Tropezó y se levantó: la fe ciega de Carlos Goñi en Revólver tras un primer disco que no gustó
Se cumplen treinta y cinco años del lanzamiento de su álbum de debut

Carlos Goñi, líder de Revólver.
La carrera de Revólver no empezó con buen pie. Hace ahora treinta y cinco años, Carlos Goñi y quienes entonces eran sus compañeros en la banda publicaron su primer disco, homónimo,del que no puede decirse que fuese un éxito. Contenía, eso sí, un par de canciones que en lo sucesivo se han convertido en imprescindibles de su repertorio, como Fuera de lugar y Como único equipaje. Pero la sensación general fue que el rock español no necesitaba un álbum como aquel en los albores de la década de los noventa; aunque, en realidad, el disco estaba a la altura de trabajos posteriores, en los que sí encontró el apoyo del público y los medios.
El álbum Revólver presentó a un Carlos Goñi muy diferente del que la audiencia había conocido antes. El cantante, guitarrista y compositor nacido en Madrid, aunque afincado en Valencia desde pequeño, se había inclinado en sus dos primeros proyectos, Garage y, sobre todo, Comité Cisne, por un rock más influido por los sonidos británicos. Pero él sentía especial predilección por el rock americano, y fue su insistencia por encaminar este último grupo hacia esos derroteros, lo que provocó el final de su corta carrera y el inicio de Revólver.
Al principio, Revólver podía encajar en el formato de grupo: era un cuarteto formado por el guitarrista Jorge Lario, el bajista Sergio Roger y el batería Rafael Picó, excomponente también de Comité Ciste; pero era Carlos Goñi, en calidad de cantante y compositor de todos los temas, quién ejercía de indiscutible líder. Encontró el músico en Revólver el empaquetado perfecto para hacer realidad su sueño de tocar rock americano. Presentó una maqueta a Warner Music, donde gustó y los ficharon.
Y los enviaron a grabar el primer disco a los estudios Mediterráneo, en Ibiza, donde muchos discos de rock español e internacional se habían registrado antes. Por allí habían pasado de Obús y Medina Azahara a Judas Priest, Nina Hagen, Nena o la banda paralela de Roger Taylor, batería de Queen. Las labores de producción se encomendaron a Fernando Sancho, en cuyo currículum lucían nombres de todo tipo: Paloma San Basilio, Radio Futura, Massiel, Ana Belén, Víctor Manuel… También había dirigido orquestas sinfónicas como la de RTVE o la Royar Philarmonic Orchestra. A pesar de este historia, Goñi diría posteriormente que no era el hombre adecuado para producir su primer disco.

No se necesitaba mucho más que un puñado de buenas canciones para que la puesta de largo discográfica de Revólver recibiera el beneplácito del público. Y las canciones estaban, presentando a una banda que replicaba con gusto el rock de Tom Petty, Bryan Adams o Bob Seger con letras cuidadas que contaban historias. Sin embargo, la acogida que tuvo fue bastante menor a la esperada.
La parte buena es que Carlos Goñi no flaqueó, como podría haber sucedido. Tampoco lo hizo su compañía discográfica, que tuvo a bien grabarle un segundo disco, Si no hubiera que correr (1992), que obtuvo ventas más lucidas (unos 20.000 ejemplares) y en cualquier caso inferiores a las del tercer álbum, el que cambió radicalmente su vida: Básico, en colaboración con LOS40. Precisamente en Básico, Goñi recuperó Fuera de lugar y Como único equipaje,para las que invitó a cantar a dos amigos ilustres de la escena valenciana: José Manuel Casañ, de Seguridad Social, y Soledad Giménez, de Presuntos Implicados, respectivamente.
La historia de Carlos Goñi es, pues, una de fe ciega en sus objetivos, de paciencia, perseverancia y superación. Ingredientes que, sin duda, han contribuido a que la carrera de Revólver, a pesar de aquel dubitativo debut, siga dando alegrías a sus muchos fans todavía hoy.