Las dos portadas de revista que cambiaron la vida de Elle Macpherson y la que nunca le gustó: "No se me reconoce"

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Este martes, 3 de junio, Elle Macpherson visitó por primera vez El Hormiguero - que cuenta con invitados muy esperados esta semana-. La supermodelo australiana pasaba unos días en España como una de las invitadas de honor del 80 aniversario de una conocida revista.

Una publicación que significó mucho en su carrera, como ella misma explicó a Pablo Motos: "La portada de ELLE fue lo que lanzó mi carrera. En 1983 hice mi primera portada y, a partir de ahí, ya todos los años".

Y aunque ahora es indiscutible que su físico ha sido uno de los más impactantes maniquíes de las últimas décadas, Macpherson recordó cuando la industria no pensaba lo mismo:

"Cuando era jovencita, el canon de la época, eran mujeres rubias, de piel clara, ojos azules y como muy monas. Yo siempre quería parecerme a esas chicas, pero era australiana, con ojos oscuros, piel morena, altísima, nadadora y con facciones mucho más marcadas", señaló como impedimentos para hacer esas portadas soñadas.

Hasta que en la mencionada publicación creyeron en ella y todo cambió: "El día que me di cuenta de que mi fuerza estaba en mis diferencias y que tenía que potenciarlas y no esconderlas, fue cuando empecé a tener éxito".

La invitada también explicó la gran diferencia que había en Nueva York entre las modelos que hacían editoriales de revistas de moda y las que hacían catálogos de publicidad. Señalando que las segundas tenían menos caché y por ahí empezó ella:

"Si trabajas para una revista, trabajabas muchísimas horas, te pagaban poco y la mitad se lo quedaba la agencia, así que decidí empezar a coger trabajos menos glamurosos pero mejor pagados, como modelo de catálogo publicitario".

Trabajó hasta en series de televisión como Friends - como otras supermodelos que hicieron cameos en ficciones-, aunque su sueño siempre era seguir apareciendo en las portadas, una de las más deseadas era la de Sports Illustrated.

Le costó, pero cuando logró salir en ella la foto que escogieron nunca le gustó: "Le estoy muy agradecida porque con eso pude crear mi marca, pero la fotografía de la portada no me gustaba mucho, porque no se me reconoce, no se me ve apenas la cara".

La modelo reconoció que también le pasó con la primera portada de ELLE, que tampoco le entusiasmó: "No me gustaba porque me parecía un primerísimo plano excesivo, que parecía una niña pequeña y no me parecía muy de moda, ni glamouroso".

Sin embargo, con el paso de los años piensa todo lo contrario: "Ahora la veo y digo qué mona y qué guapa". Un cambio de opinión que nunca vivió con la portada de aquel Sports Illustrated.