Cinco escapadas para descubrir la Cataluña rural más bonita
¿Apetece una ruta de fin de semana? En El Eco de LOS40 os invitamos a descubrir algunas de las joyas catalanas menos conocidas, pero igualmente únicas.
El lago de Sant Maurici, en el parque nacional de Aigüestortes. / Manel Vinuesa
Cuando muchos piensan en Cataluña, inevitablemente vienen a la cabeza las espectaculares playas de la Costa Brava o los mil y un atractivos turísticos de la cosmopolita Barcelona. Pero hay mucho más. Cataluña cuenta con infinidad de pueblos de postal que parecen haberse congelado en el tiempo. Lugares que invitan a una escapada en la que se den la mano la historia, la naturaleza y el encanto rural.
En El Eco de LOS40 os proponemos cinco rutas para descubrir algunos de nuestros rincones preferidos, que os invitamos a disfrutar este fin de semana… ¡o cuando queráis!
Castellfollit de la Roca. / Carlos Sanchez Pereyra
Castellfollit de la Roca. / Carlos Sanchez Pereyra
1. De Besalú a Castellfollit de la Roca.
La primera de nuestras rutas comienza en Besalú, una joya medieval con su famoso puente de piedra sobre el río Fluvià y un casco antiguo que parece sacado de un cuento. Tras explorar sus calles empedradas, conviene seguir hasta Castellfollit de la Roca, un pueblo dramáticamente posado sobre un acantilado basáltico. Las vistas del precipicio te dejarán sin palabras. Puedes aprovechar para probar algunas de las joyas gastronómicas de la zona. Lo más popular: los embutidos.
El castell de Gósol. / Xavier Talleda Catalan
El castell de Gósol. / Xavier Talleda Catalan
2. Ruta por el Berguedà: de Bagà a Gósol
Este rincón del prepirineo es perfecto para los amantes de los paseos por la montaña. Nuestra ruta empieza en Bagà, con su singular plaza porticada y sus murallas medievales. Desde allí, recorre el Parc Natural del Cadí-Moixeró hasta Gósol, un pueblito que inspiró a Picasso en su etapa azul. Las vistas del Pedraforca, uno de los picos más emblemáticos de Cataluña, serán tu recompensa tras la caminata.
Una calle de Peratallada. / Pablo Sebastian Intelisano
Una calle de Peratallada. / Pablo Sebastian Intelisano
3. Entre viñedos y castillos: Pals y Peratallada
En pleno Empordà, Pals se alza sobre una colina con calles empedradas, arcos medievales y miradores al Mediterráneo. A pocos kilómetros, Peratallada conserva su esencia medieval con un laberinto de callejuelas estrechas y plazas encantadoras. Esta es una ruta para disfrutar de buena gastronomía, los vinos con denominación de origen del Empordà, famosos en el mundo entero y, sobre todo, de la máxima tranquilidad.
El pueblo medieval Rupit. / Yvan Tessier
El pueblo medieval Rupit. / Yvan Tessier
4. La Garrotxa más mágica: Santa Pau y Rupit
Esta ruta te invita a adentrarte en los paisajes volcánicos de la Garrotxa, una comarca que no deja a nadie indiferente. Santa Pau es un pequeño tesoro medieval rodeado de frondosos bosques y conos volcánicos. Desde allí lo mejor es dirigirse a Rupit, un pueblo por el que parece no pasar el tiempo, en el que no podrás dejar de fotografiar sus casas de piedra y sus puentes colgantes.
El lago de Sant Maurici, en el parque nacional de Aigüestortes. / Manel Vinuesa
El lago de Sant Maurici, en el parque nacional de Aigüestortes. / Manel Vinuesa
5. Escapada al Pallars Sobirà: de Esterri d’Àneu a Alins
Si buscas desconectar, esta es tu ruta. Esterri d’Àneu, con sus preciosas casas de piedra y calles empedradas, es la puerta de entrada al Parque Nacional de Aigüestortes, el único declarado parque nacional en la comunidad autónoma catalana. Desde aquí, nada como seguir hacia Alins, en el corazón de los Pirineos, donde las cimas nevadas y los ríos cristalinos crean un paisaje 100% instagrameable.
