Especial
Cuando Jackson fracasó por una vez en su vida: su disco ‘Forever, Michael’, cumple 50 años
El álbum, último con Motown, no entró entre los cien primeros en Billboard
Hoy nadie cuestiona el título de Rey del Pop para Michael Jackson. Su nombre es sinónimo de ventas millonarias, giras multitudinarias y estrellato máximo. Pero en la carrera de Jackson no solo hubo pop: como bien saben sus seguidores, empezó a grabar discos como cantante infantil de soul a finales de los sesenta, primero con el grupo de sus hermanos (The Jackson 5) y poco después como en solitario. Discos que se vendieron muy bien y desde muy temprana edad le brindaron fama internacional. Sin embargo, no todo fueron laureles en la brillante trayectoria de MJ: hace cincuenta años publicó un disco que puede considerarse su único fracaso comercial.
Forever, Michael vio la luz el 16 de enero de 1975 y ni siquiera logró ocupar hueco entre los cien más vendidos en Estados Unidos (se quedó en la posición 101). Parece inverosímil que un álbum de Jackson pasara tan inadvertido y generase tan escasa atención. Sobre todo cuando es un buen disco.
The Jackson 5, el grupo del que formaba parte junto a sus hermanos, había publicado su primer disco en 1969: Diana Ross presents The Jackson 5. Como casi todo lo que editaba el sello Motown en aquellos años, tuvo un éxito considerable, como también el siguiente, ABC, de 1970. No pasó inadvertido a Berry Gordy Jr., jefe de la compañía, el enorme potencial del benjamín de la familia, Michael, por lo que en 1972 le hizo debutar en solitario con Got to be there. Fue, sin embargo, el álbum Ben, de ese mismo año, el que le llevó hasta la quinta posición de la lista de ventas de Billboard (y le brindó su primer número uno como solista en la lista de sencillos con la canción que le daba título). En 1973 Jackson, sin dejar de trabajar con sus hermanos, publicó su tercer disco solo, Music & me, de menor impacto, y estrenó 1975 con el cuarto, Forever, Michael.
Forever, Michael fue el último disco de Michael Jackson con Motown. Puede que la factoría, algo desencantada por la tibia repercusión de Music & me o quizá más enfocada en otros artistas de su catálogo, no pusiera toda la carne en el asador. Lo cierto, en cualquier caso, es que este cuarto trabajo contenía excelente material firmado por algunos de los cerebros compositores de Detroit, como los hermanos Edward y Brian Holland, Hal Davis, Freddie Perren y Sam Brown III.
El disco se abre con la estupenda We’re almost there, semibailable y repleta de arreglos orquestales, que se erigió como principal canción del repertorio. Si bien el álbum contenía una verdadera joya, One day in your life, una balada preciosa y sentimental que, sin embargo, no logró conectar con el gran público (al menos en aquel momento). Just a little bit of you, que abría la cara B, lo devolvía al terreno de la pista de baile.
En 1975, la música de discoteca era el último grito en Estados Unidos, pero la que triunfaba no contaba con tanto ornamento orquestal (en contadas ocasiones sí) y solía ceñirse al sonido de grupo de pop. Pese a que esos temas no tenían nada de malo, sonaban un tanto pasados de moda, como si se hubieran grabado en los sesenta. Además, Michael todavía cantaba en ese disco con voz infantil, aguda —quizá no tanto como en sus primeros discos, pero no era su voz definitiva—, lo que pudo confundir al oyente que esperaba otro timbre en un joven de 16 años que ya no era un crío. Eso se debió a que el disco llevaba muchos meses grabado cuando se lanzó, pero el éxito que estaba teniendo Dancing machine, de The Jackson 5, llevó a los directivos del sello a posponer hasta enero de 1975 su publicación.
El caso es que, pese a recibir buenas críticas, con Forever, Michael no pasó nada. No se vendieron en Estados Unidos más que cien mil copias. Pero cambió la vida de Michael Jackson. Y su título era premonitorio.
Si en Motown se habían desentendido un poco de Jackson como solista, en Epic Records creyeron que lo mejor estaba por venir, de modo que ese mismo 1975 lo ficharon y le pusieron a trabajar en el que sería el primer disco de su etapa madura, Off the wall, con el genio Quincy Jones a los mandos como productor. Cuatro años tardó ese álbum en llegar al público, pero se convirtió en su mayor éxito hasta la fecha (puesto tercero en Billboard y veinte millones de copias vendidas en todo el mundo) y daría pasó al colosal Thriller, de 1982, con el que daría comienzo la verdadera hegemonía de Jackson en el terreno del pop.
Miguel Ángel Bargueño
Es periodista y escritor: ha publicado varios libros sobre música. Aterrizó en el universo de LOS40...