Ángel Cristo reacciona a la dura curva de la vida de Ana Herminia en ‘Gran Hermano Dúo 3’

Este jueves se juegan la expulsión en Gran Hermano Dúo 3, Ana Herminia, Álex Ghita y Maica después de que Javier y Romina se hayan salvado este martes. La mujer de Ángel Cristo tiene bastantes papeletas para salir después de la denuncia falsa por agresión que vertió contra Javier la semana pasada.

Este martes le ha tocado enfrentarse a su curva de la vida que ha mostrado unas vivencias duras que pueden explicar algunos de sus comportamientos.

"Nací el 20 de mayo de 1979. Fui una niña feliz, vivía con mis abuelos. Para mí mi abuelo era mi todo. Se va a hacer una operación a corazón abierto, no logro despedirme de él y se muere. Eso me cambia la vida completamente. Empecé a ser muy rebelde, a culpar a mis padres, al mundo entero. Estaba entre los 11,12, 13 años. me cambiaron del colegio y sufrí mucho bullying", empezaba contando.

Su padre era muy celoso, un torero en un mundo en el que ella tuvo que lidiar con muchos problemas. Sufrió maltrato por parte de familiares. “Pego un bajón muy grande y vuelvo a remontar a los 19 años y conozco lo que creo que es el amor y con 21 años sufro una decepción muy grande que me deja la autoestima en cero”, continuaba.

Se tiene que mudar y emprender mientras estudiaba y conoce a una pareja con la que estuvo 6 años y consiguió subirle la autoestima. Se comprometieron hasta que se enteró de que estaba casado y no se había divorciado. “Fue como caer al vacío. Empiezo la segunda carrera y tengo una persona al lado al que le gustaba tomar mucho. A mí también me gustaba”, contaba y reconocía que un psicólogo le advirtió que estaba rayando el alcoholismo.

Con ayuda, logra superar muchos sucesos de su vida hasta que conoce al padre de su hija con el que al principio solo tenía una relación basada en el sexo, pero acabó en amor. “Tuve un embarazo de muchos miedos hasta que llegó ella, que fue un milagro”, contaba sobre los riesgos de un embarazo no exento de problemas.

Rompió lazos familiares por cuestiones de celos y se vino a España donde abrió su empresa en 2015. Fueron momentos de mucha soledad. La pandemia la unió mucho a su hija, pero después la empresa donde trabajaba quiebra y ella contrae el virus y se pone muy mala. “Viene mi ruina económica, tuve muchísimo miedo porque de tener todo fue quedarme sin nada. Pude seguir adelante. Consigo mi trabajo. Conozco a Ángel, que vino a pedirnos algo con unos ojos espectaculares, pero super tristes”, recordaba sobre su flechazo con el que ahora es su mirada.

También reconocía que un momento muy duro fue cuando Ángel quiso ir a la televisión a hablar de su madre, algo que a ella le hubiera gustado evitar porque sabía que iba a perjudicarles a ambos. “Pero no me arrepiento de haber dado el paso de ir a hablar, porque pensé que si ella se enteraba de cómo Ángel se sentía podía llegar ese perdón que Ángel ha añorado toda su vida”, admitía. Ahora su deseo es que se acabe esa guerra familiar, “que haya un perdón y vivir en paz, así no vuelvan a estar juntos, pero que haya paz. Yo solo quiero paz”.

Admitía que la suya había sido una relación llena de tristeza, pero de mucho amor. En tan solo tres meses tenía claro que quería casarse con Ángel. Y lo hizo el año pasado, se unió al que considera el amor de su vida y la persona que más le ha cuidado.

Luego llegó la propuesta de Gran Hermano, “sentí mucho miedo, muchas dudas, mucha inseguridad porque se me ha juzgado mucho y se piensa que soy la mano que mece la cuna y quería que me conocieran”.

La reacción de Ángel Cristo

Tras ver su curva de la vida, su marido, Ángel Cristo, se emocionaba en plató y le costaba hablar. “No es justo que ella haya quedado de la mala porque yo haya decidido hablar, sobre todo, cuando yo me fui a la isla se quedó sola y la machacaron y ella no está acostumbrada a esto. No es justo todo el ataque que ha recibido.

“Ella ha estado para mí y ya está agotada de la situación y le voy a poner un freno a la situación porque me tengo que centrar mucho más en ella que está empezando a resentirse de todo esto. Faltan muchas cosas en la línea de la curva de Ana, pero mejor así, y no me gusta verla llorar ni verla mal. Quiero que se quede, pero la echo de menos. Espero que el público le dé una oportunidad y la perdone porque se lo merece”, reconocía.

“Los dos necesitamos paz, cuando nos escapamos un par de días de Madrid volvemos a ser los del principio, el problema es la situación que nos rodea”, reflexionaba.

Ahora está feliz con lo que tiene, pero tiene que centrarse en ello: “Lo tenemos todo para ser felices, una familia preciosa. Solamente necesitamos parar ya un poquito y centrarnos en nosotros porque no ha habido tiempo para todo eso. Hemos formado una familia muy bonita y lo que toca ahora es criar y ser felices”.

Veremos si con Ana al lado el próximo jueves cuando sepamos si es la expulsada de la semana o no. Todo apunta a que sí, porque en este poco tiempo en la casa ha generado mucho rechazo en entre el público, no hay más que ver los comentarios que se escriben sobre ella en redes sociales. Ni su curva de la vida ha logrado ablandar a la audiencia.

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