Especial
Ana Mena, Amaia o Lali en la BSO de lo último de Alfonso Muñoz: “Mujeres en la industria que están demostrando lo infravaloradas que están”
Una historia de crecimiento con crisis de los 30 y una banda sonora muy femenina
Cuernos, sueños rotos y otros finales felices. Es el título de la segunda novela de Alfonso Muñoz, un consultor de comunicación que se resiste a abandonar su vocación de escritor o actor. Y precisamente, en ese tipo de planteamientos vitales se centra esta historia de crecimiento y evolución.
Sergio se ha puesto de límite su 30 cumpleaños para dejar de buscar una salida como actor en lugar de dedicarse a otra cosa más estable. En ese proceso de cambios reflexiona sobre todos los aspectos de su vida, trabajo, objetivos, pareja.
Crisis de los 30 con la que muchos pueden sentirse identificados y que, además, llega acompañada de una banda sonora llena de mujeres. De todo eso hemos querido hablar con él.
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Pregunta: Ahora que nos acercamos a final de año vamos a hablar de finales felices. Al final, ¿existen o no existen?
Respuesta: Creo que como tal, no. Quiero pensar que llegas a un punto en el que llegas a un final que te apetece seguir desarrollando. Llegar a un final feliz y dar por hecho que ya está todo hecho, conseguido, me parece muy utópico y un poco triste. Me gusta seguir creciendo y avanzando e, incluso, cuando crees que has conseguido algo y está muy contento, seguir retándote. Para mí un final feliz podría haber sido escribir mi primera novela, pero he publicado la segunda y estoy escribiendo una tercera. l
P: El género de la comedia romántica te va a repudiar por decir que no existen los finales felices.
R: Jajajaja, total. Me gustas las comedias románticas en las que no acaban juntos. Hace un par de semanas me estaba leyendo Nosotros en la luna de Alice Kellen y cuando llega un momento en el que me parece que no van a acabar juntos porque él está como en la mierda con la droga, me parecía super bonito que él se curase, todo bien, pero que la lección al final fuese que no estaban hechos para estar juntos o que pueden ser felices estando separados. El final de mi anterior novela iba un poco por ahí, a veces hay personas que están destinadas a estar juntas, pero no encuentran el momento y no lo llegan a estar y ya se encontrarán en el camino o no.
P: Muchos regalan libros por Navidad, ¿cuál regalarías tú de este 2024?
R: Lo tengo clarísimo. Regalaría uno que me estoy leyendo ahora que llevo la mitad y es casi como el libro de mi vida que se llama Las hermanas Blue, de Coco Mellors. Son cuatro hermanas de Estados Unidos y se muere uno y es la vida de las otras tres contando su punto de vista en el primer aniversario de la muerte de la hermana. Es muy actual, muy cruda, pero también muy bonita y entretenida, me está encantando.
P: La tuya es una novela de crecimiento, ¿esa crisis de madurez es casi un paso inevitable?
R: Sí, tal cual. La premisa es que se acercan y me da miedo, pero te puede pasar con 33, con 27. Puede pasar algo en tu vida externo a ti o propio y no lo has sabido ver y, de repente, te hace replantearte todo o dudas de lo que has conseguido y hacia dónde estás yendo. Un poco la excusa son esos 30 que es un cambio de década y es la que empiezas a ser adulto. La vida no es tan juego como los 20 en la que tienes ese margen para ir probando y equivocándote.
P: Se habla mucho de la crisis de los 40, pero, ¿qué tiene esa barrera de los 30?
R: Los 40 son los nuevos 30, es más una cuestión sociológica y de dinero que no tienes a los 30 que otra cosa. Si te agarras a los tópicos, a los 30 tienes que estar asentando la base para que a los 40 ya tengas la estabilidad y una situación distinta. Los 20 son más transitorios.
P: En ese momento de crisis vital, la infidelidad es una cuestión que sobrevuela en muchos casos, ¿todavía hay esperanza para las parejas para toda la vida?
