Muere José Enrique Serrano, el 'gurú' de grandes rostros del Partido Socialista
Fue una figura clave en las negociaciones políticas

José Enrique Serrano / Europa Press
José Enrique Serrano, uno de los hombres más influyentes y discretos de la política española contemporánea, ha fallecido este martes en Madrid a los 75 años, tras una enfermedad que padecía desde hacía meses. Su muerte ha provocado una oleada de reacciones en el ámbito político, especialmente en el PSOE, partido al que dedicó toda su vida profesional y al que sirvió con lealtad y compromiso.
Desde el PSOE, las muestras de afecto han sido unánimes. "Fue un servidor a España y un socialista comprometido con los valores más profundos de este partido", ha expresado el partido en un comunicado. La vicepresidenta primera, María Jesús Montero, lo ha recordado como "un hombre sabio y generoso que dedicó su vida a hacer de España un país más justo".
Serrano fue jefe de gabinete de dos presidentes del Gobierno: Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero. Su papel fue determinante en momentos clave de la historia reciente de España, tanto en el poder como en la oposición. También colaboró estrechamente con líderes como Joaquín Almunia, Alfredo Pérez Rubalcaba y Pedro Sánchez, quien lo definió como "irrepetible" y "con una lealtad a la altura de un compromiso que hizo escuela".
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Nacido en Madrid en 1949, Serrano fue profesor de Derecho del Trabajo en la Universidad Complutense antes de iniciar su carrera en la administración pública. En 1987, fue nombrado director general de Personal de Defensa, y más tarde secretario general del Ministerio cuando Narcís Serra fue vicepresidente del Gobierno. En 1995, Felipe González lo eligió como jefe de su gabinete, cargo que también desempeñó durante los gobiernos de Zapatero entre 2004 y 2011.
Serrano también fue una figura clave en las negociaciones políticas, como en 2016, cuando formó parte del equipo de Pedro Sánchez para intentar formar gobierno. Su estilo, marcado por la discreción y la eficacia, le granjeó el respeto incluso de sus adversarios políticos.












