Crítica de ‘Superman’: no es perfecta, pero planta cara al legado de DC y vuelta alto

Salgo del pase de Superman y mi amigo José Andrés, de los pocos con los que comparto la obsesión por el cine de superhéroes, me pregunta si es mejor que El hombre de acero, esa película que presentaba a Henry Cavill como el Último Hijo de Krypton, abriendo un universo cinematográfico que terminó enterrado entre un mar de expectativas y demasiadas pruebas y errores. Diré que este Superman, el que dirige James Gunn tras su buen hacer en Marvel con Guardianes de la Galaxia e interpreta –ya aviso que maravillosamente bien– David Corenswet, se siente diferente, una película más enfocada en llevar el cómic a la pantalla (con todo lo que eso implica) y no tan preocupada por ser algo de culto o tomarse demasiado en serio.

A pesar de los intentos de algunos usuarios de X empeñados en destruir cualquier título firmado por DC Studios, juro y perjuro que Superman es una película que no es solo decente, sino que es muchísimo más. Entretiene, divierte y resulta emotiva sin ser cursi, gracias a la varita mágica de Gunn y a unos actores que entienden perfectamente el papel a ejecutar y a unos personajes que (por fin) derrochan carisma.

Por no hablar de que no es una película de orígenes. La historia del bebé Kal-El huyendo en una nave alienígena a la Tierra, el pasado del granjero y jugador de fútbol Clark Kent en Smallville, y el periodista torpe y con gafas que entra a trabajar en el Daily Planet ya nos la sabemos. En esta cinta todo empieza rodado, lo cual nunca agradeceré lo suficiente.

Superman ha sido derrotado por primera vez por un metahumano que trabaja al servicio de Lex Luthor (Nicholas Hoult). Clark Kent y Lois Lane (Rachel Brosnahan) viven su noviazgo mientras discuten por la imagen pública que tiene el superhéroe de la capa roja, y otros compañeros –Linterna Verde (Nathan Fillion), Mr. Terrific (Edi Gathegi) y Hawkgirl (Isabela Merced)– actúan de ‘escuadrón suicida’ ayudando en los diferentes conflictos que azotan Metrópolis. Aquí todo está en marcha y, además, si estás puesta en los desvaríos de la política internacional actual, encontrarás algunas similitudes en el conflicto central que elige este largometraje.

Mi amigo –sí, José Andrés– también preguntó qué había sido lo que más me había gustado y, por eso, me di cuenta de lo mucho que me había gustado. Porque tiene muchas cosas buenas que voy a proceder a enumerar como si fuera la lista de la compra para intentar convencerte de que este fin de semana saques tu entrada y vayas al cine. La primera es David Corenswet. Cuando conocí a este actor en el Hollywood de Ryan Murphy jamás pensé que pudiese llegar a ser Superman. Sin embargo, ahora solo imagino a él interpretando a Clark Kent. Igual que Superman representa la esperanza de ese mundo de dioses y monstruos, Corenswet bien podría ser la luz al final del túnel en el que DC lleva metido tanto tiempo.

La química entre Lois y él es perfecta para esta comedia romántica que de vez en cuando asoma en el metraje y se disfruta porque, ¿a quién no le gusta ponerse tierno de vez en cuando? La Liga de la Justicia es un plus, con momentos top, igual que Krypto, el perro que saca a Superman de más de un apuro; el Lex Luthor de Nicholas Hoult se comporta como un villano que merece su propia película en solitario. Y sí, para los especialitos, las batallas, los vuelos de Superman por el cielo y la Fortaleza de la Soledad en el Ártico son estupendos y merece la pena verlos en pantalla grande.

¿Todo es bueno en Superman? No, claro que no. Siempre estoy a favor del uso del sarcasmo, especialmente en una película que tenía la obligación de desmarcarse de la larga sombra del ‘DC Extended Universe’ y no caer tan fácilmente en la copia de las estrellas de Marvel (Iron Man, Thor…). Sin embargo, Superman (2025) tiene escenas en las que intenta ser emotivo, pero también juega a ser ridícula a propósito, y el tono termina siendo una pieza de puzzle que no encaja en el único hueco que queda.

Es como si tuvieras un buffet libre para comer todo lo que quieras, pero solo pudieras hacer una degustación en el mínimo tiempo posible. Además, no se siente como el arranque de un nuevo universo. He echado en falta una pista, cualquier cosa, que me diga hacia dónde va esto, cuál va a ser el próximo paso.

Y es una pena, porque Superman te deja justo ahí: con ganas de saber más, de conocer más, de seguir viajando con estos personajes que, por primera vez en mucho tiempo, vuelven a caerte bien. Este es el camino, DC. Solo falta que te atrevas a dar más pasos en él, y que no te vuelvas a quedar en tierra de nadie.