Así se vivió el Jardín de las Delicias 2025: dos días de magia, música y emoción
La Complutense se convirtió en un edén sonoro con actuaciones que tocaron el alma
Jardín de las Delicias 2024.
Madrid volvió a vestirse de fantasía los días 19 y 20 de septiembre con la sexta edición del Festival Jardín de las Delicias, una cita que ya no es solo musical, sino sensorial, artística y profundamente emocional. El recinto de Cantarranas, en plena Ciudad Universitaria, se transformó en un auténtico edén donde más de 55.000 asistentes se sumergieron en una experiencia que va mucho más allá de los conciertos.
Desde primera hora del viernes, el ambiente era eléctrico. Una marea multicolor de asistentes, con looks creativos y sonrisas expectantes, llenaba los accesos. Dentro, el festival desplegaba su propuesta: zonas ajardinadas, gastronomía internacional, instalaciones interactivas y las ya míticas performances de Pablo Méndez, con criaturas gigantes y oníricas que daban la bienvenida a un universo paralelo donde la música lo gobierna todo.
Un inicio por todo lo alto
El viernes, la jornada comenzó con una energía vibrante gracias a artistas emergentes como Paul Alone, Lemot, Lafama, Éxtasis, Michael Foster y Yacaré, que se presentaron en el Escenario Bosque. Sus actuaciones fueron frescas, cercanas y llenas de entusiasmo, logrando que los primeros asistentes se entregaran desde el inicio. Mientras tanto, en el Escenario Endesa, Depol sorprendió con una puesta en escena potente y una conexión directa con el público joven, que coreó sus temas más conocidos.
La noche avanzó con la sensibilidad de Nena Daconte, que ofreció una actuación íntima y nostálgica, seguida por Tu Otra Bonita y Hermanos Martínez, que aportaron ritmos más festivos y desenfadados. El regreso de Mikel Izal en solitario fue uno de los momentos más esperados. Presentó su álbum El Paraíso con una escenografía cuidada y una interpretación emocional que envolvió al público en una atmósfera introspectiva y mágica.
El cierre del viernes estuvo a cargo de Melendi, quien volvió a demostrar por qué es uno de los artistas más queridos del panorama nacional. Su repertorio, que incluyó clásicos como Caminando por la vida y Destino o casualidad, fue recibido con ovaciones y cánticos multitudinarios. La sorpresa de la noche fue su colaboración con Pignoise en Estoy enfermo, que desató la euforia colectiva y cerró la jornada con una explosión de energía
Un broche perfecto
El sábado mantuvo el nivel con una propuesta más centrada en la sensibilidad pop y el talento emergente. Dani Fernández ofreció un concierto elegante y emocional, donde temas como Bailemos y Dile a los demás resonaron con fuerza. Álvaro de Luna aportó dinamismo y cercanía, mientras que Siloé y Pole fusionaron electrónica y pop alternativo en actuaciones visualmente impactantes.
Uno de los momentos más conmovedores fue la actuación de Íñigo Quintero, cuya interpretación de Si no estás generó una atmósfera de recogimiento y emoción colectiva. Paula Mattheus, Hey Kid, Bely Basarte, Candela Gómez y Daniel Sabater completaron una jornada diversa y rica en matices, mostrando que el futuro de la música española está en buenas manos.
La banda La Última Copa, ganadora del concurso Endesa Play, sorprendió con una actuación sólida y llena de frescura, demostrando que los nuevos talentos tienen mucho que ofrecer. Todo esto se complementó con DJ sets que mantuvieron el ritmo entre actuaciones, y con el entorno mágico creado por las performances de Pablo Méndez, que transformaron el recinto en un universo onírico lleno de hadas, árboles animados y luces envolventes