R: Creo que sí, al final, incluso aunque haya infidelidad como es el caso de libro, puede entenderse desde el punto de vista de que el personaje se siente solo, incomprendido y está pasando por un proceso en el que toma distintas decisiones erróneas o cuestionables y una es esa. Pero lo importante es si, al final de todas esas decisiones cuestionables que hacen sufrir a la gente de alrededor, sacas un aprendizaje y los de tu alrededor comprueban que es real y que has crecido en el proceso. Yo he intentado que, en este caso por lo menos, Sergio aprenda una lección y que la gente a su alrededor entienda una lección de por qué él ha llegado a hacer lo que hace.
P: Somos muy dados a juzgar una infidelidad sin conocer el contexto.
R: Está el tema de Julio que está en una situación personal y profesional muy particular y se enfrentan dos crisis con el agravante de que no se las comunican. Sergio es más transparente y explícito, pero se encuentra con su pareja que es un muro que no comunica lo que le pasa y es todo para adentro. También de eso hay que sacar un aprendizaje sobre lo necesario que es a veces ser transparente con la gente que quieres para que sepan cómo ayudarte y que no tomen decisiones erróneas y precipitadas respecto a lo que te pasa a ti.
P: Se habla mucho de las crisis sentimentales, pero menos de las vocacionales que tú también las planteas en la novela.
R: Yo vivo en una crisis vocacional constante porque tengo la sensación de que tengo muchas vocaciones, pero a la vez, no me he ido hacia ninguna. Son muy inestables: escribir, el teatro, las artes en general, que son casi un hobbie porque, a menos que seas un poco realista o cagado, sabes que es muy difícil conseguirlo. Muchas veces compartes menos estas crisis porque piensas que cómo te vas a quejar si lo básico lo tengo cubierto, tengo un trabajo con el que pago un techo y estoy en la rueda. Cómo me voy replantear salirme de la rueda a la tal vez no pueda volver a subirme. En ocasiones también es necesario plantearse si es necesario parar. He conocido gente que lo ha hecho de manera radical a la que admiro porque yo no soy capaz.
P: Uno de los mensajes que deja la novela es esa constancia necesaria para perseguir sueños… parece fácil cuando se dice así.
R: Y no lo es, jajaja, no es nada fácil. Depende mucho de la personalidad. Una vez sientes que vas acercándote a algo mínimamente es más fácil tener esa constancia porque vas viendo que el objetivo puede ser algo tangible. Hace mil años escribí una obra de teatro con un amigo, la hemos movido por cielo y tierra, pero ha habido una constancia intermitente porque cuando parecía que salía, de repente, se caía y había que empezar de cero y en paralelo tienes otras cosas. Esa constancia es difícil si ves que por mucho que avances, no llega.
P: No hay que esperar a que te vengan las cosas, hay que ir a por ellas, ¿cuándo aprendiste eso, antes o después de los 30?
R: Lo aprendí después. Es una cosa que siempre te han dicho y siempre sabes la teoría, ero la práctica la aprendí con los 30, cuando empecé a ir a una psicóloga en la pandemia para una puesta a punto de la cabeza. Me ayudó a desbloquear un montón de cosas, el teatro, la novela. Algo que quería hacer, pero, ¿lo había hecho? El hecho de ver que tienes que hacer algo si quieres conseguir algo, lo he aprendido de manera más tangible con los 30.
P: Cuántos actores han sido camareros primero, ¿verdad?
R: En mi caso no soy camarero, pero soy consultor de comunicación que me quema mucho y es un trabajo muy demandante y exigente. Más estable y económicamente con mejores condiciones, pero al final no deja de ser un trabajo que te quita mucha energía y te la quita para dedicarte a lo que te gusta. Pero sí he conocido estos años actores que están dedicándose a dar clases particulares, son operadores, hacen mil cosas, menos a cobrar de la actuación y no paran de hacer castings o teatro alternativo por el que a lo mejor cobran 100 euros.
P: Abba en el Mercado de San Miguel, ¿eso lo has vivido?
R: Jajaja, no, no, pero lo visualicé muy fácil. Tengo un personaje como Rico que me permite hacer tantas locuras que esta es una más. Lo que no se habrá visto con todo el turisteo que hay por esa zona.
P: ¿Y has hecho una clase de body pump al ritmo de Lali Espósito?
R: No, pero con otra música sí. Estuve apuntado antes de la pandemia y visualizaba las clases tal cual, y dije, voy a meter a Lali, por meter a una argentina, y con una canción así trallera. Pero he hecho budy pump.
P: Hay mucha música en la novela, ¿qué crees que aporta una banda sonora a un libro?
