El caso real detrás de 'Angi: crimen y mentira' de Netflix: el fallo que cometió la autora del supuesto asesinato perfecto
La plataforma iba a estrenar este jueves la serie documental pero ha sido cancelado por orden judicial

Imágenes de la miniserie documental de 'Angi: crimen y mentira' (Netflix)
Este jueves 1 de mayo Netflix tenía previsto lanzar un nuevo estreno de su género estrella: el true crime. Con Angi: Crimen y mentira, la plataforma se embarca a través de una miniserie documental en la historia detrás de esta asesina que fue condenada por suplantar y asesinar a su amiga.
Ahora, el mismo día en el que la plataforma iba a lanzar su documental, este ha quedado paralizado por orden judicial después de que l apropia Angie solicitase ante los juzgados de Tarragona la suspensión cautelar de de la emisión al presuntamente aparecer imágenes que carecen de su consentimiento, según informa El Periódico. Por el momento, se desconoce si la cancelación será temporal o definitiva, pero Netflix ha retirado también los tráilers de YouTube.
Aunque la ficción está compuesta por solo dos episodios, el caso real detrás de la historia es mucho más complejo. En España, la investigación cobró un matiz diferente al de otros asesinatos y la prensa tildó el caso como el ''el crimen casi perfecto'' ; pero su autora cometió un error que le costó caro.
El crimen: asfixia sexual y pruebas falsas
La mañana del 21 de febrero de 2008, una mujer que se encargaba de la limpieza de un apartamento en el barrio de Gràcia de Barcelona se topó con el cuerpo sin vida de una mujer, desnuda en el sofá y con una bolsa atada a la cabeza; como bien describe la periodista Mayka Navarro en Desmontando el crimen perfecto.

Imágenes de la miniserie documental de 'Angi: crimen y mentira' (Netflix)

Imágenes de la miniserie documental de 'Angi: crimen y mentira' (Netflix)
Los investigadores que acudieron a al escena del crimen la identificaron como Ana María Páez Capitán. Junto a ella solo encontraron unas botas, una peluca y semen procedentes de dos varones diferentes. Todo apuntaba a una orgía sexual que acabó mal, pero nada más lejos.
Así planeó el 'crimen perfecto' Angi
En paralelo a este crimen, estaba María Ángeles Molina, conocida como Angi, una compañera de trabajo de la víctima a quien conocía desde hacía unos años. Angie era una mujer refinada, de gustos y caprichos caros que podía permitirse, en parte, gracias a la herencia que dejó su marido, un empresario que presuntamente se quitó la vida allá por 1996.
Ambas trabaron amistad después de que Angi se mudara a Barcelona. Fue entonces cuando a Molina le pudieron los nervios: se había quedado sin dinero. Su cuenta pareció esfumarse antes de lo que pensaba y se las ingenió para conseguir más. A los ojos de una mujer calificada por los forenses como maquiavélica, narcisista y psicópata, la respuesta parecía estar en Ana.
Al disponer de todos los datos personales de su compañera de empresa, Angi suplantó su identidad y comenzó a pedir créditos y seguros de vida a su nombre. Todo parecía ir mas o menos bien (dentro de la ilegalidad), hasta que Ana le confesó que estaba pensando en comprarse una casa. Ante el temor de ser descubierta, Angi decidió poner fin a la vida de su compañera.
Durante dos años, Angi se hizo pasar por Ana en todos los sentidos. Pero la gran pregunta es cómo logró que los bancos le concedieran todas las cantidades que esta mujer aparentemente inocente les solicitaba sin sospechar nada. Mayka Navarro, la periodista que destapó la investigación, asegura que en todo este tiempo, Angi se hizo con el favor de los responsables de varias entidades que le concedieron lo que ella pedía.

Imágenes antiguas del documental (Netflix)

Imágenes antiguas del documental (Netflix)
Gracias a eso, pudo hacerse pasar casi sin esfuerzo por su colega de trabajo y, con su propio dinero, alquiló el apartamento en el barrio de Gràcia donde a mediados de febrero de 2008 asesinó a Ana. Lo hizo planeando meticulosamente cada detalle del crimen.
Para empezar, Angi contrató a dos gigolós para hacerse con su semen. Después se puso su peluca para pedir préstamos al banco (emulando el pelo de la víctima) y se metió en el piso alquilado. Invitó a su amiga, la verdadera Ana, a cenar y, una vez allí, la asfixió. El resto de pruebas (el semen, las botas, la peluca, el alquiler...), las dejó aposta en la escena del crimen para emular otro tipo de homicidio.
Casi logró engañar a los Mossos, hasta que les llegó unas imágenes de una cámara de seguridad en las que se podía ver a la supuesta Ana Páez sacando dinero de la cuenta de la asesinada. Nada tenía sentido y, al final, las pistas les llevaron a Angie. En su juicio, la Fiscalía pidió 22 años de prisión por el asesinato y suplantación de Ana, aunque finalmente se benefició de una reducción del Supremo a 18 años.
Nueva detención en 2025 por planificar otro asesinato
Ya en prisión, María Ángeles Molina había adquirido la fama que los medios de comunicación le concedieron en el exterior y ha cumplido condena en la prisión de Mas d’Enric, en Tarragona. Su puesta en libertad estaba prevista para 2027, pero, entonces, Angi volvió a cometer un fallo.
Mientras disfrutaba de un permiso fuera de rejas, los Mossos la detuvieron el pasado 24 de marzo de 2025 al acusarla de haber planificado el asesinato de otra persona desde dentro de la cárcel. Al parecer, la convicta había contratado a dos sicarios para acabar con la vida de una persona cuya identidad no ha sido revelado al estar el caso bajo secreto de sumario.
Las pistas que la señalan por el 'suicidio' de su marido

Angie junto a su marido Juan (Netflix)

Angie junto a su marido Juan (Netflix)
Dado el foco mediático del juicio de Angi y su eco en la prensa, el criminólogo Félix Ríos se puso a hilar y recogió indicios suficientes para que en 2012 se reabriera el caso por el supuesto suicidio del marido de Angi en 1996.
En su informe, el experto exponía las pruebas por las que consideraba que fue su mujer quien planificó su muerte para así poder hacerse con su dinero. Dos de las evidencias más esclarecedoras eran la cartera y el Rólex del empresario que desaparecieron de forma sospechosa.
En su alegato, Ríos retrata a la condenada como una persona de mente fría y calculadora, capaz de sobrepasar cualquier límite con tal de alcanzar su objetivo: ser al fin una mujer de una clase social a la que jamás pudo acceder.

Sandra Escobar
Periodista de LOS40.