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Este es el lago más peligroso del mundo

A simple vista parece un paraje idílico, pero sus aguas esconden una de las mayores amenazas naturales del planeta.

The waters of Lake Nyos near Wum, Cameroon, have turned a murky brown following a deadly release of toxic gas. In August of 1986, the lake, which is located in a volcanic crater, released a massive cloud of carbon dioxide, killing over 1,700 people and thousands of livestock animals as the gas cloud descended through the surrounding valleys. | Location: Near Wum, Cameroon. (Photo by THIERRY ORBAN/Sygma via Getty Images) / Thierry Orban

En el corazón de África Occidental, rodeado de colinas verdes y con aspecto de fotografía idílica de Instagram, se encuentra un lugar tan bello como mortal: el Lago Nyos. Situado en Camerún, este lago volcánico guarda en sus profundidades un secreto que lo convierte en el más peligroso del mundo. No es por cocodrilos ni corrientes traicioneras, sino por algo invisible: enormes cantidades de dióxido de carbono (CO₂) que, en determinadas circunstancias, pueden escapar de golpe y convertir un rincón paradisíaco en escenario de tragedia.

El gas tóxico del lago mató a más de 1.700 personas

El 21 de agosto de 1986, ese riesgo se hizo realidad. Sin previo aviso, el lago liberó una nube de gas que descendió por los valles cercanos, desplazando al oxígeno y asfixiando a todo ser vivo a su paso. En cuestión de minutos murieron más de 1.700 personas y miles de animales domésticos y salvajes. Muchos de los habitantes de las aldeas fallecieron mientras dormían, sin llegar a saber lo que estaba ocurriendo. Fue una de las catástrofes naturales más extrañas y letales del siglo XX, y dejó a la comunidad científica desconcertada durante años.

El estallido invisible

El fenómeno que lo provocó se conoce como "erupción límnica" o “estallido límnico”. Se produce cuando los gases disueltos en las profundidades de un lago volcánico se liberan de forma repentina, como si se destapara una botella de refresco a presión. En el caso del Nyos, la acumulación de CO₂ procedente del magma bajo la corteza terrestre era tan grande que, al liberarse, creó una nube tóxica que se desplazó silenciosamente durante kilómetros. El gas, más denso que el aire, avanzó a ras de suelo, lo que explica por qué tantas víctimas fueron halladas tumbadas, sin señales de lucha ni huida.

Imagen de la devastación que dejó a su paso la nube tóxica, en 1986. / Eric BOUVET

Desde entonces, las autoridades camerunesas, con ayuda internacional, han tratado de evitar que se repita el desastre. Se instalaron tuberías de desgasificación que bombean el CO₂ atrapado en las profundidades, liberándolo poco a poco a la atmósfera. Sin embargo, la amenaza no ha desaparecido del todo: los niveles de gas siguen siendo elevados y el riesgo geológico está siempre presente.

Los niveles de gas del lago siguen siendo elevados

Hoy, el Lago Nyos sigue siendo un espejo de agua aparentemente tranquilo, visitado ocasionalmente por turistas curiosos y estudiado por geólogos de todo el mundo. Pero bajo su superficie late una advertencia: la naturaleza puede esconder peligros invisibles incluso en los paisajes más bellos. La tragedia de 1986 transformó la manera en que los científicos entienden la interacción entre volcanes, gases y ecosistemas acuáticos, y puso en el mapa a un lago que, de no ser por ello, seguiría siendo un rincón desconocido de Camerún.