Jessie Reyez convierte su concierto de Madrid en un "catártico" ritual de amor, rabia y empoderamiento
La artista colombo-canadiense logró crear un ejército emocional en el ático de la estación de Chamartín

Jessie Reyez en concierto en la Sala Wagon de Madrid. / Dara Chris/@darachriss
La Sala Wagon, ubicada en la azotea de la estación de Chamartín, se convirtió anoche en un santuario emocional donde Jessie Reyez desnudó su alma ante un público entregado. La artista colombo-canadiense aterrizó en Madrid con su gira Paid in Memories Tour, en la única parada española de su tour internacional, la última fecha de la etapa de Europea, y lo hizo con una intensidad que dejó sin aliento.
Desde el primer acorde, Reyez demostró por qué es una de las voces más crudas y auténticas del R&B contemporáneo. Vestida con una camiseta de fútbol en los colores de su último disco (amarillo y negro) y con el pie de micro adornado con sujetadores, cortesía de sus seguidores más fieles presentes en la sala, abrió el concierto con I Never Said I Was Sane, una declaración de intenciones que marcó el tono de la noche: intensa, honesta y sin filtros.

Jessie Reyez en concierto en la sala Wagon de Madrid. / Dara Chris/@darachriss

Jessie Reyez en concierto en la sala Wagon de Madrid. / Dara Chris/@darachriss
Con el arranque de uno de los cinco sets que compusieron la noche que ella misma calificó como "catártica", con la seguridad de quien sabe que está a punto de incendiarlo todo, impuso tres reglas que marcaron el tono de la noche: “Uno: este es un espacio sin vergüenza. Dos: tenéis que volver a casa sin voz, como si hubierais fumado 80 cigarrillos. Y tres: tenéis que iros de aquí mejor de lo que llegasteis.” Y nadie se atrevió a romperlas.
LOS40
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El público, entregado, no solo coreaba cada palabra: vivía cada verso como si le perteneciera. En canciones como su éxito Couldn’t Be Me, la voz de Jessie se fundía con la de cientos de fans en un coro tan poderoso que parecía que la artista había convocado a un ejército emocional.
El repertorio fue un viaje sin frenos por su último álbum Paid in Memories, pero también hubo espacio para los himnos que la convirtieron en una fuerza imparable del R&B alternativo. Cuando sonó Figures o Mutual friend, la sala se convirtió en un confesionario colectivo. Mientras que con Oceans, su nuevo tema con Calvin Harris, la Wagon se transformó en una discoteca sudorosa y vibrante, con luces estroboscópicas y cuerpos en trance. Jessie bailaba, reía, gritaba. El público, también.
Un discurso reivindicativo que buscaba la "empatía"
Uno de los momentos más potentes llegó cuando antes de cantar Sola, su canción íntegra en español, realizó su intervención reivindicativa, que en otros conciertos culminaba con su lema “Fuck ICE”, tomó un giro inesperado. Siguiendo los consejos de su madre, según explicó ella misma, en vez de generar división y polémica, buscó la unión con el lema "Pure Love" que logró que corease al unisonó el público madrileño.
Durante todo el concierto, Jessie navegó entre el inglés y el español con un spanglish tan natural como su presencia escénica. Cuándo parecía que ya no quedaba nada más por decir, llegó el final. Jessie volvió al centro del escenario, y lanzó el primer verso de “FREE”. Fue un cierre que englobó su mensaje de empoderamiento que transmite en su último disco y logró trasladar a sus seguidores este martes en la sala wagón, con una declaración de independencia emocional: “I just wanna be free…”












