La espera ha terminado, no se ha alargado tanto como la de Rihanna. Justin Bieber ha vuelto a publicar un álbum cuatro años después de Justice. Llevaba tiempo avisando que estaba trabajando en material nuevo y por fin hemos podido escucharlo. Sin avisar y por sorpresa, este 11 de julio ha salido a la luz Swag, un álbum que nos confirma al canadiense como un artista pop con alma soul que, por momentos, nos recuerda a Michael Jackson en su etapa más Motown.
Horas antes de poder escuchar el disco, él mismo dejaba pistas de este lanzamiento compartiendo portada, título, una colección de fotos familiares y la lista de temas y colaboradores entre los que se encuentran Dijon, Lil B, Sexyy Red, el comediante Druski, Gunna, Cash Cobain o 2 Chainz.
La producción corre a cargo de Dijon, Mk.gee, Knox Fortune y Daniel Caesar, entre otros, y un compositor clave del álbum es Tobias Jesso Jr.
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Hollywood Reporter ya avanzaba horas antes que Bieber había estado organizando sesiones de improvisación en su casa de Los Ángeles durante los últimos meses con DJ Tay James, el director musical HARV, el colaborador de SZA, Carter Lang y el artista australiano Eddie Benjamin. También hablaba del viaje de Bieber a Islandia para improvisar, relajarse y terminar su álbum.
El título del disco lo dice todo. Una portada en blanco y negro con la familia como protagonista y una palabra que ya le habíamos escuchado años atrás y que ahora toma todo el protagonismo.
Swag es una palabra coloquial que hace referencia a la confianza, el estilo y la actitud que alguien posee de forma natural. Se refiere a aquel que muestra seguridad al caminar, vestir o expresarse. Muchos lo comparan con tener flow, la diferencia está en que en este caso es sin esforzarse, como algo intrínseco a la persona.
Es sinónimo de seguridad en uno mismo que parece que es lo que quiere reflejar Bieber precisamente en unos tiempos donde se ha cuestionado en muchas ocasiones su estado de salud. Con esta palabra lo deja claro, no le importan las opiniones externas ni la presión social. Una solo término, que dice mucho.
En una escena donde lo latino y lo urban predomina, él deja claro que no se va a dejar llevar por tendencias. Lo suyo siempre ha sido el pop y sigue ahí, con ese toque de alma soul que siempre ha estado con él.
La diferencia es que ya no necesita canciones limpias y perfectas. Ahora deja paso a la improvisación, la naturalidad, lo que nace con esencia y no necesita más. Claro ejemplo es, por ejemplo, Zuma House que parece una improvisación en casa, una maqueta convertida en tema dentro de su disco en el que demuestra que con voz y guitarra se basta y se sobra para expresar lo que quiere. No necesita pulirlo más.
Se trata de un disco oscuro, profundo, emotivo y donde el cantante, se muestra más maduro e introspectivo creando espacios de emoción que nada tienen que ver con la melancolía sino con el descubrimiento de uno mismo y su realidad.
Se puede hablar de un disco honesto en el que Bieber explora temas que han supuesto un punto de inflexión en su vida como la paternidad y el matrimonio. De ahí que su mujer e hijo salgan en la portada.
Entre comediantes y pastores
No todo es música, también incluye pequeños sketches con Druski, con comediante estadounidense que aporta ese toque satírico a temas como la fama, los paparazzi y lo que supone este negocio. Ya habían actuado públicamente antes y ahora se convierte en protagonista de hasta tres temas: Soulfoul, Therapy Session y Standing on Business.
“He tenido que pasar por muchas de mis luchas como ser humano, como todos lo hacemos públicamente y entonces la gente siempre me pregunta si estoy bien y eso empieza a pesarme mucho, ¿sabes? Porque estoy… Porque es como cuando alguien no para de decir: “¿Por qué lloras? ¿Por qué lloras?” Es como, ‘Perra, no estaba, pero ahora sí, joder’”, se escucha en uno de esos audios sobre la presión de tener a todos pendientes de su estado mental.
Se nota, además, que ha dado los últimos retoques hace poco en canciones como Butterflies que abre con uno de sus audios virales recientes. Ese en el que se enfrenta a los paparazzi para decirles: “Solo quieres dinero, dinero, dinero, dinero, dinero, dinero, dinero, dinero. ¡Fuera de aquí, hermano!”
Sí, también hay espacio para el sexo y ahí está el hip hop de Sexyy Red, en Sweet Spot, a la que también hemos visto colaborar últimamente con Bruno Mars. Juntos aportan el lado más sensual del disco.
Y frente a los deseos más carnales, los más espiritual junto a Marvin Winans, un reconocido pastor y también cantante de góspel que cierra el disco de Bieber con Forgiveness. A estas alturas todos esperábamos algún tema cristiano y este lo es: “Señor, exalto tu nombre. Señor, me encanta cantar tus alabanzas. Estoy tan feliz de que estés en mi vida. ¿Alguien siente eso? Estoy tan feliz de que vinieras a salvarnos. Viniste del Cielo a la Tierra para mostrar el camino”. Amén.
Ahora queda saber si este lanzamiento llegará acompañado de gira.