taylor Swift me gusta.
P: También dice Roi que aquí no se perdona el éxito a diferencia de lo que ocurre en Estados Unidos, ¿lo ves así?
R: Sí, esa frase se la robé a Antonio Banderas. Yo viajo mucho a Estados Unidos porque soy muy fan del país a pesar de las contradicciones que tiene. También grabé un disco allí y estuve un mes viviendo en Los Ángeles. Siempre me veo viviendo en los sitios que visito. Esa casa del árbol en la que Roi tiene un romance con una actriz española existe, es en la que yo viví un mes con los de la banda. Y esto por qué.
P: Por lo del éxito que se percibe distinto en un lugar que en otro.
R: Sí, se lo escuché a Antonio Banderas que sabe lo que es el éxito, no yo ni Roi. En redes sociales ves a un artista estadounidense y pone su mansión y todo el mundo aplaude, o sus coches. Hace opulencia y hasta el español dice qué bien. Yo tengo una Harley que compré de segunda mano, que me costó 7000 pavos hace 15 años y pongo una foto y lees algún comentario criticando. Tienes que justificar tu éxito. Si te fijas en las redes sociales de los músicos que están en España que han tenido muchísimo éxito, lo esconde y, sin embargo, el de Estados Unidos lo exhibe y lo ultra potencia. Aquí es como que tienes que pedir perdón todo el rato.
P: Teniendo en cuenta que estamos a las puertas de la Navidad podríamos llamar a Roi el Grinch de la música: “Ningún repertorio envejece tan mal como el de una boy band”. ¿Lo suscribes también?
R: No lo sé porque luego viene Take That al Botánico y arrasó. Me gusta esa comparación con el Grinch, pero en realidad es porque está en un momento muy bajo y pega patadas a todo, al amor, a la música y a la suerte. Está en un momento de la vida anti todo.
Ahora veo que el 90% de la gente que empieza ya son solistas cuando lo que mola con 25 es estar en un grupo.
P: Habla de los grupos y lo complicados que son con el tiempo. Los hunde tanto el fracaso como el éxito, ¿es lo que pasó con La Fuga?
R: Para mí, los grupos pueden morir de una cosa o de la otra. Cuando se mueren por el fracaso –vaya por delante que es fracaso de púbico porque para mí, tener un grupo es un éxito-, es más fácil llevarse bien y quedar para una barbacoa. Cuando muere de éxito es más difícil, la barbacoa queda descartada. Pero yo siempre he reivindicado que lo que mola son los grupos. Yo soy una consecuencia de un grupo, pero digo, joder ahora hay mucho solista desde el principio. Bunbury, Robe, son consecuencia de lo bonito que es estar en un grupo, pero ahora veo que el 90% de la gente que empieza ya son solistas cuando lo que mola con 25 es estar en un grupo. Luego con 40, estar en un grupo es casi una utopía.
Cuando un amigo mío va a tener ahora un hijo le digo que esté tranquilo, que va tener noches muy duras, pero que pasa. A mí no me informaron, todo el mundo era como, 'lo mejor que me ha pasado en la vida'... hijos de put*. No hay que sentirse mal por decir que te sientes desesperado.
P: Hay mucha crítica en el libro, por ejemplo, hacia la conciliación familiar que planteas como una utopía y claro, con familia numerosa, ¿quién no va a entenderte?
R: Soy un privilegiado, no me puede crecer, ni de mi primera hija con otra pareja ni de mi vida ahora. Tanto mi mujer como yo, los dos nos dedicamos a la música y estamos mucho, pero tengo la suerte de tener ayuda familiar y una persona que nos ayuda en casa. No me puedo quejar, pero Roi se queja porque no tiene esa ayuda. María, su mujer, es una niña bien de Santander, pero él es muy orgulloso y no acepta ayuda de sus suegros, quiere llegar hasta dónde él puede económicamente. En una ciudad como Madrid, con dos profesiones liberales como tienen ellos y la poca ayuda familiar que tienen aquí, les cuesta un huevo conciliar, pero en esta posición estamos todos. Nosotros hay días en los que no sabemos ni cómo caer de pie, pero a quién no le sucede eso.
P: Por cierto, que, con tres hijos, lo de crear un personaje que dice que los bebés son un coñazo, ¿es una forma de liberarte?
R: Hay cierto desencanto en Roi que tal vez viví con varios amigos míos. Fito Garmendia, con el que fundé La Fuga, y Richard que viene conmigo en el merchandising, tuvimos hijos el mismo mes y quedábamos a tomar café en Reinosa y era a ver quién tenía las ojeras más moradas. Los tres nos sentimos, y a Roi le pasó, desengañados. Yo quería tener un niño que jugara conmigo, llámame ingenuo o inmaduro y llegó la bebé y flipaba. Roi se siente mal por haber sentido eso, pero yo no me siento mal, yo era un desinformado. Cuando un amigo mío va a tener ahora un hijo le digo que esté tranquilo, que va tener noches muy duras, pero que pasa. A mí no me informaron, todo el mundo era como, 'lo mejor que me ha pasado en la vida', hijos de put*. No hay que sentirse mal por decir que te sientes desesperado, cuanto más te informes, mejor.
