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Los residuos textiles van a más (y hay que hacer algo)
Un nuevo informe de la OCDE prevé que este tipo de residuos se duplicarán hasta alcanzar 60 millones de toneladas en 2060.
Comprar ropa, usarla, tirarla y volver a comprar. Es uno de los grandes retos medioambientales de nuestro tiempo, pues genera una cantidad de residuos que acaban contaminando el medio ambiente. Y el problema no está sólo en lo que hacemos con esas prendas cuando ya no las queremos: también, y muy especialmente, en lo que implica producirlas y transportarlas hasta la tienda más cercana o nuestro domicilio.
La industria textil es una de las más contaminantes del planeta: se calcula que produce un 10% de las emisiones totales de CO2 de todo el mundo, lo que supone más que todos los vuelos y envíos marítimos internacionales juntos. También tiene una huella hídrica gigantesca: en total, la industria textil gasta 93.000 millones de metros cúbicos de agua cada año, cantidad suficiente para que sobrevivan más de 5 millones de personas.
Cada año, el sector crea más de 100.000 millones de prendas
Todo ello se plasma en las prendas. Cada año, el sector crea más de 100.000 millones de prendas, cantidad suficiente para que cada habitante del planeta reciba 13 prendas nuevas al año. Y el reciclaje no está a la altura: en España se tiran al año casi 1 millón de toneladas de residuos textiles, y tan sólo un 10-12% se reutiliza o recicla.
Ante ello, hay quien aboga por reducir nuestro consumo de ropa. Pero en términos globales, no parece que esa sea la tendencia. En un estudio que acaba de publicar la Organización para el Crecimiento y Desarrollo Económico (OCDE), el sector experimenta un imparable crecimiento. Y eso se traduce en los residuos: según pronostica la OCDE, se duplicarán a nivel mundial en las próximas tres décadas y alcanzarán los 60 millones de toneladas en 2060.
El problema viene de lejos. En los últimos 50 años, la producción textil se ha cuadruplicado a escala global. Además, cada prenda que compramos es usada un número de veces menor. Compramos casi como forma de pasar el tiempo, sin apenas pararnos a pensar en las consecuencias que tiene para el planeta o para quienes se dedican a confeccionar esas prendas, a menudo en el otro extremo del mundo y en condiciones laborales penosas.
Ejemplos a seguir
¿Hay alguien que esté haciendo bien las cosas en esta materia? Es lo que se han preguntado los responsables del estudio. Y la respuesta, al menos en parte, es afirmativa. Porque determinados países han adoptado medidas para tratar de reducir esos residuos y fomentar el reciclaje.
Francia ha conseguido reutilizar y recuperar el 60% de los residuos textiles posconsumo, mientras la media europea está en apenas el 8%
Es el caso de Francia y Países Bajos. Allí, las distintas administraciones públicas han adoptado las denominadas EPR (Extended Producer Responsability), legislaciones que, en el caso del país galo, llevaron a Francia a reutilizar y recuperar el 60% de los residuos textiles posconsumo en 2019, mientras la media europea se situó en apenas el 8%. Otros países, como Letonia, Hungría o el estado de California (EE.UU.) han tomado nota y han puesto en marcha iniciativas similares, que se encuentran en fases iniciales de aplicación.
Con todo, no es suficiente. La OCDE recuerda que, a pesar de la eficacia de este tipo de técnicas de "responsabilidad ampliada", para atajar realmente el problema es necesario tomar otras medidas complementarias que reduzcan el uso de productos químicos nocivos y fomenten el reciclaje y el diseño sostenible.