Especial
España suspende en emisiones: crecerán un 1% este 2024
El transporte es la principal actividad responsable del aumento, que contrasta con el descenso de 2023.
Íbamos por buen camino, pero hemos dado un paso atrás. Es el principal titular que se extrae de los datos provisionales del Observatorio Sostenibilidad, que cifra en un 1% el incremento de emisiones de gases de efecto invernadero durante este año 2024 que está a punto de concluir. El dato contrasta con lo sucedido en 2023, cuando se redujeron un 6,3%, principalmente gracias al empuje de las energías renovables.
¿Cuál es el motivo de este retroceso? Pese a que las energías limpias siguen batiendo todos los récords —el 56% de la generación eléctrica este año será de origen renovable, lo que significa un máximo histórico—, el sector del transporte lastra la batalla climática, dado que la electrificación del parque móvil no avanza al mismo ritmo que en otros países de nuestro entorno. La causa principal del repunte es el aumento del 4,2% del consumo de petróleo respecto a 2023, principalmente por fenómenos como el crecimiento económico, el auge del turismo o el mayor volumen del transporte por carretera, cuyas emisiones crecen un 1,6%.
En 2005 se alcanzó el pico máximo de emisiones
Echando la vista atrás, hacia los últimos años, el sabor es agridulce. Respecto al año 2005, cuando se alcanzó el pico máximo, las emisiones en España han descendido un 36,4%. También se redujeron entre el 2018 y el 2020, pero volvieron a crecer en el 2021 y el 2022 tras la covid (pese a la guerra de Ucrania y los altos precios del gas), mientras que en 2023 crecieron el citado 6,3%.
Aunque estos datos aún tienen que ser ratificados cuando concluya el año, lo cierto es que a España se le complica el cumplimiento del Plan Nacional de Energía y Clima, que a la postre es el principal instrumento para desarrollar la ley de Cambio Climático. El objetivo de dicho plan pasa por conseguir que nuestro país reduzca sus emisiones un 23% para el año 2030 en comparación con el año 1990. Actualmente, y con los datos acumulados, esta reducción es de sólo el 3,07%.
Un cambio de mentalidad
La pregunta que surge de manera inevitable es si es posible revertir este ascenso para lograr los objetivos climáticos. La respuesta la dio esta misma semana, al menos en parte, la Plataforma Intergubernamental sobre Diversidad Biológica y Servicios de los Ecosistemas (IPBES), integrada por científicos pertenecientes a 150 países: para frenar el declive de la naturaleza, plasmado en buena medida en el cambio climático provocado por el ser humano, hacen falta cambios profundos. En su opinión, no basta con las medidas que se han venido adoptando tradicionalmente, como la creación de reservas, destinar más presupuesto o las restricciones, las normas y las leyes, sino que urge transformar nuestra mentalidad para frenar la alarmante pérdida de biodiversidad.
En un informe elaborado a lo largo de tres años por más de 100 expertos de 42 países, se pone de manifiesto que la mayoría de los enfoques sobre conservación "no han logrado detener ni invertir el declive de la naturaleza en todo el mundo". Y cuanto más tardemos en cambiar el chip, más difícil será darle la vuelta a la situación: según recuerdan los expertos, retrasar las acciones para detener e invertir la pérdida de biodiversidad, aunque solo sea una década, costará el doble que actuar ahora.