P: Y en cuanto al amor, ahí también entra en crisis Roi y cae en la infidelidad por primera vez.
R: Hay algún lector, lectora en concreto, que se han enfadado conmigo porque estaban enamoradas del personaje de Roi hasta que pasó eso. Me lo reprochaban a mí y yo no soy Roi, a mí no me reproches por dónde ha ido la novela porque bastante tengo con los dos años que me ha llevado escribirla. Creo que es bonito que el personaje despierte cosas, antipatías o empatías. No vengo a crear un personaje perfecto, es terriblemente humano, con lo cual, es terriblemente imperfecto.
Cuando yo estaba j*dido me ponía Los Secretos, llámame masoca, pero me hacía sentir bien.
P: Roi dice que las canciones cuanto más triste mejor porque le hacen sentir y que los cantantes que rezuman buen rollismo le sacan de quicio, ¿es tu caso?
R: No, eso es totalmente de Roi que es muy gallego. Hoy como con Andrés Suárez y Manuel Jabois, hoy estoy rodeado, y creo que los gallegos tienen ese lado. Cuando yo estaba j*dido me ponía Los Secretos, llámame masoca, pero me hacía sentir bien. La música de buen rollismo mola si estás de fiesta o en un festi. Pero si estoy j*dido yo no me refugio en las canciones optimistas, busco más refugio en canciones, no sé si tristes, pero por lo menos, con revoluciones bajas.
P: ¿Hay algún artista emergente que te haga sentir?
R: Me gusta mucho Pole, mis hijos son los que me lo han descubierto. He ido con ellos a sus conciertos que se las saben todos. A veces digo emergentes y ya están consolidados, pero son nuevos. Billie Eilish me gusta mucho, gente joven más que emergente, hay gente haciendo cosas muy guais.
P: ¿Pensando en la siguiente novela?
R: Para mí hay un Cuestión de tiempo y un Cuestión de fe. Me encantaría hacer el siguiente porque he disfrutado más que he sufrido, pero no tiene sentido si no hay un mínimo de gente que quiera la siguiente. Son tantos cientos de horas que no lo voy a hacer si nadie la espera. Cuestión de tiempo sería una década más. El que me costaría un huevo es hacer el tercero.
P: Has tenido hijos, han escrito libro, ¿has plantado un árbol para tenerlo todo?
R: Claro que he plantado árboles, estoy liquidado. Creo que debería irme a mi valle y que se olviden de mí. Empecé muy pronto, son 16 discos contando directos y de estudio, y siendo el compositor encima, no solo músico. Es mi cuarto libro, aunque es mi primera novela. Pero tengo 45 palos, no soy un recién llegado, pero tampoco soy un viejuno. Qué rápido ha pasado y cuánto hemos hecho. Pero queda muchísimo por hacer.
P: Y ahora, ¿con qué estás?
R: Hace seis años que no hacemos una gira de teatros, que es la cara B de la banda. Vamos toda la banda, no es un acústico para dormir al respetable. Hacemos una escenografía, la anterior era una barra de bar en la que pasaban mil cosas, había acting, camareros… lo más ambicioso y costoso que hacemos es esto. Mi manager Íñigo dice que hay un 30% de público que va a ver ahí y no nos va a ver en nuestra cara más festival, WiZink o Botánico, Riviera o lo que sea. Cuando empecé con Rulo y la Contrabanda les dije que iba a hacer teatros. Siempre me he sentido desilusionado con las bandas de rock que iban a un teatro y hacían lo mismo. ¿Me quitas la cerveza y me sientas para hacer me lo mismo? Nosotros nos vamos a teatros con cientos años de historia. Esta gira se llama Cercanías y medias distancias y va a ser una estación de tren que muta a la de Reinosa, la de París y la de Chamartín. Hay un vagón de tren de 10 metros y esta escenografía me ha costado el doble que la del bar y vamos a hacer 24 teatros. Lo ves ahora o no lo vuelves a ver. Tenemos un jefe de estación con su uniforme. El estreno es el 20 de diciembre en el Auditorio de Santander. Para mí la jubilación va a ser hacer solo teatros. Todavía no me veo en esa movida, cuando tenga 65 palos, tocar a las 8 de la tarde, terminar a las 9.45 y a las 10.15 estar en un bar de al lado abriendo un vino de p*ta madre.
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Cristina Zavala
Periodista enamorada de todo el entretenimiento....