Tsunamis en España: ¿qué riesgo real existe y en qué zonas podrían impactar?
Analizamos la situación de nuestro país en lo referente a la posibilidad de sufrir este tipo de desastres naturales.
España no está libre de riesgo de tsunami. / FOTOKITA
España no es precisamente Japón, pero tampoco es inmune a los tsunamis. Aunque muchos los asocian con imágenes apocalípticas del Pacífico, lo cierto es que algunas zonas del litoral español están en el punto de mira de la ciencia.
Así lo advierte la Comisión Intergubernamental de los Océanos (COI) de la UNESCO, que asegura que en los próximos 30 años hay una probabilidad cercana al 100 % de que se produzca un tsunami en alguna parte del Mediterráneo occidental.
No sería la primera vez. El 1 de noviembre de 1755, un terremoto en Lisboa generó un tsunami que arrasó la costa suroeste de la península. Cádiz, Huelva y partes del Algarve sufrieron el embate de olas que superaron los 15 metros. Más de 1.000 personas murieron solo en la costa española. Este hecho histórico sigue siendo una referencia cuando se habla de maremotos en la región.
Actualmente, el foco principal está en la falla de Averroes, una fractura submarina en el mar de Alborán, entre Almería y Marruecos. Según un estudio del CSIC, esta falla podría generar olas de hasta seis metros que llegarían a la costa en menos de media hora. Málaga, Almería, Granada o incluso zonas de Murcia estarían entre las más afectadas. Y lo preocupante es que no hablamos de una hipótesis remota: en 2004, un terremoto en esta misma zona ya encendió las alarmas.
También en el Golfo de Cádiz se concentra otro de los grandes riesgos. Estudios recientes estiman que hay una probabilidad del 10 % de que se registre una gran ola en los próximos 50 años. Cádiz, Huelva y el entorno del estuario del Guadalquivir —donde se han hallado sedimentos de tsunamis pasados— están señalados como puntos vulnerables.
Canarias y el mito del megatsunami
Las islas no se libran. En 2020, un derrumbe en los acantilados de La Gomera provocó una pequeña ola que llegó a la costa, sin causar apenas daños. Fue un aviso. Pero el escenario que más titulares ha generado es el del colapso del flanco suroeste del volcán Cumbre Vieja, en La Palma. Según una hipótesis planteada a comienzos de los 2000, este deslizamiento masivo podría provocar un megatsunami capaz de cruzar el Atlántico y llegar incluso a América. La comunidad científica lo ha rebajado a una posibilidad "altamente improbable", al menos a corto o medio plazo.
Lo que sí preocupa a los expertos son los tsunamis locales: olas de entre uno y ocho metros que podrían golpear las costas de Tenerife o Gran Canaria en cuestión de minutos si se produjera un desprendimiento volcánico o un terremoto submarino.
En el norte de España, la situación es más tranquila. Las costas de Galicia, Asturias, Cantabria y País Vasco tienen un riesgo muy bajo, con probabilidades casi nulas de tsunamis significativos. Eso no significa que estén completamente a salvo, pero sí fuera de las zonas calientes que preocupan a los científicos.
¿Estamos preparados?
Desde 2021, España cuenta con un Plan Estatal de Protección Civil frente a tsunamis. Incluye protocolos de alerta, evacuación y respuesta rápida. Ciudades como Chipiona o Huelva han empezado a implementar el programa TsunamiReady de la UNESCO, que busca preparar a la población para actuar con rapidez en caso de emergencia.
La clave está en el tiempo de reacción. Un terremoto en el mar de Alborán podría generar una ola que impacte en la costa en menos de 30 minutos. El margen es muy estrecho, por eso los sistemas de detección temprana y la educación ciudadana son fundamentales. Sismos, retirada repentina del mar o sonidos inusuales son señales que hay que conocer. Saber cómo reaccionar puede marcar la diferencia entre el susto y la tragedia.
España no está condenada, pero tampoco exenta. El riesgo de tsunami existe y está bien documentado. No es cuestión de alarmar, sino de estar preparados. Porque si la historia se repite —como suele hacerlo— mejor que no nos pille desprevenidos.