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Día Mundial de las Tortugas Marinas: la importancia de cuidar a un animal único

Estas criaturas desempeñan un papel clave en el ecosistema marino. Y la acción humana las sitúa en una grave situación de peligro.

Las tortugas marinas están seriamente amenazadas. / James R.D. Scott

Su imagen nos resulta cautivadora, casi como de otro mundo. Animales prehistóricos nadando en la inmensidad del océano, aparentemente ajenos a todo lo que ocurre en el planeta y, sin embargo, sufriendo en su piel muchos de los problemas que generamos los humanos. Son las tortugas marinas, un animal fascinante que hoy celebra su Día Mundial. 

Estas criaturas milenarias habitan nuestros océanos desde hace más de 100 millones de años. Pero a pesar de su longevidad, se enfrentan a amenazas significativas que ponen en peligro su supervivencia. Por ello, cada 16 de junio desde 2008 se conmemora su Día Mundial, en una fecha que fue propuesta por la Asociación Mundial de Zoos y Acuarios (WAZA) con el objetivo de sensibilizar al público sobre la importancia de conservar estas especies y sus hábitats. La fecha coincide con el aniversario del nacimiento de la tortuga marina más grande del mundo, la tortuga laúd (Dermochelys coriacea), que puede alcanzar más de 2 metros de longitud y pesar hasta 700 kg.

Las tortugas marinas desempeñan un papel fundamental en los ecosistemas marinos.

Pero, ¿por qué es tan importante proteger a estos animales? Los motivos son variados. Las tortugas marinas desempeñan un papel fundamental en los ecosistemas marinos. Su dieta incluye medusas, esponjas, algas y pastos marinos, lo que contribuye al equilibrio de las poblaciones de estos organismos. Por ejemplo, al alimentarse de medusas, ayudan a controlar su población, evitando que se conviertan en plagas que puedan dañar los arrecifes de coral. Además, al consumir pastos marinos, promueven la salud de los lechos de pastos, esenciales para la biodiversidad marina.

Una vida en peligro

Las tortugas son bioindicadores de la salud del océano. Su presencia y comportamiento reflejan el estado de los hábitats marinos. Y éste no es precisamente bueno, lo que se traduce en serias amenazas. De entrada, sufren como pocas especies la contaminación por plásticos: las tortugas los confunden con medusas, su alimento favorito, lo que puede llevar a la ingestión de estos materiales y, en muchos casos, a la muerte por obstrucción intestinal o inanición. También sufren la pesca accidental, ya que a menudo quedan atrapadas en redes y otros aparejos de pesca.

Las tortugas habitan nuestros océanos desde hace más de 100 millones de años. / Jay Dickman

Por otra parte, la destrucción de hábitats (a menudo, por la urbanización costera y el turismo descontrolado) es un reto para su supervivencia. Además, existe un ingente comercio ilegal motivado por la demanda de su carne, huevos, caparazones y piel en algunas regiones del mundo. Por último, y al igual que en el caso de otras muchas especies, las tortugas sufren a causa del cambio climático: el aumento de las temperaturas afecta la temperatura de incubación de los huevos, lo que puede alterar el equilibrio de sexos en las crías y afectar las poblaciones a largo plazo.

Pero, ¿de qué hablamos cuando nos referimos a tortugas marinas? ¿Cuántas especies hay? A grandes rasgos, existen siete familias principales: 

Tortuga laúd (Dermochelys coriacea): La más grande y pesada, se alimenta principalmente de medusas.

Tortuga verde (Chelonia mydas): Principalmente herbívora, se encuentra en aguas tropicales y subtropicales.

Tortuga carey (Eretmochelys imbricata): Reconocida por su caparazón de escamas, está en peligro crítico de extinción.

Tortuga boba (Caretta caretta): Una de las más comunes, se alimenta de crustáceos y moluscos.

Tortuga laúd (Dermochelys coriacea): La más grande y pesada, se alimenta principalmente de medusas.

Tortuga golfina (Lepidochelys olivacea): Conocida por sus arribadas masivas, donde miles de hembras desovan simultáneamente.

Tortuga caguama (Caretta caretta): Similar a la boba, pero con diferencias en su distribución y comportamiento.

Aunque no todas sufren las amenazas por igual, ninguna se libra del peligro. Por ello, es importante trabajar en materia de concienciación y sensibilización. También tomar conciencia de que, aunque no está en nuestra mano salvar a todas las tortugas marinas, sí podemos poner nuestro grano de arena. ¿Cómo? Por ejemplo, evitando los plásticos de un solo uso, respetando las áreas de anidación y  las playas donde anidan, especialmente durante la temporada de desove.También apoyando organizaciones de conservación. Pero, sobre todo, tomando conciencia de que el planeta es un lugar frágil, y de que debemos cuidarlo para garantizar el futuro de todos los que vivimos en él.