0,4 grados cada década: así se calienta el Mediterráneo
Si este verano te bañas en el Levante, lo vas a notar: está más caliente que nunca.
El Mediterráneo arde. / George Pachantouris
Nada es casual en el Mediterráneo: el mar que baña nuestras costas se está calentando a un ritmo vertiginoso, y las alarmas no paran de sonar. Desde 1980, la superficie marina sube unos 0,4 °C cada diez años, una velocidad casi un 20 % superior a la del promedio global. Así lo ha advertido la fundación CMCC, que ha señalado que las olas de calor marinas no solo son cada vez más frecuentes, sino que se alargan y se intensifican.
En su informe, el Centro Euro‑Mediterráneo sobre Cambios Climáticos insiste en que, con casi 500 millones de personas y 22 países al borde de sus aguas, el escenario climáticamente más cálido de la historia reciente ya es una dura realidad. "Estos eventos extremos ya no son una excepción, sino parte de una preocupante tendencia", ha declarado Emanuela Clementi, investigadora del CMCC.
En junio las aguas alcanzaron una media de 27 °C, una temperatura inédita para la región
El pasado junio fue el más tórrido jamás registrado en esta superficie marina. En puntos del litoral español y francés, las anomalías térmicas ascendieron hasta +5 °C por encima de lo habitual, y se superaron los 4 °C de exceso en muchas zonas. Pero esto no solo lo dice Clementi: Copernicus reporta que en junio las aguas alcanzaron una media de 27 °C, una temperatura inédita para la región. En Baleares ya se han registrado más de 30 °C en los últimos días de junio, rozando valores propios del Caribe.
Cuando el calor del aire y el mar se alían
Cuando una ola de calor atmosférica coincide con una marina, los dos sistemas se potencian hasta elevar la temperatura del agua entre 0,7 °C y 0,8 °C más que lo habitual, según un estudio del CEAM publicado en 'Communications Earth & Environment'. El resultado: continuos picos térmicos que agotan a la vida marina e incrementan los incendios a pie de costa.
¿Y para quién no hay tregua? En la parte terrestre, este calor costero se traduce en megaincendios que barren bosques, amenazan cultivos y sí, detonan alarmas en el turismo. El CMCC alerta de que las olas de calor del mar actúan como catalizadores para fuego de altísima intensidad en países como España, Italia o Grecia. El caldo de cultivo es tan perfecto que el nuevo informe ‘El creciente vínculo…’ alerta de que la combinación calor + sequía + viento seco es una bomba en la región .
Además, la crisis sanitaria es silenciosa pero mortal: recientemente un análisis atribuía a estas olas de calor cerca de 1.500 muertes adicionales entre el 23 de junio y el 2 de julio en Europa, especialmente en ciudades como Barcelona y París; la mitad de las muertes ocurrió en mayores de 65 años, víctimas del estrés térmico nocturno.
El calentamiento también está reescribiendo el libro de la vida marina. El fenómeno ya ha facilitado la entrada de especies invasoras como el pez león, el pez conejo o algas exóticas como la Rugulopteryx okamurae. Un entorno devorado por temperaturas tropicales debilita los ecosistemas originales y satura los hábitats naturales.
El incendio azul
La comunidad científica no se queda de brazos cruzados. El CMCC impulsa modelos predictivos avanzados, sistemas de alerta temprana y utiliza inteligencia artificial para anticiparse a estas olas marinas y atmosféricas. Programas europeos como ObsSea4Clim, FutureMARES o ACTNOW persiguen afinar la predicción y proteger tanto los ecosistemas como a las comunidades de sus devastadores efectos
Las iniciativas incluyen campañas de observación satelital, como Copernicus, boyas inteligentes y redes colaborativas como la Mediterranean Heat Waves Monitoring Service, que alertan del nivel, intensidad y extensión de las olas de calor marinas desde 1982. Todo suma para tratar de entender mejor un fenómeno de consecuencias impredecibles