Lágrimas y mucha emoción en el regreso de Belén Rodríguez a la televisión tras su tratamiento de cáncer: “Me siento súper sola”
Cuenta cómo ha llevado el proceso y cómo se encuentra ahora mismo

Belén Rodríguez vuelve a la televisión para reencontrarse con Emma García en 'Fiesta'. / Mediaset
Belén Rodríguez dejó la televisión el pasado noviembre para poder hacer frente al cáncer de garganta en estadio tres que le habían diagnosticado. Pero ahora, con la llegada de la primavera, ha vuelto a la televisión y lo ha hecho a su programa, a Fiesta, donde se ha reencontrado con sus compañeros y con Emma García a la que se abrazaba para asegurarle que estaba “blandita”.
Llegaba con un vestido nude y un corazón colgado al cuello, de la colección de su amiga Anabel Pantoja. “Es el primer día que me pongo pulseras”, aseguraba. “No sabía qué ponerme. Estoy muy delgado. Carmen Borrego me ha dejado muchos vestidos, se ha portado muy bien conmigo y hemos solucionado las cosas”, desvelaba.
Ahora le invade la tristeza, no ha ayudado que, cuando ya estaba recuperándose, en los últimos días cogiera un virus estomacal que, no tiene nada que ver con el cáncer, pero que le ha dejado un bajón anímico.
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Unos meses muy duros para Belén Ro
Han sido unos meses muy duros para la colaboradora. En este tiempo ha llegado a perder por completo la voz, el gusto por los alimentos y ha pasado los días marcados por el dolor. "Me tuvieron que poner tratamientos muy fuertes, me inyectaron fentanilo y hasta tuve alucinaciones", confesaba.
Ha terminado el tratamiento de quimioterapia, pero todavía no tiene el alta definitiva. "No tenía miedo, pero un día tenía ganas de llorar y no podía del dolor que sentía", explicaba sobre lo que ha sentido estos meses. En mayo tendrá que someterse a una nueva prueba médica que valorará si su enfermedad ha remitido o no.
“Ahora me da miedo. Pasé mucho miedo entonces. Pasé miedo en el hospital porque me pusieron primero parches de fentanilo que no me hicieron efecto, me fueron subiendo la dosis y luego, en el hospital, probaron con morfina y me intoxiqué, tenía muchísimo dolor y tenía alucinaciones. Pensaba que estaba en un barco y discutía todo el rato con Iván Reboso y un amigo mío”, relataba, “hasta que fueron dando con el tratamiento adecuado, que no me intoxicara, pero sí me quitara el dolor, fue duro”.
Momento de bajón
Belén reconoce que está triste. Este tiempo ha estado fuerte porque necesitaba curarse, pero ahora que ha terminado el proceso de tratamiento le ha dado el bajón. “El último día del hospital tenía muchas ganas de llorar, pero tenía tantísimo dolor que no podía”, admitía.
“He tenido mucho más apoyo del que me hubiera gustado tener porque tú no sabes lo que es tener 50 personas que les tenga que dar el parte todos los días estando muda durante un mes y medio, horroroso”, bromeaba, “ahora tengo una sensación que no he tenido nunca que es que me siento super sola. Ha estado tan pendiente la gente de mí que ahora me estoy incorporando a mi vida que me ha invadido una sensación de soledad que no sé cómo explicar”.
El inicio de todo
"Yo no le di ninguna importancia, fui muy inconsciente. En ningún momento tuve conciencia de que estaba enferma de cáncer. Sabía que tenía un bulto y que me lo iban a quitar, pensaba que me iban a operar, pero en ningún momento pensé que era una enferma de cáncer. Antes, será por desconocimiento, cuando alguien me decía que tenía cáncer pensaba que se iba a morir. Pensaba que era una enfermedad mortal que, afortunadamente ya no lo es”, confesaba.
“No le di la importancia que tenía. Me dijeron que me iban a operar y pensaba seguir trabajando. Pero me empecé a sentir mal y a quedarme sin voz”, relataba, “lo de la voz es un milagro porque me dijeron que iba a necesitar un foniatra, logopeda, ácido hialurónico. La verdad es que la estoy recuperando muy bien. Lo que mejor hago en la vida es reponerme”.
“Me hicieron la biopsia y no me pudieran operar porque era un estadio 3, sobrepasaba la laringe. Me hubieran tenido que quitar la laringe entera, con una traqueotomía, así me lo dijeron. La otra opción eran treinta y cinco sesiones de radioterapia seguidas y tres de quimioterapia”, continuaba asegurando que, si quitarse la laringe hubiera sido la única opción, no lo hubiera hecho.
“Yo no me he hecho la fuerte. Simplemente, ese era mi mundo. A las nueve y media de la mañana me cogía mi autobús y me iba a la Fundación Jiménez Díaz", contaba sobre su proceso de estos meses.
Recuperándose
Pero ese bulto, en teoría, ha desaparecido y su mensaje es igual de positivo que la actitud que ha mantenido todo este tiempo. Le faltan pruebas y tiene miedo, pero no pierde ese pensamiento optimista.
Ha perdido 9 kilos y ha dejado de fumar –y eso que fumaba tres cajetillas diarias-, pero no se puede hacer ningún retoque estético, aunque reconoce que dentro de dos meses lo va a hacer todo. “Afortunadamente no se me ha caído el pelo”, confesaba. Y Emma insistía en lo bien que está.
Lo importante es que está de vuelta y que es inspiración para muchos enfermos que están pasando por lo mismo que ella.