Un fin de semana en la San Diego Comic-Con Málaga
Schwarzenegger se mete a Málaga en el bolsillo en una Comic-Con que deja luces y sombras
Batman y compañía en las puertas de la SDCC Málaga. / Luis J. Merino
Tuvimos el privilegio de asistir a la San Diego Comic-Con Málaga el pasado fin de semana. Lo hicimos con muchas ganas, con la ilusión de encontrar un evento especial, con el “pedigree yankee” que prometía y de ver de cerca a ídolos con los que, probablemente, no podamos volver a coincidir nunca más en la misma sala.
La realidad es que esta convención supo cumplir en muchos de los apartados que pusimos a juicio, pero no fue todo emoción lo que hubo en Málaga. Queremos contaros nuestra experiencia y que quede por escrito para las que tengan que venir, para que los fans sepan lo que se pueden perder y para que la organización pueda revisar los puntos flacos que hayamos podido encontrar.
SDCC Málaga / Luis J. Merino
Llegamos a la SDCCM en la mañana del sábado. Desde el autobús pudimos ver colas casi kilométricas de fans que querían ser los primeros en pisar las jornadas más concurridas del evento. Colas que parecían ilustrar el poderío de la convención. El FYCMA de Málaga estaba totalmente camuflado bajo posters, carteles y demás decoración propia de la franquicia de San Diego, que convertían el lugar en un entorno casi mágico a nivel visual.
Como decimos, las colas, llenas de ‘cosplayers’ buscando convertir aquello en algo especial, parecían ser parte del atrezzo propio del lugar. Permanecían siempre visibles: una casi interminable en el exterior que continuaba serpenteando en el hall principal y en el patio de acceso al área de stands. Y abordamos este tema para empezar porque fue lo primero que vimos al llegar y porque acabó siendo recurrente y uno de los principales reclamos en redes sociales.
Caballero Luna en la cola de la SDCC Málaga. / Luis J. Merino
Esas colas que vimos durante todo el fin de semana eran miles de fans esperando pacientemente su entrada al evento. Muchos de ellos vieron esa cita retrasada varias horas, y otros, con menos suerte, se quedaron sin entrar con la sorpresa de que el aforo se completaba, prohibiéndose la entrada al evento (aun teniendo todos ellos la entrada comprada).
Entrada a la San Diego Comic Con Málaga.
Colas interminables de la SDCC Málaga / Luis J.
El acceso al interior de FYCMA revelaba una distribución algo confusa en los primeros pasos, pero tardaba poco en convertirse en un entorno familiar. Pasadas un par de horas, teníamos claro cuáles eran los accesos y las salidas, dónde estaban los auditorios en los que tendrían lugar las ‘master classes’ y habíamos localizado el Hall M (dónde estaban citados los fans con Arnold Schwarzenegger el domingo).
Lleno total en el Hall M de la San Diego Comic Con Málaga. / Luis J. Merino
Pero, para casi todos los fans, las convenciones arrancan en el área de exposición principal, donde están las tiendas con los posibles objetivos de compra que el fan pueda llevar en mente y algunas de las posibles firmas. De nuevo, el aforo volvía a ponerse en primer plano en nuestro pensamiento. Tanto el sábado como el domingo, caminar por los pasillos del área comercial de la SDCCM no era en absoluto una tarea fácil. La marea de fans te llevaba de unas tiendas a otras y te dejaba mirar solo si tenías la paciencia suficiente. Había lugares que permitían respirar con más tranquilidad, como el stand de Nintendo o el de Namco Bandai, creados para probar sus últimos videojuegos, donde parecía airearse todo un poco.
En ese mismo recinto teníamos el ‘Artist Alley’, un espacio en el que muchos de los autores recibían a los fans para firmar o dibujar (cada uno con sus precios y condiciones). Realmente hacía honor a su nombre; estaba formado por ‘callejones’ con ríos bidireccionales de gente a los que costaba mucho entrar y de los que también era difícil salir.
Simon Bisley dibuja en el Artist Alley de la San Diego Comic Con Málaga. / Luis J. Merino
En general, toda la zona de expositores estaba plagada de colas que se formaban para acceder a las diferentes tiendas o stands. No importa si lo que querías era comprar un ‘Funko edición limitada’, una firma de John Romero (creador de Doom), comprar animalitos cucos en la tienda de Sylvanian Family o cotillear merchandising en alguna de las tiendas de comics; todo tenía una cola y algunas de esas colas comprometían, en mayor o menor medida, la navegación del resto de asistentes.
La sensación general era clara; por una u otra razón, parecía haber más gente de la que cabía. Entendemos que esto pudo pasar porque es difícil manejar la voluntad del público y, pese a que la SDCCM ofrecía también zonas de exterior (aunque con no demasiadas actividades), la gente suele querer ir “al meollo”, en este caso todo en interior y eso genera colapso y tapones en las zonas más deseadas.
