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Santi Acosta tiene que parar la entrevista de Bárbara Rey por la dureza de su testimonio
La segunda parte de 'Bárbara Rey: Mi verdad' en Telecinco está llena de relatos estremecedores
Este lunes hemos podido ver la segunda parte de Bárbara Rey: Mi verdad, el especial en el que Santi Acosta está entrevistando a la madre de Ángel Cristo Jr y Sofía Cristo que ha decidido hablar sin filtros sobre los episodios más duros de su vida.
Una vez más se ha dirigido a su hijo y reconocía que lo hacía con la misma frialdad que él había utilizado para referirse a ella en esta guerra abierta que mantienen hijo y madre.
Bárbara ha seguido contando episodios de su vida que darían para una serie dramática, sobre todo, en lo referente a su convivencia con el que fue su marido: Ángel Cristo, el domador de leones más popular que cayó en adicciones que sufrió la vedette durante muchos años.
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Los polvos blancos de papá
El programa recordó las palabras de Ángel Cristo Jr relatando cómo su madre les explicaba a él y su hermana, cuando solo eran unos niños, a diferenciar si los polvos blancos que encontraban en casa eran cocaína o no. Tenían que probar un poco con la punta de la lengua y si se les dormía, aquello era malo.
“¿Cómo le voy a decir a mi hijo y a mi hija que prueben nada a ver lo que es? Yo tenía la costumbre de, donde la encimera o en la tapa del váter de la cisterna, muchas veces se ponía las rayas porque era blanco y no se veía, y yo pasaba el dedo, lo probaba y, por eso, yo sabía que era amargo, porque yo no había probado la cocaína en mi puñetera vida. Entonces, a mis hijos, cuando iban al circo les decía: ‘Tener mucho cuidado porque papá tiene unos polvos blancos para su enfermedad de la columna que le duele mucho. Eso no lo toquéis porque es veneno y si alguna vez lo tocáis, corriendo vais y os laváis las manos. Te lo juro, que me muere en este momento”, contaba Bárbara.
“Que diga que yo le he dicho que lo pruebe. Esa maldad de mi hijo de decir que yo he dicho que pruebe la cocaína, por favor, Ángel, ¿cómo eres capaz de decir eso? Yo puedo tener muchos defectos, yo puedo haber sido muy mala para ti, según tú, pero tú sabes que es mentira, tú lo sabes hijo mío”, le decía directamente a su hijo con los ojos encharcados.
Bárbara contó que Ángel empezó a consumir cocaína de manera continuada cuando deciden hacer revista en el circo porque la cosa no va muy bien. Había personas en ese proyecto que consumían y lo convirtió en algo habitual: “Creo que debe notar alivio o que le estimula a la hora de trabajar y se engancha a la coca de una manera tremenda”.
Un episodio estremecedor
Hubo un momento en el que Bárbara nota que Ángel está haciendo salidas muy extrañas y sospecha que tiene una amante y se propone pillarle con las manos en la masa para tener la excusa perfecta para separarse de él.
Una noche que él salió con la excusa de ir a la farmacia a por algo para la muela que le dolía, ella se extrañó porque en La Moraleja, por la noche, la farmacia no abría. Así que, decidió seguirle.
Cuando llegó a casa localizó en su chaqueta una funda de carrete de fotos lleno de cocaína y lo cogió. Cuando Ángel se dio cuenta de que no estaba se puso como un loco. Ella fingió que lo encontraba y se lo dio. “En ese momento empecé a respirar, el corazón se me salía por la boca porque sabía que, tal y como él estaba, si me daba una paliza me mataba. Sabía que me iba a matar y yo decía, qué va a ser de mis hijos con este hombre”, exponía sin poder dejar de llorar.
Tan duro era el relato que Santi Acosta tuvo que levantarse de su silla para acercarse a ella y consolarla. “Venga, paramos un rato”, le decía el periodista a Bárbara mientras le daba una taza porque no podía dejar de llorar.
Sin duda, al margen de lo que haya podido hacer Bárbara, momentos así no debería vivir nadie.
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Cristina Zavala
Periodista enamorada de todo el entretenimiento....