Origen e historia de la música Salsa: las 5 características que lo diferencian del resto
De las calles de La Habana a los clubes de Nueva York: así nació un género que fusiona culturas y hace bailar al planeta

Roberto Roena, Bobby Valentin, Johnny Pacheco y Ismael Miranda de Fania All-Stars / Gilbert Carrasquillo
La salsa no es solo música: es identidad, historia y movimiento. Este género, que nació de la fusión de ritmos afrocaribeños y latinos, ha trascendido fronteras para convertirse en un símbolo de la cultura hispana en todo el mundo.
Aunque muchos la asocian con Cuba o Puerto Rico, su consolidación como fenómeno global tuvo lugar en Nueva York, donde músicos latinos encontraron en la salsa una forma de expresión poderosa y contagiosa. Hoy, la salsa sigue viva en pistas de baile, festivales y corazones, con una energía que no conoce de edades ni geografías.
Un origen mestizo: entre África, el Caribe y Nueva York
La salsa tiene un origen complejo y profundamente mestizo. Su base principal es el son cubano, un estilo que ya combinaba elementos africanos (como la percusión y los ritmos sincopados) con melodías y estructuras armónicas de origen español. A lo largo del siglo XX, este son se mezcló con otros géneros como el mambo, el chachachá, la guaracha y el jazz, dando lugar a una nueva sonoridad que empezaría a llamarse "sals"” en los años 60 y 70.
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Fue en Nueva York, sin embargo, donde la salsa tomó forma como movimiento musical y cultural. Allí, músicos puertorriqueños, cubanos y dominicanos —muchos de ellos inmigrantes o hijos de inmigrantes— comenzaron a experimentar con estos ritmos en clubes del Bronx y Harlem. El sello discográfico Fania Records, fundado en 1964, fue clave en esta expansión: su grupo estrella, Fania All Stars, llevó la salsa a escenarios internacionales y la convirtió en un fenómeno global.
Las 5 características que hacen única a la salsa
- Fusión de ritmos afrocaribeños: la salsa no es un ritmo único, sino una mezcla de muchos: son cubano, mambo, guaguancó, jazz latino, entre otros. Esta riqueza rítmica le da una versatilidad que pocos géneros tienen.
- Predominio de la percusión: congas, bongós, timbales, maracas y claves son esenciales. La percusión marca el pulso de la salsa y le da su energía característica.
- Estructura musical definida: las canciones suelen seguir una estructura de introducción, verso, coro (montuno) y solos instrumentales. El montuno, con su repetición rítmica y llamada-respuesta, es uno de los sellos del género.
- Letra con contenido social y emocional: aunque muchas canciones hablan de amor y desamor, la salsa también ha sido vehículo de denuncia social, orgullo cultural y resistencia política, especialmente en contextos de migración.
- Estilo bailable y contagioso: la salsa está hecha para bailar. Su ritmo rápido, sus cambios dinámicos y su cadencia invitan al movimiento, ya sea en pareja o en grupo.
Más que música: un fenómeno cultural
La salsa no solo se escucha: se vive. Ha sido una herramienta de identidad para comunidades latinas en el exilio, una forma de resistencia cultural y un puente entre generaciones. En países como Colombia, Venezuela, Perú o España, la salsa ha echado raíces propias, adaptándose a contextos locales sin perder su esencia.
Hoy, la salsa sigue evolucionando. Existen subgéneros como la salsa romántica, la salsa dura o la timba cubana, y artistas contemporáneos que la fusionan con pop, reguetón o electrónica. Pero su espíritu sigue intacto: una celebración de la vida, del ritmo y de la mezcla.

Alba Benito
Periodista porque uso el teclado para algo más que jugar a videojuegos. Un día me colé en una fiesta...












