El berrinche del año: cómo un combate de videojuego conquistó internet

Si no te suenan los nombres Kazuyuki “KojiKOG” Koji ni Goichi “GO1” Kishida, no pasa nada: lo importante aquí es que uno perdió, el otro ganó y medio internet descubrió el poder catártico de ver a un adulto retorciéndose como si hubiese pisado un LEGO gigante.

Un torneo en Las Vegas, millones de ojos en la pantalla

Evo, la macro-reunión anual de los juegos de lucha, volvió a montar su ring de neones y sticks del 1 al 3 de agosto en el West Hall del Centro de Convenciones de Las Vegas. Allí desfilaron desde los clásicos Street Fighter y Tekken hasta el recién estrenado Fatal Fury: City of the Wolves, la gran novedad de 2025.

En semifinales de Fatal Fury se cruzaron dos veteranos japoneses. KojiKOG apostó por Billy Kane y su bastón telescópico; GO1, por el elegantísimo y letal Kain. El guion fue cruel: KojiKOG rozó la remontada dos veces, pero acabó viendo cómo la barra de vida de su rival se negaba a vaciarse. Resultado: derrota en menos de cinco minutos y un berrinche de película de un minuto completo que ya circula con más de 18 millones de reproducciones.

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Lo que vino después fue puro teatro griego: KojiKOG se llevó las manos a la cabeza, se arrancó casi los cascos, abrió la boca en un grito mudo y se revolcó sobre el escenario mientras GO1, entre la risa nerviosa y la compasión, intentaba consolarle. La cámara no cortó y Twitter/X se inundó de clips rebautizados como “The End of EVOgelion”, editados con violines de tragedia y memes de todo pelaje.

Los fans veteranos levantaron rápidamente la ceja: KojiKOG ya había protagonizado un numerito parecido en Evo 2015, cuando ambos se enfrentaron en un torneo secundario de Aquapazza. Entonces fingió que le “amputaban” la pierna; esta vez ha perfeccionado la coreografía y el mundo entero lo ha visto en directo.

GO1 se llevó 15 000 dólares y el billete mejor posicionado para el Mundial de SNK de noviembre, donde esperan 2,5 millones en premios. KojiKOG, aunque eliminó la esperanza de ese bote millonario, se embolsó 4 800 dólares y, de propina, un lugar privilegiado en la enciclopedia universal de los memes.

Más allá de la risa, la escena condensa algo muy humano: la mezcla de pasión competitiva, frustración y espectáculo que late en cualquier deporte… solo que aquí ocurre con mandos arcade y en pantalla gigante. Tal vez por eso la rabieta de un tipo al que jamás habíamos visto se ha convertido en el mejor anuncio involuntario para Fatal Fury y para un Evo que, año tras año, demuestra que la verdadera victoria es dejar a la grada —y a internet— con la boca abierta.