Bad Bunny convierte el Coliseo de Puerto Rico en un homenaje sin precedentes a su tierra
Da el pistoletazo de salida a su residencia 'No Me Quiero Ir De Aquí'
Bad Bunny en el Coliseo de Puerto Rico / Kevin Mazur
Bad Bunny lo ha vuelto a hacer. El artista puertorriqueño ha dado el pistoletazo de salida a su ambiciosa residencia No Me Quiero Ir De Aquí con tres noches consecutivas de conciertos completamente agotados en el Coliseo de Puerto Rico. Pero esto no es solo una serie de shows: es una declaración de amor a su isla, una experiencia inmersiva que marca un antes y un después en la historia del espectáculo en vivo.
Con una puesta en escena que fusiona lo tradicional con lo vanguardista, el espectáculo arranca con una escena cotidiana protagonizada por Dayaneris Ortiz y Julito Gastón, que da paso a una explosión de energía con el estreno de Alambre PúA. A lo largo de tres intensas horas, el público vibra con temas de su último álbum DeBÍ TiRAR MáS FOToS, como KETU TeCRÉ o PIToRRO DE COCO, y clásicos de todas sus etapas, desde X100PRE hasta Un Verano Sin Ti.
El show, dividido en cinco actos, está cuidadosamente diseñado para rendir homenaje a la cultura puertorriqueña. Desde la escenografía —inspirada en el paisaje rural de la isla— hasta la música, que incorpora sonidos autóctonos y la participación de artistas locales como Los Pleneros de la Cresta o José Eduardo al cuatro. Todo está pensado para celebrar la identidad boricua.
La residencia también destaca por su ambiciosa producción visual. Una pantalla LED que cubre el techo, efectos especiales, pirotecnia y cortometrajes protagonizados por figuras como Jacobo Morales y el entrañable personaje animado Concho, sumergen al público en un universo narrativo que Bad Bunny ha concebido junto al director Ari Maniel Cruz.
Además, cada noche cuenta con invitados especiales que refuerzan el espíritu de comunidad: Jhayco, RaiNao, Jowell y Randy, y Pedro Capó, quien emocionó con LO QUE LE PASÓ A HAWAii. Uno de los momentos más celebrados fue el segmento de salsa, con una versión inolvidable de Callaita que puso a bailar a todo el Coliseo.
Con 400.000 entradas vendidas y funciones programadas hasta septiembre, esta residencia no solo consolida a Bad Bunny como un fenómeno global, sino que lo reafirma como un embajador cultural de Puerto Rico. Porque si algo ha dejado claro con este espectáculo es que, aunque conquiste el mundo, su corazón sigue en casa.
Pronto, su corazón se trasladará a otros países para seguir llevando esta fiesta. Uno de ellos: España.