Sorpresas en la zona exterior de la San Diego Comic Con Málaga. / Luis J. Merino
Más allá de esa zona principal que relatamos, teníamos una zona de exposición de figuras en la que se estaba mucho más relajado. Es una de esas cosas que “no cambia con el tiempo” y que estaba allí siempre que la quisieras ver, por lo que la gente no suele tener prisa por encontrarla. En ella, esperaban unas cuantas decenas de figuras de marcas de primerísimo nivel (Prime1Studio, Sideshow Collectibles y otras), todas ellas con etiquetas de cuatro dígitos (aunque no a la venta en el recinto) que presentaban a los héroes, villanos, máquinas y bestias que tanto nos gustan en las esculturas más impresionantes que podemos encontrar. Una buena forma de acceder en primera persona a un material que muy pocos acaban pagando.
Figuras muy caras para ver (y no tocar) en la SDCC Málaga. / Luis J. Merino
Pero el punto fuerte de la SDCCM estaba en los auditorios y en su escenario principal: el ‘Hall M’.
El FYCMA de Málaga esconde algunas de las mejores salas para conferencias y actos que he encontrado en España. Tecnología de imagen y sonido de vanguardia, imagen digital con una resolución espectacular , sonido envolvente y cristalino, y traducción simultánea a través de QR para quien la necesitara. Todo al servicio de un calendario de charlas que rara vez dejaba hueco para el aburrimiento. En nuestro caso, disfrutamos de una charla compartida por Guillaume Broché y Joseph Fares, los creadores de Expedition 33 y Split Fiction, dos mentes brillantes responsables de dos de los mejores videojuegos del último año. Con un puñado de fans con ganas de dejarse oír, que se aseguraron de propinar al resto de asistentes con un spoiler imperdonable sobre Expedition 33.
Joseph Fares y Guillaume Broche en la SDCC Málaga. / Luis J. Merino
También tuvimos la suerte de entrar a la charla de Jim Lee “en primera persona”, donde el dibujante (y presidente de DC Comics) compartió su talento y gran sentido del humor con los fans, para acabar regalando un par de ‘bocetos’ dibujados en el acto en una pequeña rifa de lo más especial. Un rato muy amable y entretenido para el que Jim Lee había hecho hueco en su agenda de vacaciones. Allí, dibujó en directo, mostró originales que sacaba de su carpeta y respondió a preguntas de sus fans.
Pero el plato principal, sin duda, llegaría el domingo, cuando la organización cumpliera con la mayor de sus promesas: la visita de Arnold Schwarzenegger. El domingo, 28 de Septiembre de 2025, se ha convertido en una fecha inamovible de mi calendario nostálgico. Arnold se presentó ante más de 3000 fans demostrando que no solo cumple con sus seguidores a través de la gran pantalla, también es capaz de dejarnos con la boca abierta simplemente contando vivencias que se convierten en lecciones de vida para todo el que escucha y anécdotas de una carrera que le ha llevado a lo más alto de Hollywood, pasando por el culturismo y la política. ‘Total Recall’ (así se titulaba la ‘masterclass’ de Arnold) fue uno de los momentos más intensos y emotivos que me ha dado 2025 y razón suficiente para justificar la asistencia de cualquiera a la SDCCM.
Schwarzenegger se mete a Málaga en el bolsillo en la San Diego Comic Con .
Si me preguntas qué triunfó en la SDCCM, te diré que, en ocasiones, nos hizo sentir en ese evento internacional tan especial que nos prometía. Ha cumplido con un programa ambicioso y ha traído a grandes estrellas de un ‘star system’ que queda muy lejos de aquí y que nadie más ha conseguido movilizar antes. Y mención especial para el personal de ayuda, que eran todos encantadores y tremendamente serviciales.
Asistente en la San Diego Comic Con Málaga. / Luis J. Merino
Si me preguntas en qué falló la SDCCM, te diré que faltó “cómic”. Las principales tiendas, editoriales y distribuidoras de España no tuvieron casi presencia (o ninguna). No había exposiciones de originales y faltaron muchísimos autores. Por otra parte, hubo una falta de organización y de previsión muy importante (seguramente debida al estreno de la franquicia en España). Esa falta quitó horas a mucha gente y dejó a otros en la calle con la entrada en la mano. Creó colas interminables que hacían sentir a la gente que el evento se les escapaba de las manos y momentos extremadamente estresantes por la cantidad de gente que navegaba en el mismo lugar.
Cosplayers en la San Diego Comic Con Málaga. / Luis J. Merino
Otros fallos menores comentados por las redes rondaron en torno a las opciones de comida (mala y cara), al acceso de la misma al evento (que se corrigió de un día para otro) o a que buscar comida en el exterior te volvía a poner en la temida cola después de comer.
En perspectiva y con todo sobre la mesa, esta primera edición de San Diego Comic-Con Málaga nos ha dado uno de los mejores momentos de lo que llevamos de 2025. Por supuesto, habla un valenciano (y su compañero) que no tuvo demasiados problemas y al que casi todo le salió bien. Por lo visto allí, entendemos que no todo el mundo lo habrá vivido de igual modo.
Luis J. Merino
Técnico de sonido, melómano y amante de los dos...Técnico de sonido, melómano y amante de los dos pilares fundamentales del entretenimiento: cómic y videojuegos. Escribiendo sobre ello desde los 19 años, he pasado por medios como Guía del Ocio, Game40, Elpais.com y ahora en Los40.com, donde sigo haciéndolo con el mismo gusto y pasión que el primer día.