‘El Círculo’, el thriller juvenil del autor super ventas, Roberto Santiago: “Suena a Taylor Swift”
El creador de 'Los Futbolísimos' se ha enganchado a Kali Uchis tras escribir esta novela
Taylor Swift en 'The Eras Tour' / Emma McIntyre/TAS24
Raro es el niño de este país que no conozca a Roberto Santiago, o por lo menos, alguno de sus libros de sagas de tanto éxito como Los Futbolísimos, Los Once o Los forasteros del tiempo. Son solo algunos ejemplos de las 95 novelas que ha publicado y que le han convertido en el autor más vendido en el área infantil. También escribe para adultos y ahora, incluso, se ha atrevido con los adolescentes.
Acaba de lanzar El Círculo, una novela escrita a base de frases cortas y directas que entroncan con el narrador, un joven de 16 años que tras quedarse huérfano llega a un nuevo instituto donde se encuentra una organización criminal de abusones. Un thriller juvenil donde nada es lo que parece y donde las imágenes no están suavizadas sino mostradas en su mayor crudeza.
El bullying, que tan presente está en las aulas, es el tema central en esta novela de lectura rápida que te deja reflexiones interesantes para compartir con los más jóvenes. Hemos hablado unos minutos con su autor para conocer más detalles, también los musicales.
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Pregunta: Los futbolísimos, Los once, Los forasteros del tiempo… son muchas las sagas para niños con las que has triunfado. También con tus novelas para adultos. Ahora te adentras al mundo adolescente, ¿cómo ha sido meterse en su piel?
Respuesta: Antes me preguntaban si tenía hijos, que no los tengo. Tengo la sensación, para bien y para mal, que sigo con mi adolescente muy cerca, aunque tenga una edad que está muy lejos en el tiempo. Pero tengo la sensación de que fue ayer, de que las cosas que me ocurrieron como adolescente me pasaron ayer. Si estuviera aquí mi pareja diría que eso me hace inmaduro en muchos aspectos, pero a la hora de escribir, me conecta de una manera muy fácil. Han cambiado muchas cosas. Hemos hablado de las redes, del ciberbullying, pero las emociones, siento que son las mismas. Cuando he trabajado con adolescentes en el grupo de teatro, esas emociones exacerbadas, donde todo cada día es el primero y el último, donde cada cosa que te pasa parece que es lo mejor y lo peor que te ha pasado nunca, es algo que da mucho juego literario. Me ha encantado el viaje de reconectar con los adolescentes. Es un público muy difícil, incluso hay estadísticas que dicen que muchas veces los niños leen y cuando llegan a la adolescencia dejan de leer. Ojalá El Círculo sirva para dar un empujón a la lectura.
P: ¿Crees que el bullying está entre sus mayores preocupaciones?
R: En mi pequeño muestreo, que no es científico, sino de los adolescentes con los que he hablado –sí que es verdad que he hablado con más chicas que chicos-, sí que les preocupa y lo tienen presentes. No sé si tanto a los niños, pero a los adolescentes sí, creo que es un tema que tienen presente. Con la novela ya terminada se la dejé leer a tres adolescentes en la urbanización donde estaba con mi familia y luego llegó un cuarto, y es un tema que para ellos es muy cotidiano del que hablan. En qué términos hablan cuando no estamos presentes los adultos, nunca lo sabremos, pero sí, noto que es algo que les resulta muy cercano.
P: Antes de hablar del tema central de la novela me gustaría hablar de música. Hay algún guiño cuando introduces un tema de Anitta y otro de Kali Uchis, ¿de dónde salen las referencias?
R: Mis sobrinos adolescentes me guiaban. Al final utilizas las referencias más cercanas. Es curioso, pero Kali Uchis, al final, me ha terminado gustando mucho. Tiene esta cosa, aparentemente tan frívola y tan superficial que luego rascas y debajo hay más. Debajo de este pop tan ligero hay cosa de soul, de jazz. Me ha gustado mucho y creo que la novela, si sonara a algo, sonaría a esto. El vídeo en el que aparece ella embarazadísima (Tu Corazón Es Mío) me parece que es muy provocativo, muy sensual y, al mismo tiempo, muy empoderado. En la urbanización me decía una de las chicas que leyó la novela, que suena a Taylor Swift. Nunca lo hubiera pensado.
P: ¿Taylor Swift?
R: Fui a ver a Taylor Swift cuando estuvo en Madrid porque me gusta estar cerca de estos fenómenos sociales donde los adolescentes y las adolescentes te guían. Concierto que, por cierto, fue un estudio sociológico. Me sorprendió y me hizo gracia. La he escuchado mucho y me gusta mucho cómo se curra sus letras.
P: Ese estudio sociológico en el concierto de Taylor Swift, ¿a dónde te llevó?
R: Más que respuestas lo que me dio fueron muchas imágenes sorprendentes de esa devoción que va más allá de los racional y cómo esos viajes y horas de acampada de adolescentes que parecían que iban a morirse en cada canción. Esa devoción es algo maravilloso, me daba envidia, yo quería sentir esa emoción tan fuerte.
P: Dices que cuando te pones a escribir una novela te gusta teclear porque las palabras van formando una melodía. La música, ¿qué papel juega en tu vida?
