Iggy Pop incendia el Mallorca Live Festival con una descarga de punk eterno

Con el torso desnudo, su melena rubia lacia al viento y una energía que nos hace dudar de que tenga 78 años, Iggy Pop volvió a demostrar por qué sigue siendo el padrino indiscutible del punk. El escenario Estrella Damm del Mallorca Live Festival fue testigo de una actuación vibrante, salvaje y profundamente emotiva, en la que el artista estadounidense ofreció un repaso a sus himnos más icónicos, acompañado por una banda potente y bien engrasada.

Desde los primeros acordes de The Passenger, el público que no quiso dejar de grabar ni una sola canción y que se entregó al grupo desde el principio, se sumergió en una catarsis colectiva. Le siguieron clásicos como Lust for Life, I Wanna Be Your Dog y Real Wild Child (Wild One), que hicieron temblar el suelo del recinto de Calvià. Iggy no solo cantó: se movió por todo el escenario, bajó al foso para acercarse a sus fans y lanzó miradas cómplices que encendieron aún más el ambiente.

"Estoy muy feliz de estar aquí", dijo al público, que respondió con vítores y saltos y a la vez dejando evidencia de sus pinceladas en español. Su actitud, desafiante y magnética, sigue intacta, y aunque su cuerpo muestra el paso del tiempo, su espíritu permanece indomable. La banda que lo acompañó —con guitarras, batería y hasta trompetas— aportó una base sólida y enérgica que elevó cada tema a una nueva dimensión.

La noche había comenzado con actuaciones destacadas de Siloé, que presentó su álbum Santa Trinidad con una mezcla de ritmos bailables y letras profundas, y El Kanka, que ofreció un set más íntimo y reflexivo, ideal para preparar el terreno antes del huracán Iggy.

Este concierto no solo fue una parada más en su gira europea y estadounidense —que acompaña el lanzamiento de su disco Live at Montreux Festival 2023—, sino un reencuentro con Mallorca, donde ya había actuado hace 22 años. Y como entonces, volvió a dejar claro que su legado no es solo historia: es presente vibrante y futuro inspirador.