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Se acabaron los incendios, ¿y ahora, qué? Cinco propuestas para que lo ocurrido no se repita

Este verano, miles de hectáreas han ardido en España. Los incendios forestales nos recuerdan que la prevención y el respeto al medio ambiente son la mejor estrategia contra las llamas.

Tras la oleada de incendios, toca aprender de lo ocurrido. / Andrew Merry

El balance de la temporada estival deja una cifra dolorosa: Casi 400.000 hectáreas arrasadas por el fuego en nuestro país, con ecosistemas enteros reducidos a cenizas y comunidades rurales obligadas a enfrentarse a la pérdida de su entorno. El cambio climático, con olas de calor más largas y extremas, es un factor clave, pero no el único. La falta de gestión forestal, los descuidos humanos y el abandono de los entornos rurales aumentan la vulnerabilidad. Ante esto, la pregunta es inevitable: ¿y ahora, qué? Desde El Eco de LOS40 lanzamos cinco propuestas para evitar que la historia se repita. O al menos, para tratar de que no lo haga con la gravedad con la que lo ha hecho este trágico verano de 2025.

1. Cuidar el monte todo el año

Los incendios no empiezan en verano: se gestan durante meses. La acumulación de matorral seco y restos vegetales convierte a los bosques en auténticas hogueras en potencia. Una gestión forestal sostenible y continua, que combine desbroces, podas controladas y aprovechamiento de la biomasa, es clave para reducir el riesgo. No se trata de "limpiar el monte" indiscriminadamente, sino de cuidar su equilibrio, en el que los herbívoros tienen un papel esencial.

2. Reforzar la vigilancia y la educación ambiental

El 95% de los incendios tienen origen humano, ya sea por negligencia, imprudencia o intencionalidad. La prevención pasa por más campañas de sensibilización, sobre todo en épocas de riesgo alto, y por reforzar la vigilancia en zonas críticas. Conocer la importancia de gestos sencillos —no tirar colillas, no usar maquinaria que pueda generar chispas, no encender barbacoas en el monte— salva hectáreas de bosque.

3. Apostar por el mundo rural

Los pueblos son los mejores guardianes de los montes, pero muchos se están vaciando. El abandono del medio rural incrementa la desprotección frente al fuego. Apoyar la vida en los pueblos, fomentar la agricultura respetuosa con el medio y los oficios ligados al monte contribuye a mantener un paisaje vivo y gestionado, menos vulnerable al fuego. La lucha contra los incendios también es una cuestión social y demográfica.

Luchar contra el fuego es una tarea de todo el año. / chuchart duangdaw

4. Restaurar lo perdido con criterio ecológico

Cuando el fuego arrasa, la tentación suele ser plantar rápido. Pero la restauración de los ecosistemas debe hacerse con paciencia y ciencia. Respetar los tiempos de regeneración natural y reforestar con especies autóctonas permite que los bosques se recuperen de manera más resiliente. Lo importante no es cubrir de verde el terreno cuanto antes, sino garantizar un futuro sostenible para la biodiversidad.

Urge combatir los discursos negacionistas con ciencia y divulgación

5. Asumir que el cambio climático ya está aquí

Los incendios son más largos, más intensos y más destructivos porque vivimos en un planeta más caliente. Reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, apostar por energías limpias y cambiar nuestros hábitos de consumo es parte de la misma ecuación que evitar incendios. El clima condiciona el riesgo, y el riesgo condiciona el futuro de nuestros bosques. En ese sentido, urge combatir los discursos negacionistas con ciencia y divulgación.

Los incendios forestales no son solo un problema de cada verano: son la consecuencia de un modelo que ha descuidado sus bosques, sus pueblos y su clima. Cambiarlo es una tarea colectiva que requiere compromiso político y social, pero también responsabilidad individual. Porque prevenir incendios no es únicamente proteger árboles: es defender la vida que depende de ellos, incluida la nuestra.