R: Es verdad que no tengo estudios musicales, pero he dirigido varias películas y una de las partes que más disfruto es cuando me encierro en el estudio con el compositor. Me parece mágico porque yo no sé componer música, no sé tocar ningún instrumento y de la nada empieza a sacar una melodía y para mí es algo muy emocionante. Me gusta mucho escuchar música, escucho muchas bandas sonoras, también para escribir. De pronto me hago súper fan de Rigoberta Bandini y durante unos días solo la escucho a ella. Y me gusta mucho ver qué hay detrás de estos fenómenos. Estuve también en el Benidorm Fest, conseguí que me invitaran, y vi que el 95% de los asistentes eran gays.
P: También sorprendió que en OT que empezó el pasado lunes, hubiera tanto concursante del colectivo.
R: No hay, no quedan o no los han encontrado, o no venden, no sé. La anterior OT me la bebí, me gusta mucho seguir estos fenómenos. Ese yo adolescente me trae cosas muy buenas como poder escribir esto y que los adolescentes, por el muestro que he hecho, El Círculo lo sienten como algo muy cercano.
P: En lo que no tienes nada de adolescente es en haber podido pasar un mes de agosto completamente desconectado de las redes. ¿Cuál ha sido el balance? ¿Y lo ves posible para un adolescente?
R: Creo que sería muy bueno, que sería muy difícil. Necesito de vez en cuando desconectar de las redes. Cuando empecé con las redes fueron las editoriales las que me dijeron, Roberto, tienes que estar en las redes –hace bastante años- y si no están, van a hablar de ti y tú no lo vas a saber, con lo cuál, más vale que estés. Ahora no diría que tengo un enganche, pero me divierte. Desconectarme ha sido muy purificador y muy saludable y los primeros días tenía que vencer el instinto de entrar. Lo hablaba con mis sobrinos, que no son de los que están muy enganchados, pero me decían que ellos en agosto seguían, que no iban a dejarlo.
P: Esto de las redes nos ha llevado a perder un poco el valor de la intimidad. Todo se comparte, aunque lo que no se debe como le ocurre a Estrella, uno de tus personajes. ¿Falta educación en valores?
R: Falta toda la educación del mundo en ese y otros valores. Son muchos temas juntos, pero desde tan pequeños tienen acceso a todo. No hay límites para los jóvenes en las redes. No sé cómo se puede hacer. Es muy difícil, pero creo que no es imposible y que se podrían hacer muchas más cosas. A mí me produce escalofríos, sobre todo, cuando empecé en Tik Tok, las imágenes de los vídeos semi pornográficos de adolescentes. ¿Esto cómo puede ser? ¿Cómo puede ser, primero, que la red social no los elimine? Y, ¿qué les pasa a esas adolescentes –porque la mayoría son chicas- por la cabeza para compartir ese tipo de imágenes? Creo que falta mucha educación, empezando en las aulas y terminando en las familias. Sé que es muy difícil porque reciben unos imputs tan grandes y por no entrar en que la educación sexual no viene de sus casas, de sus familias o de los institutos, viene del porno y eso es terrible y consideran normales cosas que no lo son.
P: En la novela hay una conversación de unos padres con su hijo de 12 años sobre sexo, ¿hay edad para tener esa conversación?
R: No tengo ni idea. Yo sé que mis padres a mí me hablaron de sexo antes de los 12 años. Lo viví de una manera buena, t3ngo mis complejos como todos, pero lo viví de una manera muy natural. Recuerdo esas primeras conversaciones con vergüenza, lógicamente, pero creo que me ayudaron mucho a normalizarlo. Creo que es bueno que las familias tomen la iniciativa y que no permitan que sean los vídeos, las redes, el porno, que sean los primeros imputs sobre sexo que reciban.
P: En El Círculo metes un primer amor con sus primeras relaciones sexuales, ¿recordando viejos tiempos o te has documentado sobre cómo son ahora?
R: Es una mezcla de ambas cosas. Por un lado, es inevitable que hable de mi propia adolescencia. Uno como escritor siempre habla de sí mismo y el que diga que no, es que no ha hecho un verdadero trabajo de introspección, pero también intento siempre documentarme. A mis sobrinos les da mucha vergüenza todo esto, pero al final, cuentan. Y en Primera Toma que es donde yo dirigía aquel grupo de adolescentes, que es una escuela de teatro de adolescentes y niños, hicimos dos grupos de conversación, uno sobre bullying y otro sobre sexo. Es verdad que los adolescentes que se apuntan a una escuela de teatro, quizás son un poco más abiertos, pero contaban muchas cosas que a mí me sorprendían. Ahora empiezan mucho antes y hacen muchas cosas y tienen menos complejos. Pero la primera vez es igual para todos.
P: Por último, ¿final utópico, idealista o realista?
R: Final como un deseo de esperanza y luz. Un deseo que ojalá fueran por ahí las cosas y ojalá nos diéramos la mano. El Círculo significa muchas cosas, también significa que a nivel individual puedes conseguir cosas, pero nunca tantas como en grupo. Creo mucho en el poder sanador del grupo y en intentar luchas por las cosas de manera colectiva. Ojalá que no sea tan utópico y que esa esperanza se vaya convirtiendo más en realidad.