R: Me ayuda mucho a definir los personajes. Los gustos musicales dicen mucho de las personas tanto si son muy concretos como si son muy eclécticos. A mí me gusta música de muchos géneros. Soy el mayor fan de Malú, pero en mi día a día, escucho mucha música electrónica. Me gusta ser ecléctico y también creo que eso dice mucho de mí. Cuando pienso personajes, cuando hago su ficha, una de las cosas básicas es saber qué música escuchan. Aunque luego durante la novela no haga ninguna mención a, estoy oyendo Aitana, me imagino que ese personaje le gusta oír a Aitana, o le gusta Serrat, o le gusta ponerse un disco de Estopa, o sigue escuchando vinilos. Eso ayuda a conocer al personaje.
P: Hablábamos de Lali, pero también encontramos a Rigoberta Bandini, Laura Pausini, Ana Mena, Amaia Romero… ¿por si alguien dudaba del buen momento para las mujeres en la música?
R: Efectivamente y, además, mujeres en la industria que están demostrando lo infravaloradas que están y lo que se les exige a ellas, sobre todo, en temas de directo, de puesta en escena. Abro otro melón, pero tú que ves desde dentro LOS40 Music Awards, ves las puestas en escena que hacen Lola Índigo o Ana Mena, que están a la altura de las de fuera –que parece que siempre hay que comparar con las de fuera cuando tenemos productos aquí brillantes- y, sin embargo, a nivel masculino tenemos a Abraham Mateo, pero el resto… por lo general, se exige menos a los hombres.
P: Pero el meter a todas estas artistas femeninas, ¿ha sido consciente o luego te has dado cuenta de la coincidencia?
R: Ha sido consciente porque creo que el perfil de personajes y el círculo de amigos social es el tipo de artistas que escucharían y admirarían. Puede sonar a cliché, pero es real, en el mundo gay de Madrid, de gente joven y millennial hay preferencia muy grande por las grandes divas y las artistas femeninas y tienden a elevarlas por lo que hacen. Por eso muchas artistas saben que tienen en el público gay un nicho que saben que es muy fiel.
P: Santi en su habitación tiene posters de Ariana Grande, Kylie Minogue, Edurne o Hillary Duff, ¿eran los tuyos?
R: Siempre he sido de Britney Spears y lo sigo siendo, creo que soy el único que queda. Pero nunca tuve posters porque compartía cuarto con mi hermano y cuando tuve uno individual, ya no era edad de posters.
P: No está Taylor Swift, eso parece imposible en una novela de 2024 con una historia de amor homosexual, ¿la ausencia ha sido consciente?
R: Creo que ha sido inconsciente. He sido muy consciente de meter Eurovisión porque en la anterior novela, yo que soy eurofan máximo, me dijo una amiga que no podía creerse que en mi primera novela hubiera una mención de pasada a Eurovisión y casi por los pelos. Y le dije, la siguiente te vas a cagar, voy a meter Eurovisión hasta en la trama y ahí sí que fue consciente.
P: Eurovisión se lo ha adueñado el colectivo.
R: En ese sentido estoy muy en contra y luego lo ves con Benidorm Fest que se intentó hacer un producto comercial, muy mainstream y generalista y medio funcionó un poco con la primera edición en cuanto al público que lo vio en la tele y, de repente se ha convertido otra vez en un subproducto del colectivo gay eurofan y me da un poco de pena -dentro de que yo soy super eurofan- que lo hagamos tan endogámico.
P: A ti el recuerdo que te viene de Eurovisión es Manel Navarro.
R: Jajajaja, creo que venía muy al caso. Ese Eurovisión lo viví trabajando en persona y me acuerdo del pobre Manel Navarro, la cara cuando salió a la zona de prensa con todos los periodistas españoles. Su cara contra una pared y todos con el micro, diciendo, es lo que hay, no puedo decir otra cosa. Me venía muy al hilo de la sensación de frustración y de sentirse juguete roto que le pasa al personaje.
P: Tenemos Benidorm Fest a la vuelta de la esquina, ¿tienes favorito?
