La carretera que amenaza al oso pardo y ha puesto en pie de guerra a este paraíso cántabro
El Gobierno regional ha resucitado un viejo proyecto que ya levantó polémica entre los ecologistas en la década de los 90.

El oso pardo se ha recuperado en la vertiente cantábrica. / Johnny Johnson
Liébana, Saja/Nansa y Campoo-Los Valles son tres comarcas de Cantabria rebosantes de encanto. Un lugar mágico en el que viven unas 60.000 personas y donde el turismo rural ha ido creciendo exponencialmente a lo largo de los últimos años. Pero hay un problema: pese a estar cerca, las tres comarcas no están bien comunicadas. Una circunstancia que ha llevado al gobierno regional a proyectar una carretera que las una, atravesando las imponentes montañas de la zona: la carretera Reinosa-Potes.
El proyecto no es nuevo: la idea se remonta a la década del 90, cuando se puso encima de la mesa y acabó guardado en un cajón. Entonces, los grupos ecologistas ya pusieron el grito en el cielo ante los "irreversibles daños" que generaría la infraestructura en la fauna y la flora de la zona. Treinta años después, el gobierno liderado por María José Sáenz de Buruaga (PP) ha revivido la carretera. Y con ella, también la polémica.
Entre los principales amenazados, el oso pardo. Un animal cuya población ha logrado remontar en las últimas décadas: de las apenas seis osas con crías que había en 1989 se ha pasado a 43, según el censo de 2018. Se calcula que, en total, la población de esta especie supera hoy los 370 ejemplares.

Vista aérea de Mogrovejo, en la comarca de Liébana. / MICHAEL WORKMAN

Vista aérea de Mogrovejo, en la comarca de Liébana. / MICHAEL WORKMAN
Para Felipe González, delegado de SEO/BirdLife en Cantabria, la carretera "amenaza con destruir un corredor ecológico de altísimo valor que incluye cuatro espacios de la Red Natura 2000" y dañar "entornos que albergan especies protegidas, como el oso pardo, que dependen de estos ecosistemas para su supervivencia". En opinión de la organización ecologista, esta infraestructura "supondría una barrera insalvable que fragmentaría los hábitats de estos animales".
"El interés social y el uso que se pretende justificar para esta carretera no compensan"
En opinión de González, no hay excusa posible para perpetrar lo que consideran un atentado medioambiental. "El interés social y el uso que se pretende justificar para esta carretera no compensan, en modo alguno, el daño ambiental que causaría". Los ecologistas no están solos. A sus demandas se han unido más de 250 científicos y ambientalistas, que se han adherido a un manifiesto impulsado por la agrupación política Cantabristas.
"De primera necesidad"
Desde el Ejecutivo cántabro no opinan lo mismo. Según el consejero de Fomento y Medio Ambiente de Cantabria, Roberto Media, se trata de "una carretera de primera necesidad para muchos cántabros que se están muriendo por estar incomunicados. Va a permitir que, por ejemplo, los habitantes de estas comarcas estén a sólo 20 minutos de un hospital". Al mismo tiempo, el Gobierno destaca la necesidad de "impulsar el turismo" de la región.
De momento, el proyecto se encuentra en fase de información previa al estudio de impacto ambiental. De obtener la luz verde, la carretera Reinosa-Potes, con un presupuesto de casi 100 millones de euros, tendrá una longitud de 15 kilómetros con dos carriles carriles de 3,5 metros de ancho y arcenes de 1 metro.