La energía escondida bajo tus pies: así funciona la geotermia
Una fuente limpia, constante y casi invisible que aprovecha el calor del interior de la Tierra para generar electricidad y climatizar nuestros hogares.
Un géiser en Islandia, cuna de la energía geotérmica. / © Marco Bottigelli
Cuando pensamos en energías renovables, lo primero que suele venir a la cabeza son los molinos de viento o los paneles solares. Sin embargo, bajo nuestros pies existe una fuente de energía inagotable que apenas notamos, pero que lleva ahí millones de años: la energía geotérmica. Se trata de aprovechar el calor natural del interior de la Tierra, ya sea para producir electricidad o para climatizar edificios de forma eficiente.
El calor terrestre tiene un origen muy profundo: la desintegración de elementos radiactivos presentes en el manto y el núcleo, además del calor residual que aún queda desde la formación del planeta. Ese calor asciende hacia la superficie y, en determinados lugares, se concentra en forma de aguas termales, géiseres o volcanes. Pero incluso en zonas "tranquilas" se puede aprovechar mediante tecnologías adaptadas.
A diferencia de otras renovables, la geotermia es estable las 24 horas del día, los 365 días del año
Existen diferentes formas de usar la energía geotérmica. La más conocida es la generación eléctrica en centrales, que se instalan en regiones con alta actividad geotérmica, como Islandia, Italia o algunas áreas de América Latina. Allí, el vapor o el agua muy caliente que emerge del subsuelo mueve turbinas y produce electricidad limpia y constante, sin depender del sol ni del viento. A diferencia de otras renovables, la geotermia es estable las 24 horas del día, los 365 días del año.
Una temperatura constante
Pero la geotermia no se limita a generar electricidad. En países como Suecia o Alemania (y en menor medida, también en España) se ha extendido el uso de bombas de calor geotérmicas para climatizar viviendas y edificios. El sistema aprovecha que, a pocos metros bajo tierra, la temperatura se mantiene casi constante todo el año. Así, en invierno el subsuelo actúa como una fuente de calor, y en verano como un "refrigerador" natural. Es un método silencioso, eficiente y que reduce notablemente las emisiones de CO₂.
La geotermia cuenta con un gran potencial como energía renovable. / Santiago Urquijo
Las ventajas son evidentes: es una energía renovable, con bajas emisiones, gran estabilidad y una huella de ocupación del suelo muy reducida. Además, puede ayudar a reducir la dependencia de combustibles fósiles y mejorar la seguridad energética. Sin embargo, también tiene retos: las grandes centrales requieren inversiones elevadas y sólo son viables en lugares con alta actividad geotérmica. Por su parte, las instalaciones de climatización geotérmica necesitan una inversión inicial mayor que otros sistemas, aunque se amortiza con el ahorro energético a medio plazo.
Islandia genera casi el 30% de su electricidad gracias al calor interno de la Tierra
A nivel global, la geotermia está llamada a ser una pieza clave en la transición energética, especialmente en países con recursos abundantes. Islandia, por ejemplo, genera casi el 30% de su electricidad gracias al calor interno de la Tierra, y utiliza la geotermia para calentar prácticamente todos sus hogares. España, aunque no está en cabeza, cuenta con potencial en áreas como Galicia, Andalucía o Canarias, además de un gran margen para expandir el uso de bombas de calor geotérmicas en el sector residencial.
En definitiva, la energía geotérmica es la prueba de que el planeta ya nos ofrece el calor que necesitamos. Aprender a aprovecharlo con inteligencia y responsabilidad nos acerca a un futuro más limpio, seguro y sostenible. Quizá no la veamos en forma de gigantescas infraestructuras como los aerogeneradores, pero cada vez que encendamos la calefacción o el aire acondicionado gracias al calor del subsuelo, estaremos usando una de las fuentes más antiguas y prometedoras de energía renovable que existen.