¿Tablets y portátiles en clase? Los ecologistas denuncian el "inasumible" coste ambiental de la digitalización escolar
Un informe de Ecologistas en Acción alerta de que la proliferación de dispositivos en el ámbito escolar multiplica las emisiones y el consumo de agua.
La digitalización escolar puede no ser una buena idea para el medio ambiente. / picture alliance
Es un hecho: en los últimos años, las tablets y los ordenadores han ido sustituyendo, en buena parte, a los viejos libros de texto y materiales impresos. Pero lo que en un principio parecía una buena idea, de cara a desarrollar las competencias digitales de los alumnos y ahorrar en gasto de papel, parecía no ser todo lo ecológico que algunos piensan.
Así lo afirma un informe presentado por Ecologistas en Acción, que advierte de que esta transición digital en las aulas multiplica por 80 las emisiones de CO₂ de un centro escolar y por 11 su huella hídrica. El documento, titulado ‘Consecuencias ambientales de la digitalización escolar’, advierte de que la creciente presencia de pantallas en las aulas se ha convertido en "un problema social y ambiental acuciante". El impacto aumenta aún más —hasta 160 veces— si se tiene en cuenta la cuota de participación de cada dispositivo en el mantenimiento de la red: conectividad, centros de datos y servidores.
¿Es hora de volver a los libros impresos? / Orlando Sentinel
Los datos son contundentes. Entre 2021 y 2024, el programa estatal Educa en Digital distribuyó 800.000 equipos informáticos en colegios e institutos de todo el país. Esa apuesta tecnológica se tradujo en 560.000 toneladas de CO₂ emitidas a la atmósfera, sin contar con el gasto asociado al funcionamiento de la red digital.
Más pantallas, más residuos
La digitalización también genera un aumento del volumen de residuos electrónicos, mucho más difíciles de gestionar que el papel. Los dispositivos digitales tienen una baja reciclabilidad y nula biodegradación, lo que convierte su retirada en un serio problema ambiental. Para fabricar un solo portátil se necesitan 70 minerales distintos, muchos de ellos tierras raras de difícil extracción, y alrededor de 800 kilos de materias primas. A esto se suma el gasto de agua: la producción de un portátil requiere 1.500 litros, mientras que la de cinco libros de texto apenas llega a 137 litros.
El contraste en emisiones también es llamativo: fabricar y usar un portátil implica unas 700 kilos de CO₂, frente a los 8,5 kilos que supone la producción de cinco libros. Es decir, un ordenador contamina lo mismo que 80 libros.
"Urge afrontar una desescalada digital en los centros educativos"
Ecologistas en Acción recuerda que la actual ley educativa (LOMLOE) asigna a los centros escolares un papel de custodia del medio ambiente. En opinión de la organización, esta misión resulta incompatible con un despliegue digital que, lejos de reducir la huella ecológica, la dispara de manera alarmante.
"Urge afrontar una desescalada digital en los centros educativos", reclama Julio Carmona, portavoz de Ecologistas en Acción. A su juicio, la digitalización de las aulas no ha supuesto ninguna mejora significativa en las capacidades de aprendizaje ni en los resultados académicos, y sí ha traído consigo problemas de salud y desarrollo ligados a la exposición temprana a pantallas.
"La infancia debe aprender también que la tecnología digital degrada el planeta"
El informe insiste en que los esfuerzos cotidianos de los colegios por ser más sostenibles —reducir envases en los recreos, ahorrar agua o separar residuos— quedan totalmente anulados por el impacto ambiental de la digitalización masiva. "La infancia debe aprender también que la tecnología digital degrada el planeta en el que vive y que la austeridad digital es un valor irrenunciable", señala el documento.
En definitiva, la organización ecologista pide replantear el concepto de competencia digital para el alumnado. Preparar a las nuevas generaciones para la sociedad tecnológica no tiene por qué pasar por convertirlas en usuarios intensivos de dispositivos, sino por garantizar buenas bases cognitivas, físicas y emocionales. Solo así, concluye el informe, se podrá enseñar a las niñas y niños a desenvolverse en un futuro digital sin comprometer el equilibrio ambiental del presente.