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‘Out of our heads’, el disco de The Rolling Stones que contenía ‘Satisfaction’, cumple sesenta años

Basado sobre todo en versiones, fue número uno de ventas en Estados Unidos

The Rolling Stones, en 1965: de izda. a dcha., Bill Wyman, Charlie Watts, Mick Jagger, Keith Richards y Brian Jones. (Photo by Michael Ochs Archives/Getty Images) / Michael Ochs Archives

En verano de 1965, mientras gigantes de la música R&B como The Temptations o The Supremes dominaban las listas de ventas y The Beatles seguían conquistando el mundo (ahora con su segunda película, Help!),The Rolling Stones saltaron por fin del trampolín que les brindó fama y prestigio internacionales. El 30 de julio de aquel agitado año, el quinteto londinense publicó en Estados Unidos su cuarto álbum allí, Out of our heads, que saldría en Reino Unido meses después (como tercer disco en su país). Le otorgó sus dos primeros números uno en Billboard: por el elepé en su conjunto y por el single “(I can’t get no) Satisfaction”, el cual, a día de hoy, sigue siendo considerado por muchos su canción más emblemática.

Por entonces las bandas de rock, que como The Beatles, habían empezado grabando versiones de temas de rock and roll y algunos temas propios que, por su relativa originalidad, parecían versiones, comenzaban a expandir su discografía con canciones más ambiciosas que cimentaban su personalidad. En ese punto se hallaban The Rolling Stones en 1965; motivo por el cual Out of our headsera, a un tiempo, un álbum de adaptaciones de rock y soul y un campo de pruebas donde cabían algunos temas de su cosecha. Entre ellos, “(I can’t get no) Satisfaction”.

En esos tiempos, la banda ya era conocida también por sus excesos fuera de los escenarios. Sin ir más lejos, en marzo de 1965 Mick Jagger (cantante), Brian Jones (guitarrista) y Bill Wyman (bajista) fueron arrestados en Londres por orinar en la pared de una gasolinera (al parecer, trataron de hacerlo en el baño de la estación de servicio, pero estaba estropeado). Su impulsividad sus prejuicios seducía al público más joven y anárquico. Pero, de algún modo, su música seguía muy marcada por la de los mitos de la década anterior y, de hecho, en enero habían estado de gira por Australia con el pionero Roy Orbison.

Desde noviembre de 1964 habían estado trabajando en este disco, con la producción de su mánager, Andrew Loog Oldham. La idea era actualizar temas que formaban parte de su aprendizaje musical; entre ellos, algunos firmados por Sam Cooke (“Good times”), Marvin Gaye (“Hitch hike”), Chuck Berry (“Talkin’ about you”), Bo Diddley (“I’m all right”) o Solomon Burke (“Cry to me”). Esas canciones, que significaban mucho para ellos, tal vez no poseían esa cualidad seminal para sus fans, por lo que casi todo el mundo dedicó su atención a los tres de su autoría que aparecían en la versión americana del álbum (cuatro en la británica, aunque no constaba entre ellos “Satisfaction”).

Publicado en junio en Estados Unidos, este sencillo causó auténtico furor entre los jóvenes estadounidenses que lo escuchaban sin tregua en emisoras universitarias. La letra, para algunos subida de tono (expresaba frustración y un deseo insaciable de sexo, atributos con los que cualquier chaval se sentía identificado), frenó a los DJ de radios comerciales de pincharla. Pese a ello, su creciente popularidad —no olvidemos que, aparte de la excitante letra la canción cuenta con un poderoso, machacón y memorable riff de guitarra de Keith Richards)— se tradujo en unas ventas que en Estados Unidos superaron el millón de copias y las 600.000 en Reino Unido (en España fueron muy altas teniendo en cuenta lo retrasado que estaba nuestro país en lides rockeras: 60.000 ejemplares y disco de platino).

Gracias a ese single, Out of our heads fue escalando posiciones en las listas estadounidense hasta auparse a la primera, hito inédito en su todavía corta carrera. Un millón de copias se despacharon allí, lo que otorgó al álbum el estatus de disco de platino. En Reino Unido, Alemania y Australia el trabajo alcanzó el segundo puesto. La lista de LOS40 aún no existía (se estrenaría justo un año después, en julio de 1966), por lo que no entró en ella; el primer número uno de The Rolling Stones fue en agosto de ese año, con “Paint it black”).

Todavía ahondarían los Stones en el terreno de las versiones un disco más —December’s children (and everybody’s),de diciembre de 1965—, y no darían el paso definitivo a centrarse en canciones propias hasta Aftermath, de 1966, álbum en el que el tándem Jagger/Richards asumiría por fin las labores de composición.