Bad Gyal convierte el Mallorca Live en su reino de fuego, perreo, poderío... y ternura
La jornada del sábado en el escenario Estrella Damm solo tenía un nombre

Bad Gyal en el Escenario Estrella Damm / (Andrés Iglesias)
La noche del sábado en el Mallorca Live Festival tuvo nombre propio: Bad Gyal. La artista catalana, referente del dancehall y el reguetón contemporáneo, ofreció un espectáculo que combinó sensualidad, empoderamiento y un inesperado momento de ternura que conmovió al público. Puntual a su cita mallorquina y ataviada con una mini falda de leopardo y un lencero a juego, llegaba la cantante al escenario Estrella Damm: "¿Cómo estamos? Estaos súper felices de estar aquí esta noche. Si me conocéis, no me gusta hablar... Me gusta mover el culo y montar una fiesta", decía, dando paso a un show festivo y sensual armado con un espectáculo visual de luces, una escenografía estival y coreografías.
Con un repertorio cargado de hits en el que no se dejó ninguno fuera, Bad Gyal empezó a mover el culo al ritmo de Alocao, Zorra, Chulo, Bota Niña y Perdió Este Culo, entre otras. La artista tenía un propósito esta noche y cumplió las expectativas de los miles de jóvenes y no tan jóvenes que la esperaban en el escenario Estrella Damm.
Su presencia escénica, arropada por un cuerpo de baile impecable y una producción visual de alto voltaje, reafirmó su estatus como icono de una generación que baila, canta y se reivindica al ritmo de sus letras. Más de una hora de actuación dio para mucho, sobre todo para mover el culo como ella confirmó que era lo que más le gustaba hacer. Se acercaba el momento de la despedida y Bad Gyal se dirigió a su público de Mallorca: "Espero disfrutar de esta isla, ir a la playa, darme un baño y comerme una ensaimada", puntualizaba.
LOS40
LOS40
No obstante, antes de irse, todavía quedaba por vivir uno de los momentos más emotivos de la noche durante la interpretación de Fiebre. Sin que nadie se lo esperase, Bad Gyal invitó a subir al escenario a una niña del público y, la pequeña, visiblemente emocionada, bailó junto a su ídola mientras el público estallaba en aplausos y vítores. Un gesto que rompió con la intensidad del show para dejar paso a la ternura, y que demostró que, más allá del perreo, hay una conexión real entre la artista y sus fans
El público, mayoritariamente joven y entregado, no dejó de bailar ni un segundo. Cada tema era coreado como un himno, y la energía colectiva convirtió el recinto del antiguo Aquapark de Calvià en una pista de baile masiva. La artista cerró su actuación con un mensaje claro: "Solo hay una Bad Gyal, la real. Lo otro son copias".












