El secreto mejor guardado de los cines: ¿Por qué las paredes tienen pelo?
Este es el verdadero motivo por el que nos sumergimos en las películas
Sala de un cine. / Fajrul Islam
Si alguna vez has entrado a una sala de cine y te has fijado en las paredes, seguro te has preguntado: ¿por qué están cubiertas de ese material mullido, casi peludo, que parece sacado de la alfombra de una abuela? No, no es solo una cuestión de estética retro ni un capricho de los diseñadores de interiores. Detrás de esas paredes “peludas” se esconde una historia fascinante que mezcla ciencia, historia y un toque de magia cinematográfica.
El motivo por el que las paredes del cine tienen pelo
Todo comenzó en los años 30, cuando los grandes estudios de Hollywood buscaban la manera de mejorar la experiencia del espectador. Las primeras salas de cine eran auténticos templos del ruido: cada paso, cada susurro y, sobre todo, cada bolsa de palomitas crujía como si fuera parte de la banda sonora. Los ingenieros de sonido, desesperados, buscaron una solución y la encontraron en un material revolucionario: el terciopelo y las fibras textiles.
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Pero, ¿por qué 'pelo'? La respuesta está en la acústica. Las fibras largas y suaves de estos materiales absorben el sonido, evitando que las ondas reboten y se mezclen, lo que genera ese silencio envolvente que nos permite sumergirnos en la película. Así, el 'pelo' de las paredes no solo es un guiño a la elegancia, sino una herramienta clave para que el cine sea, literalmente, otra realidad.
Pero hay un motivo más, menos conocido y aún más interesante: el efecto psicológico. Las superficies suaves y peludas generan una sensación de confort y recogimiento, como si el espectador estuviera en un refugio privado, lejos del bullicio del mundo exterior. Este detalle, aparentemente insignificante, ayuda a que nos relajemos y nos entreguemos por completo a la magia del cine.
El mito urbano: ¿pelo de verdad?
Con el paso de los años, surgieron leyendas urbanas. Hay quien asegura que, en algunos cines antiguos, las paredes estaban forradas con auténtico pelo de camello, importado desde Marruecos, porque se creía que era el mejor aislante acústico del mundo. Otros hablan de experimentos con lana de oveja, e incluso de salas secretas donde este material cambiaba de color según la película proyectada. Aunque la mayoría de estos relatos son pura fantasía, han contribuido a alimentar el misterio.