Muere Máxima Salazar, la abuela de Sara Carbonero que hace unos días celebraba sus 100 años: “Mi guía, mi faro, mi ángel de la guarda”

Máxima Salazar ha muerto este martes noche, según la revista ¡Hola! Y muchos se preguntarán quién es. Normal. Una mujer que gustaba más de quedarse en la sombra pese a tener una nieta muy reconocida en nuestro país, Sara Carbonero.

Hace apenas tres días la periodista la ponía bajo los focos para celebra sus 100 años. Una longevidad que disfrutaban en familia. De hecho, el pasado fin de semana celebraban esta hazaña y reunían a la matriarca con sus hijos, nietos y bisnietos en Corral de Almaguer (Toledo).

Pese a su avanzaba salud, gozaba de buena salud y de ahí que haya sido una sorpresa la noticia de su fallecimiento. Eso sí, antes de irse pudo reunir a todos los suyos sin saber que sería la última vez. Queda el consuelo de que se ha ido rodeada de amor.

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El cariño de una nieta

“Abuelita, un siglo de amor. Que vamos a batir un récord, te lo prometo. Sé que no te gusta mucho asomarte por estos lares porque dices que te ves mayor, (siempre presumida) pero hoy hemos negociado que la ocasión merecía la pena. Déjame “presumir” de abuela. ¡¡100 años!!”, escribía Sara hace tres días en redes sociales sobre su abuela materna.

Estaba orgullosa de su abuela materna, una pieza clave en la familia. “Eres la matriarca de la familia, madre, abuela y bisabuela. Estás en todos mis mejores recuerdos de infancia. La paloma de la nieve que se posaba en la ventana, el pajar, los cuentos hasta dormirnos a todos los nietos, la vendimia, tu tortilla de patata, tejer juntas, la estufa de palos en la cocina, la “portá” con su canasta, su tractor y sus gallinas… No sigo porque son interminables”, escribía sobre ella.

Son muchos los recuerdos que ha acumulado de su tiempo compartido con ella: “Te recuerdo siempre con un libro en la mano porque tu curiosidad no tiene límites y te tocó vivir una vida no siempre fácil. A menudo me contabas lo mucho que te gustaría ser la protagonista de esas historias. La que no vestía de negro, la que viajaba y conocía mundo. La soñadora, la idealista. Gracias a la vida por permitirnos disfrutarte y aprender tanto de ti”.

Junto a este texto tan bonito y sentido compartía también imágenes de ese álbum familiar. “Gracias a ti por mantener a nuestra familia unida, como hoy, no ha faltado absolutamente nadie para celebrarte. No hay lluvia, distancia ni nada que nos pudiera hacer perdernos este día contigo. Una vida entera no será suficiente para devolverte todo lo que has hecho por nosotros. Eres paciencia, refugio, raíz, el lugar al que volver para encontrarme. Deberías ser eterna”, añadía. Pero no, no lo ha sido, por lo menos físicamente.

“De momento, vamos a por el récord y a ver si se nos pega algo de tu genética. Te quiero con locura. Mi guía, mi faro, mi ángel de la guarda. Eres casa para todo aquel que llega “nuevo” a la familia. Eres la bondad hecha persona, la que no juzga. Una mujer muy adelantada a su época. Te quiero, te quiero, te quiero. ¡No se puede estar más guapa ya!”, terminaba una felicitación llena de amor, la última en vida de su abuela.

Sara todavía no se ha pronunciado sobre lo sucedido, pero seguro que tendrá algunas bonitas palabras que dedicarle a modo de despedida. Desde aquí mandamos nuestro más sincero pésame a toda la familia.