Ed Sheeran pulsa 'PLAY' en un nuevo capítulo hacia el pop más vibrante y pegadizo

El británico acaba de lanzar su octavo álbum de estudio; el primero de su segunda saga musical

Ed Sheeran, en una imagen promocional de 'PLAY'. (Foto cedida por Warner Music)

11/09/2025 - 22:05 CEST

Ed Sheeran ha publicado hoy, 12 de septiembre, su octavo álbum de estudio: PLAY. Este disco supone la bienvenida a una nueva saga musical, tras cerrar la pentalogía de sus símbolos matemáticos.

A rasgos generales, este proyecto rompe con toda la oscuridad de Subtract para dar paso a una etapa más luminosa, esperanzadora y divertida. Una vuelta con mayúsculas al pop más pegadizo y vibrantes (¿De ahí el rosa chicle de su estética, del bubblegum pop?), como ya hemos escuchado a través de los singles anteriores: Azizam, Sapphire o A Little More.

Ahora bien, este LP no está del todo desligado del anterior, sino que ejerce como una continuación orgánica (hasta cierto punt) a través de Opening, la canción de apertura. Y es que este primer tema no solo inaugura una nueva era, sino que también sirve de "puente" entre ambos proyectos: "Comienza con una sección acústica, como si viniera de Subtract, y luego da paso a Play. Funciona como una transición emocional y sonora entre los dos discos", ha explicado el propio artista.

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Del mismo modo, aunque es un disco que mira hacia el futuro con optimismo, sí que hay momentos en los que Sheeran se permite sentirlo todo, tanto lo bueno como lo malo. Así lo escuchamos en In Other Words; y así, también, encontramos la nostalgia más extrema disfrazada de melancolía en Old phone; o esa dualidad de luces y sombras en Slowly.

Nuevos sonidos, pero con la esencia de los orígenes

Tal y como el cantante ha mostrado desde el principio, PLAY es un álbum que se ha creado en movimiento; más concretamente, en su vuelta al mundo mientras ha estado de gira.

Con Sapphire, Azizam y Symmetry, tres canciones de este auténtico viaje musical, nos adentra en ritmos y sonidos procedentes de otras culturas, e instrumentos tradicionales de países alejados de Occidente —"Terminé de grabar el disco en Goa, India", señaló en su día—. Melodías con las que Ed se ha permitido jugar, explorar y volver a ser un niño, sin miedo ni presión. Eso sí, con la mirada y la experiencia personal del adulto que es hoy; una etapa profesional marcada profundamente por su faceta como esposo y padre de dos niñas.

Y, en esa vuelta a un tiempo pasado —llámalo niñez o juventud—, hallamos claras reminiscencias a sus primeros trabajos, con su rap más afilado y las baladas románticas que llevan, de manera inconfundible, su sello: Don't Look Down, For Always y Heaven.

De hecho, no es casualidad que, por ejemplo, Old Phone surgiera de encender su teléfono móvil de hace 10 años, época en la que publicó X (Multiply). Ni que haya vuelto a contar, más de una década después, con Rupert Grint para protagonizar nuevamente un videoclip como ocurrió en Lego House. O que Camera aborde los recuerdos de un amor desde otro punto de vista diferente a Photograph, más intangible. O, por último, que The Vow, recuerde a Perfect, el himno que ha sonado en tantas y tantas bodas desde 2017.