Treinta años de ‘Jagged little pill’: cuando Alanis Morissette dejó el pop y arrasó con el rock guitarrero
La estrella canadiense actuará el 9 de julio en A Coruña y el 12 en Barcelona

Alanis Morissette, en 1996.
Solo de cuento de hadas puede calificarse la historia de Alanis Morissette en la música. Grabó dos discos de pop bailable como adolescente, y a pesar de que tenía talento para componer buenas canciones, no terminaba de encontrar su sitio. Una mudanza a otro país, el encuentro con la persona adecuada que entendió por dónde había que dirigir su propuesta y el contrato con el sello discográfico de Madonna cambiaron su destino, y su tercer disco —para muchos, el primero—, Jagged little pill, publicado ahora hace treinta años, se convirtió en uno de los más vendidos de la historia.
Natural de Ottawa (Canadá), Alanis desplegó desde bien pequeña dos habilidades: una poderosa voz de timbre muy personal y una pasmosa facilidad para escribir letras que se salían de lo habitual. Sin embargo, allá en su país lo que se le puso por delante fue la posibilidad de grabar música pop como la que hacían otras cantantes femeninas en los ochenta. Y aunque sus dos primeros álbumes funcionaron bien en Canadá (sobre todo el primero), al cumplir los veinte años sintió que no era el tipo de música con el que se sentía reflejada.
Hizo las maletas; se fue a vivir a Los Ángeles. Allí conoció a Glen Ballard, productor y compositor veinte años mayor que quedó prendado de su voz y su estilo para componer. Ballard era un hombre de moda en la industria del disco desde que en 1989 hubiera producido a Wilson Phillips, grupo de rock formado por hijas de componentes de Beach Boys y The Mamas & the Papas. Estaba al cabo de la calle de lo que se cocía en la música; y lo que estaba al fuego en aquellos días era el rock áspero del grunge.
Morissette y Ballard encajaron a la perfección, y este no tuvo reparo en dedicar tiempo en su estudio de grabación a crear, junto a Alanis, nuevo repertorio. Consideró que este debía rebosar de guitarras sucias como las del grunge, pero sin caer en su sonido a veces destartalado; dieron vía libre a la incorporación de bases electrónicas; y, sobre todo, al torbellino de voz de Alanis. Puede decirse que en 1995 no había otra artista (ni otro) como ella. Y cuando consiguieron reunir un puñado suficiente de canciones, comenzaron a moverlas entre gente de la industria.
Por aquel entonces Madonna había fundado el sello Maverick, abierto a todo tipo de artistas. Uno de los cazatalentos de esa compañía quedó impresionado por la maqueta y ofreció un contrato discográfico a Alanis para publicar el disco, prácticamente terminado. Aquel disco, que cambió la carrera y la vida de la artista canadiense, fue Jagged little pill.

Había esperanzas por parte de todos los actores de que tuviera cierto éxito; lo que casi nadie suponía es que el primer sencillo, “You oughta know” (en el que tocaban dos miembros de Red Hot Chili Peppers, el bajista Flea y el guitarrista Dave Navarro), empezase a sonar con insistencia en muchas emisoras de radio y clubes de California, lo que derivó en que la MTV decidiera emitir el vídeo de la canción. Casi de la nada, Alanis estaba en todas partes, y las ventas de Jagged little pill iniciaron un progresivo despegue que llegó a cotas absolutamente imprevistas.
La curiosidad se transformó enseguida en agradable sorpresa cuando el público se dio cuenta de que el álbum contenía más canciones de alto nivel, como “Hand in my pocket”, “All I really want”, “You learn” o “Ironic”. No era artista de un solo éxito. El siguiente paso era que Alanis saliera de gira, cosa que hizo durante año y medio sin apenas pausa, en parte como telonera de Radiohead o el veterano Neil Young. A sus 21 años, Alanis estaba en la cima.
Las canciones de Jagged little pill eran comerciales, pero tenían un ángulo de rock que complacía a los oyentes más exigentes. La compra del disco fue masiva, y en octubre de 1995 llegó al número uno de los más vendidos en Estados Unidos, llegando a venderse desde entonces quince millones de copias (más de 33 millones en todo el mundo). La artista pasó a ser la más joven en lograr un disco de platino en EEUU. El álbum estuvo nominado a nueve premios Grammy, de los que se llevó cinco. En julio tendremos el privilegio de recibirla una vez más en nuestro país, ya que actúa el día 9 en el O Gozo Festival (A Coruña) y el 12 en el festival Cruïlla (Barcelona).