Demostrado: el cambio climático está detrás de los incendios de agosto
Un estudio internacional concluye que el calentamiento global multiplica por 40 el riesgo de incendios como los de agosto.
Los incendios y el cambio climático están estrechamente relacionados. / Artur Debat
Frente al negacionismo, ciencia y datos. Según un nuevo informe llevado a cabo por un equipo internacional de científicos, el cambio climático multiplicó por 40 la probabilidad de que se dieran las condiciones extremas que favorecieron la propagación de los incendios del pasado agosto en el noroeste de la Península. No fueron un episodio aislado ni fruto del azar meteorológico.
Friederike Otto, climatóloga del Imperial College de Londres y referente mundial en atribución de fenómenos extremos, lo expone con claridad: en este caso, la relación entre el calentamiento global y la oleada de fuegos es directa y sólida. "En otros episodios puede haber margen de incertidumbre, pero aquí la conexión es evidente", afirma.
El análisis parte del trabajo del grupo World Weather Attribution (WWA), especializado en evaluar con rapidez el papel del cambio climático en catástrofes como olas de calor, inundaciones o incendios. "A medida que seguimos quemando combustibles fósiles y las emisiones aumentan, crece la tasa de calentamiento y se multiplican los fenómenos extremos", resume Otto.
Las altas temperaturas son el caldo de cultivo ideal para el fuego. / SimpleImages
El planeta ya es 1,3 grados más cálido que en la era preindustrial. Ese incremento, aparentemente pequeño, crea un contexto ideal para incendios como los vividos este verano en España y Portugal. El informe concluye que, con las temperaturas actuales, episodios similares se repetirán cada 15 años en la región analizada. Sin el calentamiento, la probabilidad bajaría a uno cada 500 años.
Además de ser más frecuentes, los fuegos son también más destructivos. Los investigadores calculan que la intensidad de los incendios de agosto fue alrededor de un 30% mayor debido al calentamiento global.
Diez días bajo condiciones extremas
El estudio acota su análisis a los días comprendidos entre el 8 y el 17 de agosto, coincidiendo con una intensa ola de calor. La Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) la considera la más fuerte en medio siglo de registros en España y la tercera más larga, con 16 jornadas consecutivas. Un récord histórico.
Para medir el riesgo, los expertos emplearon el índice DSR, que evalúa la dificultad de extinguir un incendio una vez iniciado. El resultado fue inequívoco: las condiciones meteorológicas favorecieron la propagación del fuego de manera excepcional.
El WWA enmarca este caso en una tendencia general: la cuenca mediterránea es uno de los principales puntos calientes del cambio climático, con un aumento acusado de temperaturas y sequías más intensas.
María José Sanz, directora del Centro Vasco de Cambio Climático, interpreta el estudio como "una prueba más de que existe una emergencia climática". No obstante, recuerda que los incendios no dependen solo del clima: también influyen la falta de gestión forestal, los sistemas de alerta y la coordinación.
Los científicos recuerdan que la clave está en la prevención
Maja Vahlberg, del Centro Climático de la Cruz Roja y coautora del informe, señala además el papel de "la despoblación rural y el abandono de montes". Grandes extensiones sin gestionar acumulan vegetación que actúa como combustible natural.
El trabajo reconoce el esfuerzo de los equipos de extinción y la cooperación europea, pero insiste en que la clave está en la prevención. Prevenir incendios antes de que comiencen resulta más eficaz que multiplicar medios de extinción.
La mayoría de las igniciones se producen por actividades humanas, desde descuidos cotidianos hasta negligencias. El cambio climático agrava el riesgo, pero la acción humana sigue siendo determinante. En ese sentido, los autores hacen hincapié en la importancia de la conciencia social y de la responsabilidad compartida.