R: Sin desmerecer la selección, ni los artistas porque para empezar ni soy artista ni canto dos notas bien, me parece una preselección que se me ha quedado pobre. Hemos ido hacia abajo. Si lo queríamos convertir en un producto generalista para todos los públicos, creo que así no lo vamos a conseguir porque lo hemos centrado mucho que el interés sea el colectivo eurofan gay y poco más y en ese sentido, un poco decepcionado. Y dentro de lo que hay, me gustan un par de canciones, no sé si en Eurovisión tendrían posibilidades, pero bueno. Una se llama Hartita de llorar, que creo que para Eurovisión puede ser la que mejor papel puede hacer. Y luego, para escuchar, una que se llama Loca x ti, otra que se llama Me gustas tú y de lo que he escuchado en general, no me veo escuchando ninguna más en bucle.
Lachispa - Hartita de Llorar
P: Uno de tus personajes baila en casa, en ropa interior, La madre de José de El canto del Loco, ¿la versión femenina de Tom Cruise bailando Old Time Rock & Roll de Bob Seger en Cocktail?
R: No lo había pensado porque además no he visto esa película, jajajaja, solo he visto esa escena. A mi personaje visualmente la estaba viendo y veía todo el proceso, abriendo la puerta, la cara de ellas. Muchas veces imagino escenas como si fueran las de una serie o una peli.
P: Al final hay mucha referencia pop. Si hablamos de series, ¿Aquí no hay quien viva, que mencionas, es la top?
R: Como está viviendo una tercera, cuarta o quinta juventud porque parece que muere y vuelve a revivir y ahora gracias a TikTok y Netflix la gente se sabe los diálogos de la Hierbas y usa memes de Emilio, me parece que se ha convertido en un producto muy pop y las referencias que tiene encajan muy bien con el tono de las conversaciones.
P: Hablando de ese lado de interpretación, zasca a eso de que ahora a los actores los eligen por sus seguidores.
R: Un poco sí. A mí no me ha pasado porque no soy nadie, pero a poco que leas entrevistas o veas selección de castings ves que es algo que pasa. Igual antes, cuando no existían influencers, tiraban de otro tipo de perfiles, artistas que sabían que tenían gancho y los convertías en actores porque te traían espectadores a tus series, eso ahora pasa con tiktokers e influencers. Es una realidad que está ahí y yo que he estado viendo a actores de mucho talento, sudando en castings para conseguir papeles… no digo que a los que cojan no tengan talento, pero cuando ves a algunos que no tienen talento o no se forman o estudian, ahí me duele un poco más, y ya no como actor sino como espectador.
P: Hablas de esa fama asegurada para un actor joven que protagoniza una comedia romántica en Netflix, aunque no lo hagan bien, ¿tenías a alguien en mente cuando escribías esto?
R: No, pero sí que me gustaba la manera ácida de la representante de ser crítica y clara con las cosas. Era un poco por tirar un poco de ese cliché de las comedias románticas en las que la pareja funciona porque hay química, pero no son tan buenos actores o actrices, pero tienen tanto gancho y tirón que es química pura que está hecho.
P: En tu novela no solo hay química de pareja, también de amistad y reflejas esa montaña rusa que también existen en estas relaciones.
R: Quería que Sergio fuera el núcleo y equilibro entre sus amigos y que quedase que tiene a sus amigos porque es la familia que ha elegido. En las familias también hay altos y bajos, pero al final siempre están ahí, y quería reflejar eso en las amistades de Sergio.
P: ¿A cuál de todos ellos le has cogido un cariño especial?
R: A Rico, es un personaje que como lector me gusta porque me parece muy tierno, divertido y tiene una profundidad por su conflicto que conozco, he visto y es real y duro. Pero esa crisis y ese mundo en el que se adentra por sus inseguridades. Ese colectivo que a veces prejuzga tanto o valora unas cosas que hacen sentir pequeño a mucha gente insegura. Y como escritor me ha dado mucho juego porque te permite poner en su boca muchas barbaridades.
P: Primera novela en 2023, segunda en 2024… ¿ya tienes lista la de 2025?
R: Estoy en ello, me está costando bastante, pero la idea es que esté el año que viene. Va a seguir siendo contemporánea y la idea es que el protagonista sea LGTB y haya esa mezcla de parte romántica, amistad, crisis existencia. Elementos comunes, no por repetirme sino por seguir en esa tónica y ese tono.
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Cristina Zavala
Periodista enamorada de todo el entretenimiento....